Giordano Bruno: a la hoguera por disentir
( Publicado en Revista Creces, Marzo 2000 )
El gran pecado de este fascinante personaje, fue el sostener que el espacio es infinito y que el centro no estaba en la tierra ni tampoco en el sol. Sugirió además que el universo estaba surcado por innumerables mundos similares al nuestro.
En febrero del año 2000, se cumplieron cuatro siglos que Giordano Bruno fue quemado en la hoguera en Campo dei Fiori en Roma, por orden de la Inquisición. Pertinaz hasta el final, al oír la sentencia dijo a los inquisidores "Es posible que vuestro miedo al sentenciarme, sea más grande que el mío al ser sentenciado". En la soledad de su calabozo, poco antes de ser quemado escribía: "Tengo 52 años. Quizás hubiera podido prolongar mi vida otros 20 años de haberme sometido a la voluntad de la Iglesia como otras veces ya lo he hecho. Tendría que admitir como verdaderos los errores de los teólogos, pedirles perdón, solicitar su absolución. !No! esta vez me mantendré firme en mis convicciones". Como hereje obstinado, fue conducido aquella mañana hasta la pira de maderas verdes, atado y amordazado con aldabas de madera que le trababan la lengua para impedirle gritar su rebelión. Años más tarde (1693), por ideas semejantes, un astrónomo (Galileo Galilei) también fue condenado, pero salvó con vida al arrodillarse y pronunciar su abjuración frente al tribunal inquisitorial. Bruno se negó a ello y pagó con su vida su convicción.
¿Cuáles fueron sus herejías?
Al leer Bruno el tratado de Copérnico escrito algunos años antes, titulado "Las revoluciones de los mundos celestes", se declaró partidario de sus ideas que demostraban que la Tierra no era el eje del Universo. Por el contrario, los movimientos aparentes del sol y de las estrellas se podían explicar admitiendo el doble movimiento de la Tierra (rotación y translación) alrededor del sol. Pero ello era contrario a los sabios y teólogos de aquella época encasillados en Aristóteles y la escolástica, que sostenía un Universo centrado en la Tierra. "Sugerí que el universo es infinito y que esta surcado por innumerables mundos similares al nuestro y mantuve que la Biblia debería seguirse por sus enseñanzas morales, no por las astronómicas". "Si Aristóteles sostiene en una de sus obras que la mosca tiene cuatro patas y yo veo posarse una mosca sobre este papel en el que escribo, le cuento las patas y encuentro que tiene seis, esa experiencia tan tangible no dictada por el prestigio del sabio griego y por el tomismo que lo sigue, me parece más fiable; por lo tanto estoy dispuesto a sostener firmemente que la mosca tiene seis patas".
Según Bruno, el espacio era infinito y no tenía centro alguno, ni la Tierra, ni el Sol. "Somos minúsculas motas de polvo en medio de un torbellino de mundos en la inmensidad de la creación". Los inquisidores consideraron el concepto de "Universo infinito" como un atentado a la creación de Dios. Bruno se defendía y en su defensa se preguntaba ¿qué se opone a que Dios haya creado ese universo infinito que es El mismo?.
Su mente inquieta, también elucubraba sobre la constitución de la materia. En su escrito "De la causa, principio e uno", trataba de demostrar la base única de todas las sustancias, como de las formas y de la materia, lo que sonaba muy raro para la época. En otro de ellos, "L` infinito, universo e mondi", se refería a su concepto de universo infinito y atacaba las afirmaciones de Aristóteles aceptadas en ese entonces. Todo ello le valió la condena del Santo Oficio.
Pero también se metió en mayores honduras, cuando escribía; "Declaré que la religión es el procedimiento que permite gobernar a los ignorantes, pero que aquellos que pueden gobernarse así mismo o son capaces de gobernar a los otros, necesitan además de la filosofía". Entonces un teólogo, dice Bruno, me replicó: "¿Quiere decir que la filosofía esta por encima de la teología?", y yo cautamente respondí: "Quiero decir que la verdad esta por sobre todas las cosas y que Dios no puede supeditar la verdad a ninguna otra consideración. La verdad es la luz que ilumina la creación, a la divinidad misma, la luz que nos libera de las tinieblas de la ignorancia.
"También propuse que todas las religiones convivieran pacíficamente aceptándose en sus matices y diversidades". Por ello la iglesia luterana lo excomulgó y uno de sus priores escribió: "No hallo en Bruno señal alguna de religión. Se ocupa principalmente en escribir y en imaginar quiméricas novedades".
Años más tarde, al final del juicio de la Inquisición que duro siete años, Bruno escribía: Intenté demostrarles que mis teorías no eran incompatibles con la visión tradicional de Dios y del mundo que tiene la Iglesia. Después cambie de opinión. He pasado media vida retractándome; ahora quiero renunciar a la otra media para sostener libremente lo que pienso o quizás renunciar si viese alguna posibilidad de salvación, pero mi suplicio en la hoguera es parte de la fiesta del Año Santo y no alteraran al programa. Ya el Papa Clemente VIII ha declarado heréticas ocho proposiciones contenidas en mis obras y me ha condenado a la hoguera como hereje pertinaz.
En el aniversario 400 de su ejecución (17 de Febrero del 2000), su Santidad el Papa Pablo II, rehabilitó a Giordano Bruno, como antes lo había hecho con Galileo Galilei. Una semana después en el Cairo, su Santidad señalaba la necesidad de acercamiento entre las iglesias: "En este año jubilar es necesario buscar cada vez con mayor ardor el camino de la unidad querida por Dios para sus discípulos, vivir en la fraternidad, basada en el respeto a la libertad religiosa de las personas. No nos conocemos lo suficientemente bien; busquemos la manera de encontrarnos. Invito a todos los responsables eclesiásticos y los teólogos a instaurar conmigo un diálogo fraterno, paciente, a través del cual podamos escucharnos mas allá de estériles polémicas". Sin hacer referencia, tal vez el Papa recordaba las palabras de Bruno, cuando proponía que todas las religiones convivieran pacíficamente, aceptándose en sus matices y diversidades.