El Dr. Kenneth Tardiff de la Universidad de Cornell de Nueva York, junto con un equipo de investigadores pudo estudiar 4.298 homicidios que ocurrieron en la ciudad durante el año 1992. Según el investigador este elevado riesgo se debería a que la droga convierte al individuo en agresivo, aumenta su irritabilidad y lo lleva a pensamientos paranoicos. Al mismo tiempo los distribuidores de drogas, al proteger su territorio también promueven la violencia y el homicidio.

En el estudio se comprobó que el 86% de las víctimas tenían una edad que oscilaba entre los 15 y 30 años, y en su gran mayoría eran hombres.