El riesgo del tabaco en la adolescencia
( Publicado en Revista Creces, Octubre 1997 )

Es un hecho que el hábito de fumar casi siempre se inicia en la adolescencia. La edad promedio de los que comienzan a fumar es de 12 años, de modo que la mayor parte de los adultos que fuman ya eran fumadores a los 14. Por otra parte, también las estadísticas señalan que los que logran pasar por la edad escolar sin el hábito de fumar, es poco probable que lo sean más adelante. Es por ello que todos los esfuerzos destinados a prevenir este hábito, deben concentrarse en la adolescencia.

A nivel mundial, el 50% de aquellos que comienzan a fumar en la adolescencia y continúan haciéndolo durante la edad adulta, morirán por causas derivadas del hábito de fumar. Eliminar el hábito de fumar es la primera causa prevenible de muerte.

El hábito de fumar trae consecuencias a corto y largo plazo. Entre las primeras está la tos, el incremento de las secreciones bronquiales, la disminución de la capacidad respiratoria, la disminución del rendimiento atlético, el mal aliento, la tinción de los dientes y de los dedos. Pero son las consecuencias a largo plazo las que más preocupan: la bronquitis crónica, el enfisema pulmonar (que es irreversible), las enfermedades cardiovasculares (infarto), y sobre todo el cáncer del pulmón. Se sabe además que el fumar durante el embarazo, daña el feto y esto se traduce en que el recién nacido es de menor peso y probablemente tenga también cierto daño cerebral.

También las estadísticas señalan que los que fuman durante la adolescencia tienen un mayor riesgo de caer más tarde en el consumo de marihuana y otras drogas. Puede decirse que en general la juventud esta consciente de los riesgos de fumar, pero sin embargo lo hacen porque se sienten atraídos, ya sea porque creen mejorar su imagen social o porque desean proyectar una imagen de "macho" y de independencia o porque creen tener una mejor aceptación entre sus pares. Muchas veces les atrae el cigarrillo como una nueva experiencia y porque además sienten que con ella alivian las tensiones. Sin embargo, no tienen conciencia que abandonar el hábito una vez establecido, es extraordinariamente difícil. De hecho, los datos estadísticos disponibles señalan que sólo entre el 5 y 15% son capaces de abandonarlo.


La adicción a la nicotina

La nicotina es una de las sustancias conocidas que más adicción produce. Se trata de una sustancia colinérgica extremadamente potente e influye en la producción de una enorme variedad de hormonas y neurotransmisores que condicionan la función cerebral (acetil colina, dopamina, serotonina, nor-epinefrina y beta-endorfina). Todas estas sustancias son las que utilizan las células cerebrales para comunicarse entre si, y son ellas las que la nicotina modifica, cambiando así la función cerebral.

La adicción se produce porque estas sustancias químicas bioactivas contribuyen a producir sensaciones de placer, relajación y alivio de la ansiedad y porque además estimulan la habilidad cognitiva. Además de ella, inhibe la sensación de apetito.

La industria tabacalera está perfectamente consciente de la importancia de la nicotina en la decisión de fumar. Tanto es así que una de las mas grandes tabacaleras admitió que la nicotina es activa y que además, tratar de inducir a la gente joven a fumar es para ellos un elemento fundamental en sus ventas. Los mismos documentos señalan que es importante atraer a la gente joven, ya que ellos más que los adultos, rápidamente se hacen dependientes de la nicotina.

Durante décadas estas empresas negaron que existiera la adicción a la nicotina, pero ahora no pueden negar los daños que ella produce y ya incluso en los Estados Unidos recientemente han aceptado pagar los costos de los tratamientos de las enfermedades producidas por el tabaco (36O millones de dólares). Según Stanton Glantz de la Universidad de California, durante años las compañías sabían de la adicción que producía la nicotina y de los daños consecutivos a ella: "no es aventurado sostener que la industria sabía hace muchos años que sus productos eran dañinos, pero por razones comerciales los ocultaban",(New Scientist,junio 28, 1997, pág. 7).

De hecho, la nicotina satisface todos los criterios como para ser catalogada como sustancia activa: los fumadores incrementan su uso en función del tiempo y para ello invierten su dinero en la satisfacción de esta necesidad. Todo ello, a pesar del creciente rechazo social que esto produce y en conocimiento de sus efectos adversos para su salud. A ello hay que agregar lo que los mismos fumadores señalan la casi imposibilidad de abandonar el hábito.


Factores predisponentes

Son muchos los factores de riesgo de caer en el hábito de fumar. En primer término el medio ambiente, entendiendo por tal la influencia de los padres y también de sus pares. Si los padres fuman o son complacientes, muy probablemente también los hijos van a caer en el hábito. Es una regla que los hijos tienden a seguir los modelos de comportamiento de los padres e interpretan este hábito como una señal implícita que ellos cuentan con su permiso para hacer lo mismo. La convivencia con otros fumadores constituye el más fuerte estímulo. En este sentido las estadísticas indican que el número de cigarrillos que los adolescentes fuman, correlaciona con el tiempo que están con otros fumadores.

También constituyen un factor de riesgo, las condiciones socio-económicos. El bajo nivel socio-económico de la familia, unido a que los padres fuman, o que sus amigos también lo hagan, constituye una fuerte inducción a que el adolescente también fume.

Las estadísticas también señalan que la desorientación y falta de perspectivas del adolescente frente a la educación, induce al hábito de fumar. Finalmente la creencia que pueden dejar el hábito fácilmente cuando lo deseen, los hacen caer en la face en que el proceso difícilmente vuelve atrás.

Pero tal vez el factor más negativo es la propaganda comercial. Los adolescentes son especialmente susceptibles a ella, especialmente a través de las imágenes que insinúan de sexo, macho, independencia, popularidad, placer, entretenimiento y despreocupación. La industria tabacalera conoce esto muy bien y es por ello que en este sentido orienta su promoción.

A su vez la industria del tabaco conoce muy bien la importancia de la nicotina en la decisión de fumar. Una de ellas recientemente ha admitido que la nicotina es aditiva y que la industria manipula los contenidos de nicotina en el tabaco, vaciando su contenido con el objeto de inducir ésta rápidamente (American Academy of Pediatrics. Adolescent Health Update . Vol. 9, N° 3, julio 1997). El mismo documento insiste en la necesidad de ser agresivo en la búsqueda potencial del fumador joven.


Necesidad de prevención

Se hace indispensable dar a conocer todas estas realidades a la población, aconsejando a los padres jóvenes, aún antes que los niños nazcan. Se debe discutir con ellos los riesgos conocidos de la adicción, al tabaco, especialmente en los niños. Si los padres fuman, se debe insistir que los hijos tienden a seguir los modelos parentales, y que lo probable es que por imitación ellos también se van a transformar en fumadores.

Ya en la etapa escolar, o aún antes debe inducirse el rechazo al tabaco, como un elemento muy negativo para su salud. Debe insistírseles que no tienen por qué imitar a sus pares que fuman, y por el contrario deben tratar que su influencia sobre ellos sea en el sentido inverso, es decir induciéndolos a desestimar actitudes que ellos atribuyen al hecho de fumar.

Debe insistirse también en los diferentes trucos que utiliza la propaganda para inducir hábito, haciéndoles ver que lo que los avisos muestran, no tienen ninguna relación con el hecho de fumar. Explicarles que la propaganda conscientemente, está diseñada para inducir actitudes que no tiene por qué lograrse con el cigarrillo.

Ya en la etapa escolar, el adolescente gradualmente va adquiriendo un pensamiento operacional, con la capacidad de escoger opciones y evaluar consecuencias. Es aquí donde se les debe insistir en las consecuencias negativas que el tabaco tiene a corto y largo plazo. Debe insistírseles también, que contrariamente a lo que ellos frecuentemente piensan, el deshacerse del hábito de fumar es extraordinariamente difícil.

Finalmente debe hacérsele ver las satisfacciones que produce el dejar de fumar: liberarse de la adicción, mejorar el rendimiento deportivo, mejorar la autoestima, y la satisfacción de tomar un rol positivo, para prevenir que otros también se enfermen.



1 Respuestas

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  • 09-12-2019 15:59:10

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