Nuestra salud en el siglo XXI
( Publicado en Revista Creces, Octubre 1999 )

Es un justo anhelo el que alcancemos algún día a garantizar el acceso igualitario y oportuno a la salud a toda nuestra población. Sin embargo, ello no es fácil, dado la complejidad alcanzada por los sistemas de salud actuales y el elevado costo que ello involucra. El tema ha tenido siempre una gran importancia, ya que la salud nos preocupa a todos. Es lógico que en el momento actual el tema haya alcanzado mayor relevancia, por el hecho de enfrentar una nueva elección presidencial en la que renacen nuevas esperanzas. Los candidatos se esmeran en ofrecer diversas soluciones, pero sin comprometerse muy profundamente ni en el cómo ni en el cuándo. Mucho me temo que, como otras veces, lo prometido no llegue a concretarse, al menos en un futuro inmediato.

Durante toda la historia de la humanidad el hombre estuvo sometido a riesgos muy elevados para su salud. Sólo hace 150 años que ello ha comenzado a cambiar. Hasta ese entonces las expectativas de vida del hombre al nacer eran sólo de 30 años. En un plazo muy breve todo ha cambiado, y hoy en día la expectativa de vida en el mundo se ha elevado a 65 años, y en algunos países desarrollados ya alcanza a los 80 años. Este enorme progreso se ha debido fundamentalmente a dos factores: a.- el enorme incremento en la producción y disponibilidad de alimentos, que ha permitido una mejor alimentación, y b.- a una mejoría de las condiciones sanitarias, que ha permitido lograr un mejor control de las enfermedades infecciosas. Con ello han disminuido notablemente las muertes prematuras, y por ello más y más individuos están alcanzando la edad adulta. La patología prevalente del pasado ha cambiado fundamentalmente. Se han reemplazado las muertes por enfermedades infecciosas, por las muertes producidas por enfermedades degenerativas del adulto y por el cáncer. Si antes en nuestro país el 75% de las muertes se producían antes de los quince años de edad (la mayor parte debidas a desnutrición y enfermedades infecciosas), hoy sólo es el 4%. En la actualidad, tres de cada cuatro muertes se deben a enfermedades cardiovasculares del adulto, a tumores, traumatismos y violencia, habiéndose incrementado la expectativa de vida hasta 75 años de edad.

Pero ha sido sólo en los últimos cincuenta años que el cambio está siendo más radical. En la actualidad estamos viviendo un enorme progreso de la medicina, que comienza efectivamente a ofrecer soluciones para las enfermedades del adulto, como nadie nunca se había imaginado. Pero cada nuevo avance lleva consigo un notable incremento en los costos, debido a la necesidad de especialidades y la introducción de sofisticadas y costosas tecnologías, además de nuevos y costosos fármacos (Salud y enfermedad al iniciar el siglo XXI). Todo esto ha alcanzado tal nivel que incluso en los países desarrollados los sistemas de salud han entrado en crisis.

Los avances de la medicina no se detienen. Muy por el contrario, ya se esbozan enormes progresos que incluyen las enfermedades degenerativas y el cáncer. Pero así como se espera que los beneficios van a llegar, también los costos van a continuar incrementándose.

Frente a la enfermedad, los progresos de la comunicación han despertado enormes expectativas y todos deseamos tener acceso a todos los progresos médicos alcanzados. El problema está en que nuestras expectativas van más rápido que las posibilidades reales de lograrlas. "Alcanzar nuestras expectativas es como tratar de alcanzar el arcoiris. Mientras más nos acercamos, más se aleja". De allí la insatisfacción de las personas.

Durante los últimos decenios nuestro país ha logrado progresos notables respecto a la situación de salud. Así lo señalan los diversos parámetros biomédicos que ya están cercanos a los de países desarrollados, con una expectativa de vida semejante a la de ellos. El inconveniente está en que aún somos subdesarrollados, con escasos recursos disponibles como para poder proporcionar la medicina científica de hoy al total de la población. En el pasado fue relativamente fácil avanzar, mientras la salud estaba siendo limitada fundamentalmente por la situación de nutrición, el uso de vacunas, el saneamiento ambiental y el tratamiento de las enfermedades infecciosas. La dificultad está ahora en enfrentar la realidad médica de los tiempos actuales. Es este tema el que analizamos en el capítulo "Salud y Enfermedad al Iniciar el Siglo XXI". De allí se desprende la conclusión de que en el mejor de los casos, el cumplimiento de nuestros anhelos va a llevar muchos años. Lo probable es que presenciemos aún muchas elecciones presidenciales y varias otras ofertas de solución antes de que ello pueda ser realidad.


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