El comercio de órganos humanos
( Publicado en Revista Creces, Agosto 1996 )
Constantemente se oyen rumores de niños que son raptados y que se les extrae un riñón, para ser posteriormente implantado en otra persona. ¿Es esto cierto o han sido solo rumores? En la india las acusaciones son más reales, según lo afirman los cuatro hindúes que aparecen en la foto. Allí el comercio de órganos esta más consolidado. Se sabe que por un riñón se paga hasta 30.000 dólares. El medico que lo extrae cobra 1.000 dólares.
¿Cuántos son robados y cuántos no?, es algo que tienen que ver los jueces, pero se conocen casos de médicos que han reconocido haber extraído un riñón sin consentimiento. Lo cierto es que para detener este comercio se ha aprobado una ley que prohibe la venta de órganos. Sin embargo Rishi Raj Kishore, ayudante del Director General de Salud de la India teme que, a pesar de ello, el comercio ilegal de órganos se incrementará en el futuro (Scientific American, Marzo 1996).
En China se extraen los órganos de los prisioneros ejecutados. En otros países como en Austria, se ha generalizado lo que se llama "consentimiento presumido", que reglamenta la extracción de órganos a pacientes con muerte cerebral, aún cuando sigan funcionando los demás órganos. En nuestro país también se ha estado discutiendo algo semejante en el Congreso.
La donación de órganos, sin duda que es una necesidad. Cada vez es más el número de pacientes que esperan angustiosamente un corazón, riñón, hígado o médula.
La viabilidad del órgano a implantar, depende del tiempo que transcurra entre el paro de la circulación sanguínea y su extracción. La legislación, en la mayor parte de los países asiáticos, señala que el órgano debe extraerse sólo después que el corazón haya dejado de latir. Pero desgraciadamente no se puede esperar mucho, ya que a los pocos minutos de suspendida la circulación sanguínea comienza el daño del órgano y después de un tiempo ya no es útil.
En Japón se está tratando de cambiar la ley y las actitudes para hacer posible las donaciones a nivel internacional. Pero las disparidades en la situación económica de otros países presentan serias dificultades. En 1994 una compañía japonesa se vio forzada a abandonar su programa de extraer riñones de donantes de Filipinas. Japón trata de llegar a un arreglo con los países vecinos más pobres, pero hasta ahora no lo ha conseguido.
De acuerdo a Kishore, en la India hay suficientes pacientes con muerte cerebral como para satisfacer todas las necesidades del país. El problema es convencer a las familias para que estas donaciones sean posibles. En el caso de China, las necesidades se satisfacen con los prisioneros ejecutados. Aun cuando su número se mantiene en secreto, se estima que este puede oscilar entre 3.000 y 20.000 prisioneros cada año. En este caso parece que habría consenso por parte de ellos. Sin embargo algunos mal pensados, creen que está aumentando el número de ejecuciones. Robin Munro observador de los Derechos Humanos, cree que se están haciendo ejecuciones lentas, para darles más tiempo a los equipos que hacen los trasplantes. En algunos distritos parece que se ha reemplazado el balazo en la nuca, por inyecciones letales que prolongarían la circulación. Estas u otras espeluznantes historias que se cuentan, en nada ayudan a favorecer los consentimientos de los parientes de enfermos de muerte cerebral.
Tal vez sea una simple coincidencia, pero aun en los países en que las donaciones son voluntarias, por lo general la situación económica del donante, es bastante peor que la del receptor. Tal vez el problema se solucione cuando sean posibles los trasplantes de una especie a otra. En el último tiempo parece haberse avanzado bastante en el trasplante de órganos de cerdos a Hombres. Sin embargo, aún quedan barreras inmunológicas que solucionar.
La donación de órganos, sin duda que es una necesidad. Cada vez es más el número de pacientes que esperan angustiosamente un corazón, riñón, hígado o médula.