¿Somos los tigres tristes?
( Publicado en Revista Creces, Septiembre 1997 )
Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo moderno de hoy es preocupante la frecuencia de enfermedades mentales. En las estadísticas de este organismo internacional, Chile está a la cabeza, con una elevada frecuencia de depresión en la población.
De acuerdo al estudio de la O.M.S., pareciera que los médicos no están preparados o alertas para diagnosticar muchos de los graves problemas psicológicos que están afectando a la sociedad moderna. Lo que resulta peor, es que cuando llegan a un diagnóstico apropiado, por lo general prescriben un tratamiento errado. Todo ello tiene altos costos personales y sociales, ya que como promedio, las personas que sufren de desórdenes psicológicos, quedan incapacitados por seis días al mes, lo que es lejos, más que cualquiera enfermedad física.
Motivados por la frecuencia de estos trastornos mentales, la O.M.S. organizó un estudio que comprendía 25.000 pacientes que consultaban al médico por síntomas físicos, más que por síntomas psíquicos. El estudio se hizo en 15 centros seleccionados de 14 países diferentes. El objetivo fue hacer una comparación de las ciudades de distintos países, para saber qué enfermedades eran mas frecuentes en cada una de ellas, y averiguar de paso si estaban o no recibiendo un tratamiento correcto.
Los desórdenes más corrientes fueron: "depresión", "ansiedad general" y "agotamiento nervioso". También se observó que las mujeres tenían una mayor frecuencia de trastornos psicológicos que los hombres. Del mismo modo, éstos eran más frecuentes en aquellos niveles sociales de menor educación y en aquellos que además padecían de enfermedades físicas.
Para chequear los resultados y los procedimientos médicos especializados de la O.M.S., re-evaluaron directamente un número determinado de fichas, re-examinando también a los pacientes respectivos. Comprobaron que las discrepancias variaban de centro a centro. Así por ejemplo, los médicos de Shanghai, diagnosticaron sólo un 16% de los casos con respecto a lo que diagnosticaron los médicos de O.M.S.. En Verona en cambio fue mejor, ya que los médicos de allí, identificaron correctamente el 75% de los casos. También se comprobó que aquellos médicos que habitualmente controlaban a sus pacientes, diagnosticaban mejor las enfermedades. Pero lo que resultó decepcionante, fue que los médicos tendían a prescribir las mismas medicinas, cualquiera que fuera el desorden. Así por ejemplo, las drogas antidepresivas, se prescribían tanto para tratar la ansiedad, como para tratar la depresión.
Qué les paso a los tigres
El estudio también demostró que algunas condiciones psicopatológicas parecían ser mas comunes en ciertas partes del mundo. Así por ejemplo, en Santiago, la depresión era de nuevo la más alta, lo mismo que la ansiedad, mientras que en Ankara y Shanghai, presentaban los porcentajes más bajos (Ver figura).
¿Cómo podemos explicarnos que la gente que vive en Santiago sea tan ansiosa y también tan deprimida con relación a otras grandes ciudades?. Ello parece raro, ya que en ciudades en que aparentemente tienen muchos más problemas de pobreza, hacinamiento, desempleos y tasa de suicidios (Alarmantes suicidios en China y parte de Asia), sin embargo, ellos aparentan vivir más felices y con menos trastornos psicológicos. ¿Qué hace que nosotros tengamos tan alto índice de trastornos mentales?. Es difícil explicárselo, por lo que es necesario examinar en detalle de cómo se realizó el estudio. Muy probablemente han existido errores metodológicos que no permiten una fácil comparación de las diferentes ciudades que incluye el informe.
Es cierto que el cuestionario que se pasó fue el mismo para todos los centros estudiados, pero las realidades de los diferentes países hacen difícil la comparación. Desde ya, el mismo informe señala que al tratar de comprobar los diagnósticos hechos por los médicos locales, con los realizados por los médicos de O.M.S., se notaron grandes diferencias. En muchos lugares, muchos pacientes con desórdenes mentales pasaban inadvertidos a los médicos locales. Así por ejemplo en Shanghai, los médicos de la O.M.S. diagnosticaron hasta cinco veces mas enfermos con trastornos psíquicos que los médicos locales. Donde puede estar el error más grande, es en la realidad de los sistemas de salud de los diferentes países, lo que hace que las muestras no sean comparables. En muchos países subdesarrollados o de desarrollo intermedio, no existe un sistema de salud organizado que realmente ofrezca una atención continua al total de la población. Con frecuencia se observa que un amplio sector de la población (generalmente los más pobres), no son cubiertos por los sistemas de salud. Tampoco existe una cultura y control periódico de la población. Allí es también frecuente que los enfermos sólo acudan esporádicamente a los centros de salud, cuando realmente sienten una dolencia importante. En esos mismos lugares, es muy alto el porcentaje de enfermos que no asisten a los centros de salud y que en cambio se tratan con curanderos, lo que por lo general corresponde a aquellos de muy bajos niveles culturales y sociales.
En el caso de Chile, la atención de salud tiene una larga historia y su sistema se ha ido perfeccionando en función del tiempo, en la misma medida en que también ha aumentado su cobertura. Hoy podría afirmarse que casi el 100% de la población (con las limitaciones que quieran reservarse), tiene acceso a los centros de salud, y que la población en función del tiempo, ha ido adquiriendo una progresiva cultura de salud y de su cuidado. El mismo estudio señaló que la detección de los problemas psicológicos, era mayor si el paciente tenía acceso fácil a la atención de salud, situación que en Chile es mejor que en otros países. Todos nuestros indicadores biomédicos coinciden con esta afirmación.
Por otra parte, al tener Chile una cobertura muy amplia en salud y siendo altos los niveles de pobreza, necesariamente el porcentaje de población pobre que acude a los centros es muy alta. Otra vez, el mismo estudio señala que la frecuencia de trastornos mentales es más alta en los niveles socio económicos más bajos. Es muy probable que en muchos países en que no hay una adecuada atención, los más pobres que no tienen acceso a ella, acudan en cambio a curanderos y prácticos sin formación. Es decir, habría una desigual selección de las muestras, lo que no permitiría comparar la situación en los diferentes centros. De allí entonces, que tomar un centro de salud de un determinado país y compararlo con otros en lo que dice relación a desórdenes mentales, se haga muy difícil, porque diferente es la realidad de la atención de salud de cada uno y diferente el tipo de pacientes que atienden.
También hay otras diferencias que dificultan aún más la comparación. Ello dice referencia con los niveles educacionales de la población. El informe señala que los trastornos mentales son más frecuentes en los grupos sociales de mayor educación, y éste varía grandemente de un país a otro, incluso independientemente de su grado de desarrollo. Es cierto que Chile tiene problemas en su sistema de adecuación, sin embargo, el analfabetismo es bajo, sólo el 5% y ya el 87% de la población terminan los ocho años de educación básica. Ello es muy diferente a otros países en que el analfabetismo es aún muy alto y la escolaridad muy baja.
Con todo, de este informe se podrían sacar varias conclusiones:
En la sociedad moderna parece que existe una alta frecuencia de desórdenes mentales.
También en nuestro país son altos, pero aparentemente no los más altos como señala el informe. Para asegurar eso habría que comparar con muestras estructuradas y en condiciones de atención de salud y educación similares.
No siempre hay que tomar por seguro los informes de los organismos internacionales. Antes hay que escudriñar en ellos. En todo caso lo que se puede concluir, es que no somos ni tan tigres, ni tan tristes.