Sobre piojos y piojentos
( Publicado en Revista Creces, Agosto 1996 )

Los piojos han reaparecido de nuevo en las cabezas de los niños de varios colegios, independiente de si sean privados, municipalizados o estatales. La información que aquí comentamos no debe sorprender a nadie, ya que esta situación se da hasta en las más altas circunstancias sociales. Los piojos también han aparecido este año en los mejores colegios particulares de Estados Unidos. Hace algunas semanas, el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta, encontró piojos en la cabeza del 8% de los menores. Lo mismo sucedió al investigar niños de la ciudad de Nueva York. Son numerosos los trabajos científicos de diversos países (Canadá, Inglaterra, Francia, Italia y Alemania), donde afirman que al buscarlos, se encuentran estos insectos en el 50% de las cabezas de los niños. Dentro de todo hay un hecho curioso: los negros no tienen piojos y no se sabe por qué.

Los piojos son insectos sin alas, pertenecientes al orden Onoplura. Se caracterizan por ser succionadores y por una pinza en la punta de sus patas, la que puede doblar hacia dentro para agarrarse fuertemente al pelo de su huésped. Se alimentan de la sangre que succionan. Se han descrito unas 250 especies diferentes de piojos en distintos animales (gallina, cerdo, perro, etc.), incluyendo al hombre.

El hombre aloja a dos distintas especies de piojos, conocidos por los nombres de Phthirius pubis o ladilla, y Pediculus humanus. Estos últimos con dos sub especies ecológicas: "capitis" (de la cabeza) y "vestimentorum" (del cuerpo o la ropa). El primero es un insecto de color gris y forma oval, con patas rosadas. Generalmente se transmite por el contacto sexual. De allí el elegante nombre de "papillons d`amour" con que lo conocen los franceses. El contagio se puede producir además al usar un excusado, situación poco frecuente porque se trata de insectos que no pueden saltar, pero que en todo caso es una buena excusa.

Excepcionalmente, estas ladillas se encuentran en otras regiones, como sobacos, bigotes o en la barba frondosa.

Las otras dos formas corresponden a los piojos de la cabeza y del cuerpo, ambos muy parecidos pero con comportamientos bastante diferentes. Los piojos del cuerpo, cuando están en reposos o no se están alimentando, viven en la ropa y colocan sus huevos en las fibras y pliegues de los tejidos. En este caso basta el cambio de ropa y el baño frecuente para lograr deshacerse de estos piojos. Ellos persisten sólo en las personas que viven y duermen con la misma ropa (vagos, soldados en las trincheras, etc.). Más grave que la picazón de estos insectos es la posibilidad de transmisión de algunas enfermedades, como el tifus exantemático epidémico (cuyo agente causal es la Rickettsia prowazechi) y la fiebre recurrente, entre otras. En tiempos pasados los piojos causaron verdaderas plagas, a tal punto que entre 1917 y 1923 se estima que murieron más de tres millones de personas en Europa a consecuencia de este tifus.

Durante el asedio de Granada, que duró varios años, una de estas epidemias diezmó a las tropas de los Reyes Católicos, y a partir de entonces se le conoció en España con el nombre de tardillo pintado. En aquella época la higiene no era mucha, sobre todo si se recuerda que la Reina Isabel la Católica prometió no bañarse hasta que cayera Granada y cumplió su promesa. En Chile recordamos las epidemias de tifus exantemático de 1939-1942, con todas las medidas de higiene pública que debieron ser tomadas.


Problema capital

El piojo de la cabeza es diferente. Desde luego no se conocen enfermedades transmitidas por él. Sin embargo, al hibridarse (cruzarse) con su primo hermano, el piojo de los vestidos (lo que ocurre muy raramente), puede pasar a ser un agente de gran peligro. Se trata de un insecto muy bien adaptado a la vida en el cuero cabelludo, en cuya superficie y en contacto con la base del pelo, coloca y cementa sus huevos. Estos son de color amarillo y miden casi un milímetro de largo. Después de 20 días se encuentran listos para eclosionar (salir del huevo), rompiendo la débil cáscara con sus patas para luego, con la cabeza afuera tragar aire que expulsa por el ano, lo que le ayuda a salir de su encierro. La cáscara vacía queda adherida la pelo, constituyendo lo que se conoce como "liendre". Salido del huevo, el piojo se alimenta de inmediato y diez días más tarde ya es adulto.

La vida aproximada del piojo de la cabeza es de un mes, tiempo en el cual la hembra puede colocar entre 50 a 100 huevos. Uno de los síntomas que acusan su presencia es la picazón, aún cuando ello es debido más bien a reacciones alérgicas y no a la picadura misma. Son frecuentes las infecciones secundarias debidas al rasquido.


Mitos o piojos

Tal vez uno de los mitos más generalizados y que carece de veracidad se refiere a que tener piojos en la cabeza es un signo de desaseo. Ello es cierto para los piojos del cuerpo, pero no para los piojos de la cabeza.

El lavado del cabello no siempre previene esta infección, como tampoco el largo del pelo, el uso de permanente "brushing", o simplemente no peinarse.

Lo curioso es que los adultos raramente tienen piojos en la cabeza, sin embargo en los niños se trata de una situación muy común, sean del nivel social alto, medio o bajo. Más allá de las condiciones de higiene del hogar, los investigadores estiman que puede deberse a una inmunidad adquirida, o tal vez a una distancia social que se da en el adulto y no en el niño. Así, por ejemplo, los niños acostumbran a usar la misma peineta en el colegio, las escobillas de pelo, las toallas e incluso los fonos de radio. Todos estos elementos pueden ser vehículos para la transmisión de los piojos.

Fuera de la cabeza los piojos son indefensos y no sobreviven más de 48 horas. Huevos y piojos mueren rápidamente en agua caliente, de modo que basta con lavar bien la ropa. No tiene objeto fumigar la casa para combatirlos. Para la ropa que no se puede lavar fácilmente, como frazadas, cubrecamas u otras piezas, basta guardarlas en un saco plástico por diez días. En estas condiciones los piojos mueren sin dejar descendencia.

Para el tratamiento y eliminación de los piojos basta lavarse la cabeza con insecticidas (lindano y moderadamente con piretroides). Hay que tener presente que con un lavado no basta, porque el insecticida no mata los huevos. De allí que sea necesario un segundo lavado siete o diez días más tarde.

Los piojos nos van a abandonar si es que estamos siempre alerta sospechando su existencia cada vez que veamos a los niños rascándose la cabeza. En ese caso es bueno tener un lente de aumento para identificarlos y proceder según las normas.



Un niño con piojos puede afectar a toda una clase. Tratar a todos los compañeros de curso no es suficiente, porque es muy probable que los hermanos en sus casas también los tengan. Por ello, a menos que todos se traten, difícilmente se pueden erradicar.


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