Las ratas y las infecciones
( Publicado en Revista Creces, Marzo 1997 )

Cuando pensamos en las plagas, siempre nos referimos como a cosas del pasado; sin embargo, las ratas son las que las diseminan y continúan siendo nuestras compañeras habituales. Donde quiera que haya seres humanos, allí están, ya sea en ciudades como Bombay en la india o en los parques y casas de París y Londres.

De acuerdo a un libro clásico escrito por Hans Zinsser en 1934, titulado "Ratas, Piojos y la Historia", la rata negra (Rattus rattus) llegó desde el Este a Europa entre los años 400 y 1100 antes de Cristo y rápidamente se extendieron a todo el continente. Con el descubrimiento de América, también llegó la rata y en su conquista fue más rápida que el hombre, llegando antes que él a todas partes. Según el autor, a comienzos del siglo XVIII, por una razón que no se explica, las ratas negras de Europa, fueron completamente desplazadas por las ratas café (Rattus norvegicus), que venían de Asia. Hoy en América, paulatinamente también se está produciendo un desplazamiento similar.

Sin duda que son compañeras no deseadas del hombre. Su vista produce repulsión y miedo. Son feroces, muerden y transmiten numerosas enfermedades. Se desplazan rápido por tierra, son verdaderos acróbatas y también saben nadar. Lo destruyen todo, y, por una necesidad de desgastar sus incisivos, roen la madera, el plástico de los cables eléctricos y hasta destruyen el cemento. Compiten con el hombre por el alimento y son enormes las pérdidas producidas por ello, especialmente en el mundo pobre que trata de almacenar sus magras cosechas de granos. Se calcula que las ratas del mundo, consumen ¡300.000 kilos de alimentos diariamente!

Donde hay alimentos o desperdicios, allí hay ratas. Son portadoras de numerosas bacterias que excretan por la orina y también de numerosos virus que se transmiten al hombre. La mayor parte de ellos enferman al hombre, pero no le producen daño a la rata. A veces para ello se asocian con los piojos y las pulgas, que las parasitan. A pesar de la repulsión que producen en el mundo occidental, en países de Asía parecen en ocasiones ser bien acogidas. Así sucede en la India, donde el hombre parece convivir pacíficamente con ellas. Otras veces parece que las ratas fritas constituyen un manjar exquisito (ver foto).

A pesar de esta aparente convivencia y utilidad, los daños que producen son enormes. Hace dos años, nuevamente la peste bubónica azotó la ciudad de Surat en la India, produciendo miles de muertes, repitiéndose lo que tantas veces ha sucedido a lo largo de la historia de la humanidad (Peste Negra). En esta situación el bacilo culpable, la Yersinia pestis, se almacena en el abdomen de las pulgas que son transportadas por las ratas. De allí saltan al hombre al cual pican y le inyectan la enfermedad. Así enferman y mueren tanto las ratas como los hombres.

Según a los que les gusta contar ratas, en el mundo habría una rata por habitante y el 100% de ellas estarían parasitadas, ya sea por pulgas (80%), acaros (40%) o piojos (73%). La rata es de hábitos nocturnos, de modo que si usted, ve una rata en el día, significa que como promedio en el lugar hay 20 ratas más ocultas. Ellas son vectores (transmiten) tanto de la peste bubónica como del tifus murino y la enfermedad de Chagas. Pero además contaminan los alimentos y por ello producen otras enfermedades, como la leptospirosis, la shigelosis, la salmonelosis y diversos enterovirus.


Ahora parecen aumentar

Por informaciones provenientes de diferentes partes del mundo, parece que en este último tiempo las ratas están aumentando rápidamente. Aun cuando es difícil cuantificarlas, las ratas se están haciendo más visibles, y por otra parte, las enfermedades por ellas transmitidas están aumentando su frecuencia. Un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que las plagas que transportan las ratas parecen estar aumentando. En 1994, la OMS reportó 2935 casos de plagas, tanto en Africa como en América y Asia. Sólo en USA, en 13 estados se reportaron plagas, cifra que es muy inferior a las reportadas hace 40 años. Según Evgueni Tikhomirov, un especialista en plagas de OMS, el número real de plagas ocurridas en este último tiempo, sería cuatro veces más. "Muchos casos no se reportan, y cuando ya se ha iniciado el tratamiento con antibióticos, comprobar el diagnóstico se hace difícil".

En Inglaterra, en 1993 se realizó un estudio epidemiológico en el que se examinaron más de 10.000 casas y edificios de ciudades. Allí se concluyó que entre 1940 y 1993, las ratas en las ciudades de Inglaterra habían aumentado en más de un 48%.

Son numerosas las ciudades que parecen haber sido literalmente invadidas por las ratas. Así, por ejemplo, la ciudad de Birminghan, la segunda de Inglaterra, se ha visto últimamente plagada de ratas. Estas se ven en las calles, los cines, los restaurantes, y hasta en las tiendas (New Scientist, Noviembre 30, 1996). Allí viven de desperdicios alimenticios, como pollos, atunes y otros alimentos especialmente proteicos, ya que parece que eluden alimentos vegetales, pues tienen dificultad para digerir hidratos de carbono debido a que tienen muy bajo nivel de beta-amilasa en su intestino (la enzima pancreática que degrada el almidón).

Lo preocupante es la rapidez con que se reproducen. La hembra de rata café (Rattus norvegicus) se cruza cuando tiene dos a tres meses. En condiciones adecuadas nacen 10 a 12 ratitas y tienen entre 6 a 8 camadas por año. En total, en un año nacen a partir de una hembra, entre 70 a 100 ratas. Afortunadamente muere la mitad en el primer mes. Pero las que sobreviven, viven más de 10 meses.

En la medida que se conocen mejor las diferentes enfermedades y sus agentes causales, parece que las enfermedades transmitidas por las ratas son más de las que se creían. Muchas de ellas presentan síntomas vagos, como de una influenza, sin llegar a mayores y por lo tanto no son reconocidas.

La leptospirosis es la más conocida y la más frecuente y, a su vez, la menos diagnosticada. José Vinetz, médico de la Escuela de Medicina del John Hopkins, está comenzando a usar un nuevo test para el diagnóstico de la enfermedad. El afirma que de acuerdo a sus resultados, en Estados Unidos alrededor de 50 personas contraen cada año la enfermedad, pero supone que son mucho más y no se diagnostican porque sus síntomas no son intensos ni característicos. Sin embargo, pueden llegar a producir complicaciones hepáticas y renales.

Las ratas infectadas transportan la leptospira en sus riñones y desde allí por su orina contaminan. La bacteria llega al hombre por la humedad y el agua. Los niños que juegan en charcos de agua están propensos a contraer la enfermedad. Un estudio hecho hace algunos años, en Detroit, demostró que un tercio de los niños menores de tres años presentaron altos niveles de anticuerpos contra la leptospira, lo que quiere decir que han estado expuestos al bacterio. Los adultos también pueden contagiarse por partículas que flotan en el aire y que han sido infestadas por orina de ratas.

En 1992 Jim LeDuc y Greg Gurri Glass del Centro de Control de Enfermedades Infecciosas de Atlanta (USA), presentaron un trabajo en que examinaron 1150 muestras de sangre en pacientes que consultaron en el Centro de Enfermedades venéreas. El 16% tenía anticuerpos elevados contra leptospira (New Scientist, Octubre 5 de 1996, pág. 34).

Otras enfermedades también comienzan a relacionarse con las ratas. Una de ellas es la producida por el virus de la Coriomeningitis linfocitica. Se ha observado que ratas y hamster transportan este virus y pueden contagiar a humanos. Investigadores del Instituto Pasteur de París, han comunicado que el 5% de la población ha sido infestada por este virus. En esta enfermedad muchas veces los síntomas son leves, pero se ha observado que la infección en mujeres embarazadas puede resultar en niños con malformaciones graves, especialmente hidrocefalia. Tal vez muchas de estas malformaciones han sido atribuidas por error a toxoplasmosis, rubéola o a virus citomegálico o del herpes, dice Pierre Rolin del Centro de Atlanta.

Desde hace tiempo que en Europa y Asia se conocen las enfermedades producidas por el hantavirus. Se trata de una familia de virus que produce insuficiencia renal y, algunas veces, fiebre hemorrágica llamada así porque puede provocar hemorragias generalizadas y shock, con una elevada mortalidad. La enfermedad se conoció cuando apareció por primera vez en las tropas de las Naciones Unidas durante la guerra de Corea. Pero fue sólo más tarde, en 1976, en que se logró aislar el hantavirus de tejidos de estos pacientes. En esa ocasión se comprobó que el virus se transmitía a través de las ratas por vía aerosoles. Los ratones de campo parecen ser los huéspedes de reserva, pero ya se tiene información que las ratas urbanas están también infestadas.

En 1980 se conoció la enfermedad de Francia. En 1993, se describió por primera vez esta enfermedad en Estados Unidos y desde entonces se han acumulado 144 casos con un 50% de mortalidad. Ha llamado mucho la atención que el aumento de estos casos ha coincidido con el incremento de las ratas.

La enfermedad también se ha manifestado en América Latina. En Argentina, Bolivia y Venezuela, se han confirmado numerosos casos. Al Sur de Argentina, durante los últimos tres años, se han descrito 50 casos, también con un 50% de mortalidad. Parece ser que la enfermedad ya ha pasado al sur de Chile, ya que se ha descrito por lo menos un caso confirmado serológicamente, y otros tres parecen sospechosos de lo mismo.

Otra enfermedad que también es transmitida a través de las ratas es la enfermedad de Lyme, que se describió por primera vez en 1970. Desde entonces se han descrito miles de casos en diferentes países del mundo. Ella es producida por una espiroqueta llamada Borrelia burgdorfery. Esta se refugia en una garrapata, y pasa al hombre cuando la misma lo pica. A su vez las garrapatas se incuban y crecen en las ratas.

Cuando la garrapata pica al ser humano le produce una lesión eritematosa de la piel, además de fiebre e hinchazón de los ganglios. Entre 3 y 10 semanas después, la espiroqueta se disemina por la sangre y allí puede afectar distintos órganos, siendo frecuente el compromiso del cerebro y meningitis. Más tarde afecta las articulaciones, especialmente las rodillas. Lo común es que continúe evolucionando como una artritis crónica.

En resumen la rata es evidentemente una compañera indeseada que al convivir con el hombre le transmiten muchas enfermedades. Se trata de una especie que se adapta a cualquier medio. Sólo se salva la Antártica, donde parece que el frío no le permite sobrevivir. Para colmo, la rata posee una sofisticada resistencia genética a diversos venenos que para otros animales son fatales.


La inteligencia de la rata

Es un animal muy inteligente. Durante los últimos años, diversas investigaciones han demostrado sus extraordinarias capacidades que le permiten seleccionar sus alimentos, evitando aquellos que le son perjudiciales. En ellas se ha descrito la presencia de receptores específicos que permiten detectar cierto elementos como azúcar, sal, sustancias irritantes y diversos sabores.

Frente a una probable sustancias tóxica tiene una forma innata de aprendizaje, que le permite asociar las características de un determinado alimento y sus consecuencias metabólicas posteriores. Aun, si se enferma muchas horas después de haber consumido un tóxico, tiene la capacidad de desarrollar una aversión por él, que dura por muchos meses (J. García y W. Hanking.: On the Origen of Food Adversion Paradigms. En Learning Mechanisms in Food Selection. Bylor University Press 1977). Más aún, si la rata ve que un determinado alimento enferma a otra rata, por un mecanismo desconocido, ella también aprende a evitarlo.


En la búsqueda de venenos

Teniendo presente esta peculiar capacidad de la rata para evitar los venenos, el hombre ha tenido que buscar sustancias que actúen más sutilmente. Tal ha sido el caso de la Warfarina, sustancia de acción anticoagulante que fue introducida en el mercado en 1950. Ella provoca la muerte de la rata por hemorragias internas varios días después de haber sido ingerida, con lo que se evita que se establezca la relación causante, con el consiguiente aprendizaje y rechazo al alimento que la contiene.

En el estudio de este tóxico se ha avanzado bastante durante los últimos años. Los primero anticoagulantes utilizados actuaban por ingestión de dosis sucesivas. Hacia los años 70 fue posible sintetizar potentes anticoagulantes, que matan a las ratas con una sola dosis. Se ha logrado también agregarle sustancias que le dan una alta palatividad para la rata, por lo que no tiene ningún problema en ingerirla. Esta última generación de raticidas parte de su gran potencia, son de baja toxicidad para otras especies o para el hombre. En todo caso existe un antídoto, que es la vitamina K1.

El mecanismo de acción de este raticida es a través de un bloqueo o inhibición competitiva de la vitamina K, con lo que se afectan diversos factores indispensables para procesos de la coagulación. Colateralmente la warfarina provoca una fragilidad de los vasos capilares, lo que agrava el bloqueo de la coagulación, conduciendo a la muerte del animal por hemorragias internas.


La lucha hombre versus rata

El hombre, que es más inteligente que las ratas (no siempre), es capaz de buscar tóxicos y engañar a las ratas induciéndolas a que los ingieran. Pero éstas se defienden también como especie. Para ello disponen de la selección natural. Gran número de ratas fallece por acción de la warfarina, pero algunas, por razones genéticas, son resistentes a la sustancia y sobreviven y se multiplican. Desgraciadamente, por este mecanismo, ya se ha reportado en Inglaterra la aparición de ratas resistentes a la warfarina. Por ello, previniendo su extensión, habrá que continuar investigando en la búsqueda de nuevas sustancias tóxicas.

En conclusión, las ratas son tremendamente perjudiciales para el hombre, por los daños que causan y las enfermedades que transmiten. Desgraciadamente en nuestro país no se ha creado una verdadera conciencia de ello son escasos los esfuerzos que se hacen por controlarlos. Ojalá que se logre modificar esta complacencia con las ratas y se tome una actitud más agresiva.

Lamentablemente el flautista de Hamelin, que con su flauta mágica llevaba las ratas fuera de la ciudad ya no está.


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