Una vacuna para el Alzheimer
( Publicado en Revista Creces, Octubre 1999 )

Hasta ahora las vacunas han sido útiles para prevenir las enfermedades infecciosas, por lo que parece extraño pensar que podrían también ser útiles para prevenir la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, experiencias recientes en ratas abren una enorme posibilidad para la prevención y el tratamiento de esta enfermedad mediante una vacuna.

Una de las características de la enfermedad de Alzheimer es la formación de placas de amieloide (una proteína) en los espacios entre las células del tejido cerebral afectado, lo que algunos piensan que es la causa de la misma.

Un equipo de investigadores de Elan Pharmaceutical en South San Francisco, describió en la revista Nature (vol. 400, 1999, pág. 173) que al inmunizar con la proteína Beta-amieloide (el fragmento proteico que constituye la placa) a ratas manipuladas genéticamente para que desarrollen una enfermedad parecida al Alzheimer, se consigue prevenir la formación de placas y también limpiar el tejido de las ya formadas.

"Este hallazgo hace pensar que se podría fabricar una vacuna con Beta-amieloide para prevenir o tratar la enfermedad en los seres humanos", dice Peter St. George Hyslop investigador de la Universidad de Toronto. Sin embargo, otros piensan que la noticia es demasiado buena para ser cierta. Una cosa son los resultados en ratas y otra es que los mismos se puedan observar en humanos


¿Qué se conoce del Alzheimer?

El Alzheimer se caracteriza por pérdida progresiva de la memoria y por alteraciones del juicio. Es característico de esta enfermedad la acumulación de una proteína llamada Beta-amieloide en el tejido cerebral, en los espacios que existen entre las células. Esta proteína es el producto de la degradación de otra proteína mayor, llamada APP. En condiciones normales, el Beta-amieloide que se está produciendo es removido rápidamente del organismo. En la enfermedad de Alzheimer, la proteína que se deposita es anómala, ya que tiene dos aminoácidos más que lo normal. Ella es insoluble y por eso se acumula formando placas en el cerebro.

Muchos investigadores piensan que estas placas son las que provocan los síntomas del Alzheimer. Sin embargo, otros piensan que el depósito de las placas corresponde a un efecto secundario, y que los síntomas se deben al depósito de otra proteína, llamada tau, que se deposita formando marañas en el interior de las células nerviosas.

Existe una forma de Alzheimer, poco frecuente, que es genética y que se presenta a una edad mas temprana. En ella se ha individualizado el gene culpable que tiene que ver con la formación de placas de Beta-amieloide. Dale Shenk de Athena Neurociences en South San Francisco y colaboradores, consiguieron manipular este gene en ratas, logrando así producir una cepa de ellas que depositaban amieloide en el tejido cerebral, y que edemas desarrollaba algunos síntomas cerebrales. Ahora es el mismo Shenk, junto a sus colaboradores, quien utiliza este modelo experimental para producir anticuerpos contra el Beta-amieloide y prevenir así la formación de placas. La idea parecií descabellada ya que había que aceptar que el anticuerpo que se podía producir tendría que atravesar la barrera hemato-encefálica, que normalmente impide el paso de cualquier sustancia de la sangre al tejido cerebral. "Pero nosotros sabíamos que esta barrera no era absoluta", dice Shenk.

El hecho es que los investigadores inyectaron Beta amielo insoluble a ratas jóvenes mutadas antes que se iniciara el depósito de amieloide, y observaron que ellas no llegaban a depositar esta proteína. Cuando mas tarde inmunizaron ratas de la misma cepa, pero de más edad (cuando ya las placas estaban formadas y además ya tenían síntomas de daño), observaron que su depósito disminuía grandemente. Un grupo control de las mismas ratas, a las que les inyectaron otra proteína, desarrollaron grandes placas de amieloide, además de alteraciones de algunas neuronas. En el cerebro de esas ratas a las que se les inyectó el Beta amieloide encontraron evidencias de una respuesta inmune: había entre las células nerviosas pedazos de amieloide unidos con anticuerpo y podían, además, visualizar microglias (las células inmunológicas del cerebro) que estaban llenas de amieloide que ellas habían captado y removido.

"La presencia de anticuerpos en las places de amieloide que quedaban, era una demostración de que el anticuerpo había atravesado la barrera hemato-encefálica", dice el neurólogo Lawrence Steinman de Medical Center de la Universidad de Stanford. "Si la proteína del amieloide se une con el anticuerpo, ésta no se puede agregar para llegar a formar placas".


Ahora hay que ensayar en humanos

¿Pero funcionará esto en los seres humanos? Antes de ensayarlo habría que estudiar las reacciones posibles de autoinmunidad, lo que los investigadores esperan tener terminado antes de fines de año (1999). Para ir avanzando, los investigadores ya han solicitado al Food and Drug Administration de USA, el permiso para iniciar las experiencias clínicas, tratando pacientes con inyecciones de Beta-amieloide. Si los síntomas regresan, o si su avance se detiene, ya se podría pensar en una vacuna para prevenir la enfermedad. Ella podría aplicarse a los mayores de 60 años.

A pesar de estos notables resultados, no todos los investigadores están tan optimistas. Algunos creen que el depósito de estas placas de amieloide pueden ser sólo un subproducto y no la causa real de la enfermedad. "En tal caso, el anticuerpo contra el Beta-amieloide podría remover la placa y limpiar el cerebro, pero no se modificarían los síntomas", dice el mismo St. George-Hysbop. En todo caso, para cantar victoria, habrá que esperar el resultado del ensayo clínico.


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