La administración de plasma joven revierte el envejecimiento en seres humanos.
( Creces, 2018 )
Si bien es cierto que la enfermedad de Alzheimer no tiene tratamiento, siempre es útil su diagnóstico precoz ya que las drogas tienen mejor efecto mientras antes se inicie el tratamiento.
Para lograr este objetivo Mariana La Rocca de la Universidad de Bari en Italia y sus colegas, desarrollaron una máquina que lee los algoritmos, que permiten pesquisar cambios estructurales del cerebro causados por esta enfermedad.
Primero pesquisaron los algoritmos usando un escáner 67 MRI, en 38 sujetos que tenían Alzheimer y 29 que no lo tenían.
La idea era enseñar el algoritmo para discriminar correctamente entre el cerebro con y sin la enfermedad. Para ello los investigadores dividieron cada cerebro en pequeñas regiones y analizaron la conectividad neuronal entre ellos sin asumir el tamaño ideal de las regiones.
Encontraron que el algoritmo era más acucioso en la identificación del Alzheimer cuando las regiones eran comparadas entre 2250 a 3200 milímetros cúbicos. "Esto fue sorprendente, ya que este es un tamaño similar al de las estructuras anatómicas que se alteran en esta enfermedad, como son la amígdala y el hipocampo" dijo La Rocca.
Luego el equipo ensayó el algoritmo de un segundo grupo de escáner de 148 sujetos. De estos, 52 eran saludables, 48 tenían Alzheimer y 48 tenían un daño cognitivo mediano (DCM) que no desarrollaron Alzheimer en un período de seguimiento que varió entre 2 y 9 años más tarde.
La inteligencia artificial distinguió entre un cerebro saludable y uno con Alzheimer con una acuciosidad de 86%. Pero lo más crucial es que pudo también señalar la diferencia entre el cerebro saludable y los cerebros con DCM, con una acuciosidad de un 84% (arxiv.org/abs/1709.02369vi).
Estos resultados demuestran que los algoritmos pudieron identificar cambios cerebrales propios del Alzheimer una década antes que aparecieran los síntomas clásicos de Alzheimer.
En la actualidad se sabe que la enfermedad de Alzheimer está ligada a la aparición en el cerebro de placas de beta-amieloide y depósitos de conglomerados tau. En la actualidad existen también test sanguíneos biomarcadores de estas anomalías, que para el diagnóstico precoz del Alzheimer pueden incluso ser más simples y baratas, pero que aún hoy día no están disponibles en el mercado.
(para ver más: Anil Ananthaswamy. New Scientist 23 septiembre 2017)