Interrelaciones entre nutrientes y fármacos
( Publicado en Revista Creces, Enero 1986 )

Los fármacos son sustancias ajenas al metabolismo normal y pueden competir con los nutrientes de los alimentos, alterando los procesos de absorción, metabolismo y excreción. Debido a que esto puede afectar los tratamientos, la automedicación y la autodosificación resultan peligrosas para la salud.

La relación entre los fármacos o medicamentos y los alimentos es conocida por los médicos desde el momento en que se utilizaron por primera vez y antes de la era racional de la medicina. Aún es factible señalar que el tema es tan antiguo como el comienzo del conocimiento de las enfermedades. Primero fue el uso de los derivados de las plantas, tanto para curar como para alimentarse, y es probable que el equilibrio entre una acción medicamentosa y la alimentaria haya sido más adecuada que en la actualidad. Al parecer antiguamente ya hubo preocupación por la necesidad de dar instrucciones sobre cuándo debía ser administrada una medicina con relación a las comidas ingeridas.

Con posterioridad se comenzó a comprender -aunque con poca claridad- que la composición química de los alimentos tenía alguna relación con el comportamiento de lo que por muchos años se llamó "remedios". Es sólo en las últimas décadas cuando se comenzó a vislumbrar que los fármacos podrían influir en los distintos procesos fisiológicos que hacen posible aprovechar los alimentos para nuestra nutrición y, a la inversa, cómo el estado nutricional de un individuo podría influir en la absorción, metabolismo y excreción de estos fármacos. Esto es lo que se llama una "interacción" y ha pasado a constituir un tema de interés creciente en los últimos años, reflejándose en numerosas publicaciones científicas.
Entendemos por nutrientes aquellas sustancias químicas importantes para la nutrición y que están contenidas en los alimentos. Los nutrientes del pan, por ejemplo, son los hidratos de carbono (almidón), las proteínas, grasas, sal, etc. Por otra parte, cuando hablamos de metabolismo nos referimos al conjunto de cambios físicos y químicos que ocurren en la célula y cuya misión es convertir los nutrientes y transformar los componentes celulares en energía utilizable para el funcionamiento de la maquinaria celular.


Fármacos, una gama amplia

Un fármaco es un compuesto químico que puede ser administrado o utilizado en seres vivos como una ayuda en el diagnóstico, prevención o tratamiento de una enfermedad; para el alivio de un dolor o para mejorar cualquiera condición fisiológica o patológica. Los fármacos pertenecen a un grupo de sustancias llamadas nutrientes o xenobióticos, que incluye, además, los colorantes, saborizantes, antioxidantes, etc., muchos de los cuales se encuentran incorporados en los alimentos que consumimos a diario.

Si el nutriente es una sustancia que afecta los procesos metabólicos o nutritivos del cuerpo, ya sea que estén presentes en la dieta diaria o se usen para suplementar una dieta inadecuada, funcionan para prevenir una enfermedad causada por un consumo inadecuado de nutrientes en general o de un tipo particular de ellos.

Cuando existe una mal nutrición oculta o subclínica, consecuencia de una enfermedad o de un déficit en el aporte de nutrientes, la interacción fármaco - nutriente cobra mayor relevancia.

Del análisis de todos estos antecedentes ha derivado el interés para establecer listas de las "interacciones" ya mencionadas, que pudieran en un futuro representar una guía de fácil consulta.

Citaremos a modo de ejemplo sólo algunas, y de las interacciones que se han clasificado y ordenado, como se indica en la Tabla 1.


Efecto de los fármacos en el estado nutricional


  1. Los que afectan el apetito

    Entre éstos hay algunos que lo aumentan como son los anticonceptivos y los antidepresivos, ambos de uso muy corriente. Otros, en cambio, llevan a la falta de apetito o anorexia cuando su uso es prolongado. Tal es el caso de los digitálicos (derivados de la digital o dedalera, planta de hermosas flores, la Digitalis purpurea) empleados en el tratamiento de la insuficiencia cardíaca. Otros fármacos llegan a producir inapetencia por una irritación importante del estómago (cloruro de potasio).

  2. Los que disminuyen la absorción intestinal de nutrientes

    Los más conocidos e importantes, por la magnitud de su uso, son los que aumentan la motilidad intestinal, tales como laxantes (catárticos). Así, productos como la vaselina líquida son capaces de interferir con la absorción de las vitaminas liposolubles. Sin lugar a dudas, la importancia clínica de tal interacción depende de sí se hace uso de estos fármacos por períodos muy prolongados. Otros, al modificar la flora intestinal, alteran la absorción de nutrientes. Tal es el caso de los antibióticos, siendo entre ellos la neomicina la que provoca más frecuentemente un síndrome de mala absorción.

  3. Efectos en el metabolismo de nutrientes

    En esta área se ha realizado una abundante investigación. Aquí citamos ejemplos aislados, como indicativos de una situación más general. Un hecho ya reconocido es que en pacientes que reciben tratamientos con anticonvulsivantes (fenitoína, fenobarbital, carbamazepina) puede producirse raquitismo en los niños y osteomalacia en los adultos. La causa de ello es que estos agentes provocan disminución de los niveles sanguíneos de la vitamina D, que es esencial para la formación y la mantención de la normalidad del hueso. Otros agentes a mencionar son la variedad de los llamados "antimetabólicos" usados en el tratamiento de afecciones malignas. Por ejemplo el metotrexato usado en cáncer, el que al desplazar un nutriente como el ácido fólico, esencial para algunas reacciones metabólicas, representa una "antivitamina".

  4. Los que afectan la excreción de nutrientes

    Esta forma de interacción ha sido verificada más fácilmente que las anteriores. El ejemplo típico es la pérdida de sodio y potasio inducida por diferentes tipos de diuréticos. Ello obliga generalmente a la suplementación de potasio en forma de sales o de alimentos ricos en este elemento, como las almendras, nueces, etc., durante largo tiempo.

    Algunos estudios han encontrado un efecto de la ingesta crónica de antiácidos en el metabolismo mineral, indicando que pequeñas cantidades de antiácidos conteniendo hidróxido de aluminio pueden provocar eliminación de fósforo y calcio originando desmineralización ósea. Esto hace pensar, por lo tanto, que la publicidad de uso de antiácidos y en general de otros fármacos por medios televisivos no es aconsejable, pues en general el televidente no visualiza claramente a qué riesgos se está exponiendo al ingerir substancias que no han sido recomendadas por el médico.

    La acidez puede comenzar en el estómago, pero con un antiácido cualquiera puede terminar muy mal.

La dieta

Se trata de un aspecto muy complejo. Una de las interacciones citadas en la literatura médica es aquella resultante del comer alimentos que contienen elevadas cantidades de tiramina por pacientes en terapia con inhibidores de las monoaminooxidasas (antidepresivos del tipo de isocarboxazida, tranilcipromina y otros). ¿Cuáles son estos alimentos? Para información de los gourmets, éstas son algunas de las delicias de la buena mesa como los quesos maduros del tipo "gruyere"; arenques, paltas, etc. ¿Y qué puede pasar? Un aumento de la presión arterial con sus diversas manifestaciones puede ser el resultado de la ingesta de tales alimentos. Parece difícil que un "gourmet" con tales preferencias pudiera tener una depresión, sin embargo, suele ocurrir.

Otros ejemplos de efectos de sustancias químicas contenidas en alimentos a las cuales se les ha reconocido propiedades potenciales para interacción con fármacos incluyen, por una parte, la bien documentada retención de sal y agua y consecuente disminución de la concentración de potasio en el suero sanguíneo, asociado con la ingesta de ciertas verduras como los repollos y repollitos bruselas. Por otra parte, el "síndrome de comida china" asociado con la excesiva ingesta de glutamato monosódico, aliño habitual de ese tipo de platos y cuyo efecto es aumentar la eliminación por la orina de ciertos fármacos, situación que tiene mayor importancia en pacientes epilépticos.

Algunos efectos de alimentos y bebidas en la acción de fármacos se muestran en la tabla 2. Es importante recordar también el uso difundido de dietas reductoras de peso del más variado tipo. Generalmente estas dietas se continúan por largo tiempo y podrían alterar el metabolismo de fármacos cuando, además de la dieta, se ingieren medicamentos. Se puede plantear, entonces, que la prescripción prolongada de fármacos obliga al médico a conocer la historia dietética del paciente.

En la literatura médica también se encuentran trabajos que hacen referencia a la disminución del efecto de los digitálicos en pacientes con algunas afecciones cardíacas que ingieren simultáneamente estos fármacos con salvado de trigo. Es importante, por lo tanto, seguir estrictamente las instrucciones en cuanto al horario en que deben ingerirse los fármacos con relación a las comidas.

Finalmente, pero no menos importantes, son los hallazgos recientes de que en estados nutricionales patológicos extremos como son la desnutrición y la obesidad, lo que sucede con los fármacos en el cuerpo ("disposición de fármacos") es diferente a lo que ocurre en sujetos normales. En este sentido se han realizado estudios en sujetos desnutridos en Chile y en la India (Instituto de Nutrición) en tanto que los estudios en obesos se han efectuado en su mayor parte en EE.UU. (Tuft University, Boston).

Conscientes de que por razones éticas es difícil la investigación en seres humanos, el doctor D. Roe, de la Universidad de Cornell, ha señalado la importancia de hacer estudios prospectivos para avanzar en este campo de la ciencia. Además, un estudio paralelo de vigilancia nutricional y farmacológica en los hospitales puede proporcionar relaciones estadísticas entre índices de estado nutricional e ingesta de drogas.

En Estados Unidos se han sugerido algunas medidas de salud pública (por ejemplo, suplementación de alimentos con vitaminas en usuarias de anticonceptivos), sin embargo, ello no ha alcanzado plena aceptación en las comunidades médicas y científicas.

Es imperativo, por lo tanto, que entre los médicos y el público haya conciencia de las "interacciones" entre fármacos y alimentos y que se fomente la toma de medidas a fin de evitar los riesgos. Entre éstas podrían estar: eliminar la automedicación; evitar las prescripciones médicas innecesarias; limitar los tratamientos con múltiples fármacos; controlar las ventas de fármacos sin receta médica y divulgar los efectos nutricionales de los fármacos.

¡Y usted, estimado lector, queda invitado a agregar otros ejemplos tomados de su experiencia!.



María E. Bravo

Químico Farmacéutico
INTA, U. de Chile.


Para saber más


(1) Nutrition and Drug Interrelations. Hatch and Coon. Academic Press. New York, 1978.


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