El ejercicio en los niños
( Publicado en Revista Creces, Agosto 1997 )

Pareciera ser cierto que los niños de ahora hacen mucho menos ejercicio en comparación con las generaciones anteriores. De ello se culpa en gran parte a la televisión, ya que los atrae en tal forma que gastan muchas horas diarias sentados frente a la pantalla en forma pasiva. Más aún, la intensa difusión de los juegos electrónicos y los computadores que tanto entretienen a los niños. Antes gastaban ese mismo tiempo jugando, corriendo o haciendo deporte. Otros afirman que los colegios se han hecho tan competitivos y las notas tan importantes para entrar más tarde a la universidad, que los niños deben invertir la mayor parte del tiempo en estudiar y hacer tareas. Por otra parte, las ciudades se han convertido en verdadero peligro, tanto por el tráfico, como por asaltos y violencia, y por ello los padres van a buscar y dejar a sus hijos en automóvil o contratan su traslado, incrementando así también el sedentarismo.

Para muchos esta falta de ejercicio está haciendo que los niños de hoy sean más débiles y menos saludables. ¿Esta falta de ejercicio físico, no estará afectando la salud y fortaleza de los niños?. Y si la respuesta es positiva, ¿Qué podríamos hacer para remediarlo?.


Ejercicio físico y fortaleza

Lo que les preocupa a los padres en Chile, también les preocupa a los padres de otros países. Neil Amstrong investigador de la Universidad de Exeter (lnglaterra), preocupado por el tema, ha podido comprobar que los niños ingleses gastan frente al televisor, un promedio de tres horas diarias, mientras que por otra parte, los ejercicios físicos diarios que realizan, equivalen sólo a 10 minutos de caminata. Sin embargo, a pesar de todo ello, sus investigaciones destinadas a evaluar el impacto de esta conducta sobre la fortaleza y salud de los niños parece no ser importante (New Scientist, Abril 1994, pág. 24).

Este investigador y su equipo, han estado monitoreando a 700 niños ingleses, tratando de evaluar el impacto que produciría esta pasividad en los niños, en sus capacidades físicas y también en el desarrollo. Para ello han evaluado la función cardíaca y pulmonar tanto en reposo, como después de un ejercicio fuerte. Los resultados son sorprendentes ya que demuestra que los niños inactivos tienen resultados similares a los niños activos. Según Amstrong "no encuentra evidencia científica de que la pasividad y falta de ejercicio físico afecte, la potencialidad y funcionalidad de estos órganos".

Pareciera ser que la debilidad física de los niños, está influenciada mas bien por otros factores que por la falta de ejercicio físico, como por ejemplo los factores genéticos o la nutrición. La forma en que responde tanto el corazón como los pulmones a la actividad aeróbica, es un buen parámetro para tener una idea de las capacidades y debilidades físicas. Este test aplicado a los niños pasivos, no es diferente a lo que se observó en los niños que hacen habitualmente ejercicios que son muy activos. En cambio, sí se ve diferencia con relación a la nutrición y a la constitución física genética. Una mala alimentación, puede ser detectada en la capacidad funcional de estos órganos, al igual que una alimentación insuficiente.

Lo que no se puede concluir de este estudio, son las consecuencias posteriores, ya que bien se sabe que la vida sedentaria del adulto es un factor de riesgo porque aumenta la posibilidad de enfermedades cardíacas, de hipertensión y también influye en el metabolismo del colesterol. También se sabe que la vida sedentaria del adulto significa un mayor riesgo de cáncer de pecho, diabetes y osteoporosis. ¿Serán los niños pasivos los que más tarde presenten con mayor frecuencia este tipo de enfermedades?.


Los adultos son diferentes

Sí está claro que los test de ejercicios físicos tienen respuestas más pobres en los adultos que habitualmente no hacen ejercicio, con relación a aquellos que sí lo hacen.

Tanto en el test de caminar forzadamente como en las bicicletas ergométricas, se puede observar que los que no hacen ejercicio tienen una menor respuesta respiratoria y una menor respuesta cardíaca. Ello es diferente en los niños, ya que sometidos a los mismos test, sus respuestas son similares tanto si hacen ejercicio como si no lo hacen.

Muchos piensan que los niños de hoy son más débiles, con relación a las generaciones anteriores. Steven Blair, del Instituto de lnvestigaciones Aeróbicas de Dallas, afirma que uno de cada cinco niños americanos se puede clasificar como físicamente débil. Con todo, el investigador afirma que estos datos no son diferentes a los descritos en niños hace cincuenta años. Es decir, no hay antecedentes para afirmar que los niños de ahora sean más débiles que los del pasado.

También se ha tratado de utilizar métodos más finos para evaluar la mayor o menor debilidad en los niños, como por ejemplo el monitoreo del consumo de oxígeno durante un período de varias horas. De nuevo se ha observado que la funcionalidad varía con relación a factores genéticos y masa muscular, pero no se nota diferencia entre los activos y los inactivos.

En los adultos hay una relación muy clara entre el hábito del ejercicio físico continuo y la presión arterial o los niveles de las poproteínas o el metabolismo del colesterol. Mientras más actividad física desarrollan los individuos adultos, más normales son estos indicadores, de modo que se puede asumir que el ejercicio es muy útil en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Pero hasta ahora no hay ninguna evidencia que lo mismo ocurra en los niños. Definitivamente los niños son diferentes a los adultos.

Sin embargo, a pesar de todo pareciera aconsejable que los niños hagan más ejercicios y ver la forma de crearles el hábito, para que ellos lo hagan continuamente. Claro que esto no se puede separar tampoco de la dieta, ya que frecuentemente se asocia la inactividad con la ingesta excesiva de alimentos grasos o azucarados. Y en niños sí que se ha encontrado niveles más altos de colesterol sanguíneo con relación a su edad, ya que el colesterol aumenta con la edad, cuando consumen un exceso de estos alimentos. Por otra parte, todo lo que se haga para restringir las horas diarias de televisión, va a repercutir en la salud física y mental de los niños, como ha sido demostrado por numerosos investigadores.

Lo que no se puede negar, es que los niños de ahora hacen menos ejercicio. Ello se ha podido medir colocándoles monitores cardíacos durante 24 horas a un grupo de 200 niños ingleses. Estos monitores, que no los molestan en nada, están conectados por radio con un receptor que mide la actividad del día. Los resultados demuestran que la actividad diaria promedio equivale sólo a una caminata de 10 minutos.


EL hábito del ejercicio

Parece que el hábito del ejercicio en el niño es deseable, ya que se ha demostrado por lo menos que no hace daño. Si el hábito se ha inducido en el niño, es más posible que lo retenga en su vida adulta. En una encuesta reciente hecha en Inglaterra por 4.000 adultos en los que se trató de evaluar la actividad física que desarrollaban, se observó que adultos que habitualmente hacían ejercicio, ya habían adquirido este hábito cuando eran niños. Sólo un 2% de los que hacían ejercicio cuando adultos, no lo habían hecho cuando eran niños.

Como conclusión, Bill Kohl del Cooper Institute de Aerobic Research, dice: "la actividad y el deporte deben ser estimulado en todos los niños. No sólo en aquellos que parecen más físicamente aptos".





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