El virus del SIDA se refugia en los linfocitos T
( Publicado en Revista Creces, Abril 1998 )

En el año 1996, se Iogró un avance importante en el tratamiento del SIDA al descubrirse nuevas drogas, que utilizadas junto a las ya conocidas, lograban hacer desaparecer el virus de la sangre (Una buena noticia en el tratamiento del sida) y disminuir notablemente su concentración en los ganglios linfáticos que aparecían como su último refugio (Creces, Septiembre 1997. pág. 8). Pero aún no se puede cantar victoria.

Dos trabajos recientes nos traen buenas y malas noticias (Science, vol 278, Noviembre 1997, pág. 1291 y pág. 1295). La buena noticia Ia trae tanto el trabajo de Robert Siliano de Ia Escuela de Medicina de Ia Universidad de John Hopkins, como Douglas Reichman de la Universidad de California. Los autores afirman que en los pacientes que han tomado el cóctel de drogas durante treinta meses, el virus del SIDA refugiado en las células T (un tipo de linfocitos), no ha sido capaz de desarrollar resistencia contra este. Ello significa que el virus está acorralado dentro de Ia célula y que no puede mutar.

Pero Ia mala noticia, es que a pesar del largo tratamiento, aún se puede detectar un pequeno porcentaje de células T con el virus del SIDA en su interior (16 células T infestadas por cada millón). EIIo sin duda que constituye un peligro, ya que lo probable es que si se suspende el tratamiento, podría volver a recrudecer la enfermedad, ya que estos virus refugiados en este último reducto, conservan Ia capacidad de replicarse.

Para cantar victoria habría que esperar que fallecieran todas las células T infestadas. Pero Angela McLean de Ia Universidad de Oxford y Cohn Michie del Hospital Eahing de Londres, señalan que las células T viven un promedio de 200 días, pero sin embargo, algunas de ellas pueden sobrevivir muchos años.

Pero hay que continuar con el tratamiento, de por sí muy caro, y además buscar nuevas drogas para agregar al cóctel. En este sentido se están buscando nuevas drogas que actúen contra otra enzima necesaria para que el virus se replique en el interior de la célula infestada. Tal es el caso de las enzimas llamadas integrasas, que normalmente facilitan que el virus utilice Ia maquinaria metabólica de Ia célula para replicarse. Este es el trabajo que debe desarrollarse en los próximos años.


(Science, vol 278, Noviembre 1997, pág. 1227).


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