Una amenaza doméstica: el arañazo del gato
( Publicado en Revista Creces, Julio 1989 )

Entre ronroneos, maullidos y juegos puede -repentina e inocentemente- producirse el súbito arañazo de nuestro felino regalón. Con un poco de mala suerte ese leve rasguño se puede transformar en una enfermedad bacteriana que es bueno conocer y mucho mejor, prevenir.

Entre las diversas patologías transmisibles de los animales al hombre (Zoonosis), la Enfermedad del Arañazo del gato (EAG) representa una entidad prácticamente desconocida para el público en general y de la que se debieran informar sobre todo las numerosas personas amantes de los gatos. Se trata de una infección bacteriana zoonótica, caracterizada por el desarrollo de una lesión primaria en el sitio del arañazo, seguida de una linfoadenitis regional subaguda.

La enfermedad generalmente es benigna y autolimitada, siendo considerada como la causa más frecuente de la linfoadenitis regional crónica en los niños.

Esta afección es causada por una bacteria gram-negativa que ha sido identificada en lesiones primarias por inoculación y en los ganglios linfáticos afectados.

En los tejidos infectados, la bacteria está limitada a las áreas de reacción inflamatoria y es de ubicación intracelular, encontrándose dentro de los ganglios linfáticos afectados y también en alto número en la pared de los capilares, en microabscesos y en el colágeno.

Se sospecha que la bacteria de la EAG se transmite directa o indirectamente por el gato doméstico, pudiendo este germen formar parte de la flora oral del felino, la cual es transferida a la región de las garras cuando el animal se lame sus miembros.

En el hombre, la infección con la bacteria EAG, generalmente se debe al arañazo de un gato, pero la enfermedad puede iniciarse al lamer el animal una zona herida de la piel del hombre. Es menos frecuente que la infección se deba a una herida por mordedura del gato, los que generalmente no muestran signos de enfermedad. A pesar de todo, la EAG parece ser una afección que no se adquiere fácilmente.

Sobre el 99% de los pacientes afectados por esta dolencia tienen una historia de contacto con gatos, aun cuando se ha informado que la EAG se ha presentado en individuos que habían sido rasguñados por perros, conejos, monos y otros animales, en los que sus heridas fueron contaminadas posteriormente por gatos.

La bacteria de la EAG no parece producir signos de enfermedad en la mayoría de los gatos portadores, aunque recientemente se ha encontrado un germen muy similar al que causa la EAG en los ganglios submandibulares de un gato siamés de seis años de edad. Si realmente esto correspondiera a la bacteria de la EAG, es posible que la infección con este microorganismo pudiera causar signos clínicos en algunos gatos.

La enfermedad es de distribución mundial afectando sobre todo a los niños, pues el 60% de los pacientes tienen menos de doce años.

Los signos clínicos comprenden la lesión primaria de la inoculación, la linfoadenopatía regional y signos sistémicos como fiebre, dolores musculares y anorexia.

La lesión primaria de inoculación se desarrolla una a dos semanas después del arañazo del gato en el sitio afectado, apareciendo la linfoadenitis regional la segunda semana después de la inoculación del germen causante, la cual debe ser diferenciada de otras causas de linfoadenopatía persistente.

El diagnóstico de la EAG en el hombre se hace basado en el hecho de haber sido arañado o mordido por un gato, por la linfoadenitis regional y por el resultado positivo del antígeno de Hanger-Rose, el cual es un preparado a partir de pus aspirado de ganglios linfáticos de pacientes con EAG. Reacciones positivas del antígeno de Hanger-Rose pueden persistir de por vida en pacientes que han hecho la enfermedad.

En la población general se ha encontrado un 5% de individuos positivos, un 18,5% en familiares con EAG y entre 12 a 29% en los veterinarios.

Hasta el momento no existe un tratamiento específico para esta enfermedad, recuperándose la mayoría de los pacientes completamente en un período de varios meses, aun cuando es ésta una patología producida por una bacteria, los antibióticos no demuestran acortar el curso de la enfermedad. Las personas recuperadas parecen quedar protegidas de por vida, no habiéndose informado de recurrencia en estos casos.

Los gatos sospechosos de transmitir esta bacteria aparentan buena salud y no manifiestan ser altamente peligrosos para todos los miembros de la casa.

Hay evidencias que los gatos que albergan este germen sólo son capaces de transmitirlo durante dos o tres semanas, por esta razón se considera innecesarios tener que eliminar a estos animales regalones.

Para minimizar la posibilidad que otro miembro de la familia contraiga la enfermedad se han sugerido algunas recomendaciones:

1- Limpiar rápidamente cualquier herida debido al arañazo y evitar que el gato lama alguna otra herida.

2- Lavarse cuidadosamente las manos después de acariciar a los gatos.

3- Coger los gatos en forma tal de impedir los arañazos o mordeduras.

4- En algunos países se recomienda la extracción de las garras de estos animales regalones.



Dr. Alfonso Court L.

Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias
Universidad de Chile.



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