Las secuelas de la guerra del golfo
( Publicado en Revista Creces, Agosto 1996 )

Las acciones de la Guerra del Golfo terminaron en Febrero de 1991. Sin embargo lo que allí sucedió aún les pena a muchos soldados americanos que participaron en ella. Cada vez son mas los que se quejan de numerosos síntomas que hasta ahora no tienen una explicación clara. Es lo que se ha llamado el "Síndrome de la Guerra del Golfo" y que incluye síntomas tan variados como dolor de cabeza, fatiga, dificultad de concentración, trastornos gastrointestinales, dolores varios y rash cutáneos.

Como cada vez más soldados (hombres y mujeres), se quejan de esos persistentes síntomas, las autoridades han estado investigando si todo esto es real o no, o si realmente esto corresponde a una enfermedad. Recientemente el Departamento de Defensa de U.S.A., anunció que ya ha gastado 80 millones de dólares en el seguimiento y evaluación de esta potencial enfermedad, pero que no habían tenido éxito en identificarla, ni menos habían encontrado la posible causa.

La discusión continúa, y ahora un grupo de investigadores privados (toxicólogos y epidemiólogos), dicen haber encontrado la causa (Science, Vol. 272, 26 de Abril de 1996, pág. 479). Ellos investigando en pollos, encontraron que si se exponían estos a insecticidas y drogas usadas durante la guerra, se les dañaba el sistema nervioso central, y los síntomas consecuentes de los animales, se parecían mucho a lo descrito por los veteranos de la guerra. Estos productos químicos ya habían sido ensayados separadamente en animales y no se había constatado ningún daño. La diferencia está, según los autores del trabajo, en que en este caso los animales se expusieron simultáneamente a varios de los productos químicos usados (insecticidas y drogas). Bajo estas circunstancias, se producía un evidente daño del tejido cerebral. Según los autores, fue la sobrecarga de estos productos la que no pudo ser controlada por los mecanismos detoxificantes normales. Más específicamente, sugieren que una enzima cerebral sería la que habría fallado: "la butiril colinoesterasa". Lo interesante de todo esto, es que la investigación fue financiada por el millonario Ross Perot, ex candidato a la presidencia de Estados Unidos.



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