Saludable vitamina C
( Publicado en Revista Creces, Diciembre 1989 )

Algo extraño ocurre con las vitaminas. Para nadie resulta extraño que se recomiende su consumo, dado los indudables beneficios que acarrea a la salud. Sin embargo, curiosamente son los expertos en nutrición los más cautelosos al respecto argumentando que el prestigio de las vitaminas se encuentra tan arraigado en la población que se corre el peligro que un estímulo a su consumo pueda reemplazar - en la dieta de personas de bajo nivel cultural- a otros nutrientes vitales para el organismo como, por ejemplo, las proteínas.

No obstante, en la actualidad, la investigación en el área de las vitaminas sobrepasa largamente el ámbito de lo puramente nutricional y se extiende por diversas áreas de la Biología. En ese sentido, una de las vitaminas más estudiadas ha sido la vitamina C, a la que se le ha adjudicado un vastísimo espectro de aplicaciones terapeuticas.

Recientemente, Balz Frei, científico de la Universidad de California en Berkeley, ha agregado otro efecto beneficioso a la larga lista que ostenta la vitamina C. El observó que las reacciones de oxidación que ocurren en el torrente sanguíneo pueden ser prevenidas por el ácido ascórbico (nombre químico de la vitamina C) Reacciones de oxidación han sido inculpadas en el deterioro de importantes componentes sanguíneos como grasas, proteínas, e incluso, genes. Todas estas reacciones degenerativas se encuentran asociadas con enfermedades tales como cardiopatías coronarias, artritis y cáncer.

Nuestra exposición a los oxidantes es segura y continua. Están en nuestra dieta y en el ambiente, especialmente en aquellos contaminados con residuos del petróleo. También nuestro metabolismo es una fuente continua de oxidantes que es necesario eliminar. La forma más segura de hacerlo - parece obvio- es mediante antioxidantes naturales o sintéticos entre los que el ácido ascórbico es uno de los principales.

Frei observó que al adicionar sustancias oxidantes a la sangre el ácido ascórbico se oxidaba rápidamente y sólo cuando éste se agotaba comenzaba la oxidación de grasas y proteínas Para comprobar estos hallazgos, los investigadores de Berkeley eliminaron el ácido ascórbico desde sangre de individuos, normales la expusieron a oxidantes naturales y comprobaron que rápidamente tanto grasas como proteínas se deterioraban por oxidación. Si se adicionaba nuevamente ácido ascórbico, el sistema recuperaba su status normal y sus componentes se normalizaban.

El nivel de ácido ascórbico sanguíneo depende directamente de la ingestión por la dieta. En la actualidad se sugiere que una ingesta de 150 mg. diarios pone a un individuo normal a cubierto de los efectos dañinos de su carencia. Esto, para la dieta occidental significa un suplemento en frutas y verduras frescas que parece ser altamente recomendable.



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