Dilemas éticos en la ciencia actual
( Publicado en Revista Creces, Enero 1999 )
Necesariamente los progresos científicos traen cambios. En estas áreas es particularmente difícil comparar beneficios con riesgos. ¿Cómo puede decidirse entre la experimentación animal y los derechos de los animales? ¿Pueden clonarse los regalones? ¿O los humanos?
Todos los progresos en ciencia y tecnología tienen un impacto en nuestras vidas. La mayoría de las veces éstos son muy positivos. Así por ejemplo, los antibióticos, los computadores, y la electricidad han hecho nuestras vidas más seguras, más confortables y más fáciles. Pero también los descubrimientos pueden traer sufrimientos e injusticias, como por ejemplo la guerra nuclear, la polución o los accidentes de las carreteras. ¿Cómo podemos discernir cuál es el uso correcto o equivocado de la ciencia? Esta difícil decisión está en el reino de la "ética".
Muy pocos pueden discutir la fórmula química del ácido sulfúrico o el nombre correcto de los huesos del esqueleto humano, pero cuando llegamos a las interrogantes éticas y de qué es correcto y qué no lo es, nace el desacuerdo. Frente a problemas como los tests genéticos y los ensayos clínicos necesariamente entran a intervenir diferentes puntos de vista religiosos a culturales. Además, para mayor confusión, lo que es aceptable varía con el tiempo. En el año 1967 fueron muchos los que condenaron el primer trasplante cardiaco, por no ser natural. Pero ahora la mayor parte de las personas acepta esta operación si con ello se salva una vida. A lo mejor, en 30 años más también será aceptado con agrado el trasplante de órganos de animales al hombre, por las mismas razones.
La experimentación con animales
A menudo el equilibrar los beneficios con los riesgos provoca fuertes sentimientos, como por ejemplo la experimentación con animales. En general los animales se usan experimentalmente con tres objetivos: investigaciones médicas, ensayos de cosméticos e investigaciones transgénicas (agregado de algún gene extraño para que produzcan algún producto químico). Todas ellas plantean diferentes cuestionamientos cuando se quiere evaluar riesgos versus beneficios.
Cada año se salvan miles de vidas por el progreso de la medicina y técnicas quirúrgicas, que previamente se han ensayado en animales. Las investigaciones del cáncer, de las enfermedades mentales y las enfermedades neurológicas, y en general de todas aquellas que requieren de nuevos tratamientos descansan sobre la experimentación animal. En estos casos, la mayoría de las personas están de acuerdo que los beneficios, en término de reducir sufrimiento humano, contrarresta el inevitable sufrimiento causado a los animales. Así por ejemplo, en el año 1990 se realizaron en animales 3.2 millones de experimentaciones (Fig. 1).
Otros animales (en menor número) se han estado usando para ensayar cosméticos a correcciones estéticas. En estos ultimos, el balance parece inclinarse en la otra dirección.
Algunos de estos ítems son indudablemente necesarios, pero ¿está bien utilizar animales para un nuevo maquillaje o desodorante? Para ello, bien pueden las empresas usar otras técnicas que se sabe son seguras.
"Los animales transgénicos", que portan genes humanos o de otras especies, se están usando para ensayar nuevos tratamientos para enfermedades como por ejemplo la anemia de células falciformes. También mediante ellos se pueden desarrollar nuevas drogas, creando ovejas o vacas transgénicas a las que se les han introducido genes humanos para inducir la producción de proteínas especificas que se excretan en su leche. La clonación de la oveja Dolly fue creada como parte de estos programas (aun cuando ella misma no es transgénica). En este caso la experimentación es tan nueva que es difícil por ahora juzgar los riesgos y beneficios a largo plazo.
Algunos sostienen que los animales tienen derechos y que nunca deben ser utilizados en experimentos, aun cuando ello signifique beneficios para los humanos. Ellos arguyen que al chimpancé o a los animales de corral o a las ratas que no son miembros de nuestra especie, no tenemos derecho a utilizarlos como nos plazca. Los activistas de los derechos de los animales creen que los humanos son culpables de "especidio", un concepto sugerido en el año 1975 por el filósofo australiano Peter Singer. Aun si argumentamos que los humanos tenemos mayor derecho, porque somos racionales y tenemos conciencia propia, afirman que hay que reconocer que también el chimpancé tiene inteligencia, en alguna forma conciencia propia y un sofisticado comportamiento social.
Regulando los experimentos: las tres "erres"
El gobierno inglés, consecuente con estos problemas éticos, en 1986 proclamó los "Animals Act" con el objeto de controlar la experimentación animal. Dos investigadores, financiados por las "Universities Federation for Animal Wellfare", incorporaron el principio de "las 3 Erres", que se venía incubando desde 1959. Rex Burch y Wiklliam Russell viajaron a entrevistar a los científicos con el objeto de inducir a mejorar las prácticas de la experimentación animal. El programa se llamó ""3 Erres"", para englobar tres conceptos: "Reducción", "Refinamiento" y "Reemplazo". La Reducción se refiere a disminuir el número de animales en los experimentos, por ejemplo armonizando las regulaciones entre los diferentes países para que los experimentos no tengan que repetirse en cada uno de ellos para aceptarse como válidos. El Refinamiento tiene por objeto el extraer el máximo de información de un mínimo de experimentos. El Reemplazo se refiere a los esfuerzos necesarios para reemplazar los experimentos en animales superiores por organismos inferiores, como por ejemplo las jaivas-herraduras, cortes de tejidos, cultivos celulares y modelos computacionales (figura 2). En teoría, un investigador científico no debe usar animales en la investigación si la información puede obtenerse por otros métodos. Pero en la práctica, por ahora son escasos los reemplazos aceptados como alternativas válidas a los experimentos en animales.
En lugar de animales, afirman algunos, bien pueden las investigaciones realizarse en ensayos médicos. Las experiencias clínicas en humanos que se desarrollan antes que una nueva droga o un tratamiento quirúrgico esté disponible, difieren de los tests animales en dos aspectos discriminatorios de éstos:
En primer término, los voluntarios de los ensayos médicos dan su consentimiento plenamente informados. Los animales, por razones obvias, no pueden consentir. Los, reclutados en ensayos clínicos generalmente no incluyen niños, mujeres embarazadas (porque los fetos pueden exponerse a la droga) ni prisioneros.
En segundo lugar, nunca debe existir ninguna intención de causar daño a los voluntarios. Esto no sucede con los animales, a los que en la mayoría de los casos se les mata al final del experimento, aunque hay requerimientos legales para producirles menor dolor.
Claro que también existen serios problemas éticos en los ensayos en humanos. Para obtener información válida para un nuevo tratamiento es necesario contar con un grupo control de voluntarios que reciben un tratamiento falso o placebo, para así poder comparar los resultados. Pero los pacientes que están gravemente enfermos están ansiosos por recibir el mejor tratamiento. Algunos médicos piensan que privar de tratamiento a la mitad de los pacientes es inaceptable. Por otra parte algunas veces es difícil reclutar pacientes para ensayos, aun cuando posteriormente el grupo tratado y de control se cambie.
La bioingeniería y la ingeniería genética plantean también una serie de problemas éticos. En estas tecnologías los "genes" constituyen el material básico, y ya se puede disponer de genes útiles alrededor de todo el mundo (genes para poblaciones humanas, plantas tropicales y aun para plantas del fondo del océano). Pero ¿a quién pertenecen esos genes y quién se va a beneficiar de su explotación?
En la Convención de Biodiversidad de Naciones Unidas, celebrada en la reunión de la Cumbre de Río en 1992, se trató de analizar estas preocupaciones. En esa ocasión se intentó introducir y reforzar algunas regulaciones éticas. En lugar de considerarlos como recursos biológicos pertenecientes a los países de origen, las células y los genes se deberían mirar como una propiedad común de la humanidad.
Hasta entonces, cualquier compañía farmacéutica podía tomar muestras de plantas o de suelo de cualquier país y llevárselas sin preguntarle a nadie. En estas muestras, la compañía podía buscar sustancias químicas apropiadas por ejemplo, para fabricar antibióticos o analgésicos. Si encontraban algún producto, este pertenecía sólo a la industria que había hecho el hallazgo. Ahora las compañías tienen que llegar a acuerdos con los gobiernos antes de colectar cualquier muestra, y parte de los beneficios del uso de drogas derivados de ella, deben volver al país de origen de donde se tomó la muestra.
Los dilemas éticos son más sensitivos cuando se trata de genes humanos. El "Proyecto de Diversidad del Genoma Humano" se está realizando con muestras de DNA de poblaciones distribuidas en diferentes partes del mundo. El proyecto actual del "genoma humano" que se inició en 1990 tiene por objeto llegar a identificar los 60.000 u 80.000 genes que posee el ser humano. En base a él se pretenden estudiar las diferencias étnicas de distintas poblaciones del mundo. De este modo se intenta recolectar información acerca de enfermedades prevalentes, para identificar posibles causas genéticas y potencialmente llegar a algún tratamiento. Sin embargo, muchos grupos nativos americanos en los Estados Unidos se oponen a que sus genes sean estudiados, y que esa información se utilice posteriormente para algún tipo de discriminación contra ellos.
Mejorando la naturaleza plantas genéticas
Ya se están cultivando en campos abiertos diversas plantas que han sido modificadas genéticamente. Para introducir esos genes al interior de las células de esas plantas se han usado como transportadores, tanto bacterias modificadas como también virus. Los investigadores dicen que mediante estas tecnologías pretenden contribuir a incrementar las cosechas para satisfacer la creciente demanda de la población mundial. Los genes que han introducido pueden, entre otras cosas, proteger a las plantas de pestes o hacerlas más resistentes al uso de herbicidas. Pero los críticos sostienen que haciendo a las plantas más resistentes a los herbicidas y que éstos combatan sólo a las hierbas se está incentivando a los agricultores para que sean descuidados. Si el herbicida no daña a sus plantas, ellos pueden hacer un uso exagerado de él.
Pero hay también otro peligro: los genes que dan resistencia a las plantas podrían transferirse a las especies naturales y así éstas también hacerse resistentes. Se puede suponer por ejemplo que el gene para la resistencia de herbicida pase a una hierba, creándose así una superhierba que llegue a dominar el ecosistema. Esto alarma a muchas personas que quieren detener este tipo de modificaciones genéticas hasta cuando no se conozca más acerca de los riesgos que se están corriendo.
Lactantes futurísticos más allá del tubo de ensayo
Pero no es sólo la reproducción de las plantas lo que nos perturba. En la actualidad ya hay 13 formas diferentes de concebir un embarazo sin que haya una relación sexual. "La fertilización in vitro" (IVF) es una técnica bien establecida, llegando a lo que se ha llamado "niños de tubos de ensayo". Estas técnicas ahora incluyen el uso de donantes de espermios y de óvulos, como también de embriones congelados. En el futuro las mujeres podrán también tener sus propios críos, clonando sus propias células. "La reproducción asistida" tiene los beneficios obvios de hacer posible la maternidad a paternidad en parejas infértiles, lesbianas, mujeres pos-menopaúsicas o mujeres que desean tener una hija sin intervención del padre. Pero para algunos esto plantea problemas éticos. Por ejemplo, el costo de la IVF haría disminuir las adopciones por parejas infértiles. O que la madre que concibe en la edad pos-menopaúsica no le ofrezca suficiente cuidado a su hijo antes que éste alcance la edad adulta.
En las técnicas IVF, las drogas que inducen la fertilidad son indispensables, pero su uso hace evidente el riesgo de embarazos múltiples (este riesgo se eleva de 1 a 2% y hasta el 25%). Podría aparecer como positivo el que una pareja infértil tenga mellizos o trillizos, pero hay muchos riesgos asociados con los embarazos múltiples. La madre tiene más posibilidades de complicaciones, como hipertensión arterial, o los niños pueden nacer prematuramente, lo que aumenta en ellos los riesgos futuros de su salud. Una forma de enfocar este problema es la que se ha llamado "reproducción selectiva": uno o más de los fetos se aborta para darle así mejores posibilidades al que queda. En cualquier caso ésta es una difícil decisión. El problema ético es por una parte el aborto en sí, y por otra, el dilema de qué feto sacrificar, si ambos tienen el mismo derecho para sobrevivir.
En relación a esto, se plantean muchos otros problemas éticos. Muchas personas piensan que el interferir en los procesos de reproducción no es natural y acusan a los médicos de "jugar a Dios". También hay problemas éticos en lo que se refiere a los derechos parentales y responsabilidades de todos los comprometidos en estos procesos reproductivos (fig. 3). Cuando separamos la paternidad biológica de la social estamos impactando en forma radical lo que actualmente entendemos como una familia.
También la fertilización in vitro, ha llevado a la creación de "embriones de repuesto", que no son implantados en el utero. ¿Qué se debe hacer con ellos? Los padres pueden decidir congelarlos para futuros usos, donarlos para investigaciones o dejarlos morir. Sin duda, ello también acarrea problemas éticos.
También es posible crear embriones en tubos de ensayo específicamente para investigaciones. Cómo se toma esto depende del status que se le dé al embrión. Bajo las leyes inglesas, al embrión se le considera menos que a un niño o a un adulto, pero aun así se estima que debe dársele un tratamiento respetuoso. Es así como allí se permite la investigación en embriones humanos hasta que éstas tengan una edad de 14 días después de la fertilización, lo que es estrictamente controlado por el Human Fertilisation and Embriology Authority.
Finalmente, gran controversia se ha producido en torno a la posibilidad de la "clonación humana". Tenemos que distinguir entre la clonación de células para posibles usos médicos de un paciente y la clonación completa de un niño. Los tejidos clonados pueden utilizarse para trasplantes, en cuyo caso la clonación humana tendría un beneficio potencial. Pero la mayor parte de las personas estiman que la clonación humana es inaceptable, especialmente porque se considera como una ofensa contra la dignidad humana, y porque cada individuo tiene el derecho de tener su propia identidad genética.
Pero han aparecido otros tipos de clonaciones que no son humanas, sino de los animales regalones (Creces, Noviembre 1998, pág. 5). Muchos están tratando ahora de que sus regalones sean clonados, pero ¿tiene también el animal derecho a su propia identidad genética? ¿Debiera también prohibirse este tipo de clonaciones? O por otro lado ¿podrían clonarse para mantener a sus dueños felices y también para progresar en la investigación?
Pruebas genéticas difícil elección
Los avances en la ingeniería genética están permitiendo el tratamiento de enfermedades genéticas. Las enfermedades producidas por un solo gene alterado son poco frecuentes, afectando aproximadamente al 1% de la población, pero sin embargo, también tienen un componente genético otras enfermedades, como el asma, diabetes y el cáncer. Hoy día ya es posible identificar las familias de alto riesgo, o poblaciones, mediante tests genéticos que ponen en evidencia genes defectuosos (fig. 5). Por ahora es un número limitado, pero en la medida que se vaya completando el proyecto del genoma humano, muchas otras se podrán también identificar. Ciertamente que en el futuro los tests genéticos van a ser mucho más frecuentes. También es posible imaginar la terapia génica, consistente en insertar genes normales al interior de las células para reemplazar o inhibir genes anómalos. Ello, tanto en células somáticas como también en células germinales.
Hay una clara ventaja en la medicina basada en los genes. Mediante estas técnicas se puede hacer el diagnóstico prenatal de enfermedades graves como la anemia de células falciformes, lo que permite a la familia la opción del aborto, que aliviaría los sufrimientos de un niño nacido con alguna de esas enfermedades y ahorraría también los sufrimientos de la familia. También existen tests que se pueden aplicar a adultos para conocer su susceptibilidad a algún tipo de cáncer y tomar así la precaución de controles médicos frecuentes. También tests que individualizan familias en riesgo, si en uno de sus miembros es negativo permite tener planes futuros con más confianza.
Los tests genéticos tienen también riesgos y costos. En primer término los tests prenatales y el aborto consecutivo significa negar a un niño su derecho a la vida. Desde luego, siempre existe la duda de cuán grave podría ser la enfermedad después del nacimiento. Ello sin duda que es un problema ético. ¿Podría, por ejemplo, un matrimonio decidir no tener un niño diabético si se descubrieran los genes responsables de ello, pero sin embargo, con un tratamiento adecuado podría sobrellevar una vida relativamente normal?
Podría ser también que los padres no desearan tener un hijo calvo de nacimiento o deficiente mental o por último homosexual, y de este modo escoger embriones sin estas malformaciones genéticas. En 1997 se realizó una encuesta Gallup en Inglaterra en la que se preguntó a los padres que en el supuesto que se pudieran elegir genes que impidieran esta patología, si estarían dispuestos a tomar esa chance.
Un 18% manifestó que decidiría un aborto si su hijo fuera a ser genéticamente agresivo. Un 10% manifestó lo mismo si su hijo fuera a ser homosexual. Finalmente un 5% manifestó que tomaría la chance si existiera el mecanismo genético para hacer a su hijo físicamente más atractivo. El desarrollo de estas posibilidades podría conducirlos a una sociedad con una subclase genética, repitiéndose así los horrores de la Alemania Nazi.
También existe la posibilidad de que a través de tests genéticos se llegue a discriminar individuos. Es muy posible que en el futuro las compañías de seguros rehusen recibir personas que sean portadoras de algún gene anómalo. También preocupa que en el futuro los empleadores usen los tests genéticos para seleccionar a sus empleados, lo que también significa serios problemas éticos.
Igualmente los tests genéticos pueden ser causa de sufrimientos psicológicos en las familias en riesgo, particularmente en aquellos que el riesgo involucra enfermedades incurables, como por ejemplo, la enfermedad de Creuzfeldt-Jakob (CJD) en su variedad genética o la enfermedad de Hungtington, ya que estas enfermedades inician su sintomatología cuando el individuo está en la edad media de la vida. Un test positivo al nacer significa una verdadera sentencia de muerte anunciada. Ellos, mientras tanto, están sanos y pueden tener hijos, que también pueden tener el gene respectivo alterado. Es por todas estas razones que los tests genéticos deben hacerse sólo en centros especializados, donde se logre proporcionar toda la información y el consejo genético apropiado.
Todas estas implicancias éticas a las que está llevando el avance de la medicina, están obligando a muchas universidades a crear departamentos éticos. Su trabajo va a jugar un rol cada vez más preponderante en la decisión de qué está bien y qué está mal en los progresos científicos.
Susan Aldridge
LA ETICA ES EL CAMINO PARA RESPONDER PREGUNTAS DE QUE ES CORRECTO Y QUE ES EQUIVOCADO
La ética es el estudio de los valores morales en la conducta humana y de las reglas y principios para gobernarla. A menudo conocida como "filosofía moral", busca diferenciar entre lo buena y lo malo, y la forma de implementar las reglas. La espinuda pregunta de como definir bueno y malo, está sólo en el corazón de quien toma la decisión. El filósofo griego Platón, decía que es la pregunta más difícil de contestar en la vida real. ¿Qué es bueno? Es difícil saberlo y los expertos no siempre están de acuerdo.
Las filosofías básicas en lo que concierne a la ética caen en dos clases: intrínsecas y extrínsecas. Intrínsecas son aquellas que son equivocadas en sí mismas, como las armas nucleares o la clonación humana. Las extrínsecas se refieren a la aplicación de desarrollo, neutro en sí mismo, pero abierto a los malos usos, que son causa de daño a otros. Esta clasificación incluye a nuevas drogas o a automóviles muy poderosos.
Muchos de los argumentos éticos se balancean con el peso del riesgo y el peso del beneficio. El análisis del riesgo es la base del sistema ético, llamado "utilitarismo", cuyos exponentes principales incluyen a los filósofos John Stuart Mill (1806-1873) y Jeremy Benthain (1784-1832).
Mirándolo muy por encima, el utilitarismo arguye que las cosas son correctas o incorrectas en la medida que proporcionen placer o dolor, ya sea en los individuos o en las comunidades.
Otro pensamiento de la ética se basa en lo que se ha llamado "la ley natural". En este caso las decisiones éticas son hechas en base de cuán "antinatura" es un desarrollo científico. Bajo esta ley natural la ingeniería genética es intrínsecamente equivocada, como también es la fertilización in vitro. Pero la idea que lo natural es bueno y lo no natural es malo tiene sus debilidades.
Desastres naturales, como un terremoto o una erupción volcánica, causan inmensos daños y sufrimientos, del mismo modo que muchas plantas contienen sustancias tóxicas. Por otra parte, también se puede argumentar que todo desarrollo científico es, en alguna medida, no natural. La ley natural, también refuerza el respeto al mundo natural y toca al concepto de dignidad humana: la gente no puede usarse como un medio para un fin, ya que tiene valor en sí misma. Según ella, debería prohibirse la generación de embriones o el desarrollo de fetos para usarlos en la cirugía de trasplantes.
No son sólo la biología y la medicina, las que plantean dilemas éticos. Tomemos par ejemplo el largo debate sobre el poder nuclear. Los partidarios afirman que es una fuente de energía limpia que podría ayudar a salvar al mundo del calentamiento y además proveer a los países en desarrollo con la energía que van a necesitar en el futuro. Los críticos ponen énfasis en los grandes accidentes nucleares que han sido provocados por estas industrias.
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Artículo traducido de New Scientist. Inside Sciencie N°14. Octubre 17, 1998. Susan Aldridge es autora del libro"Magic Molecules". (Cambridge University Press Inglaterra).