El peligro de la luz solar
( Publicado en Revista Creces, Mayo 1997 )
Se conoce muy bien el efecto negativo de los rayos Ultra Violeta sobre la piel. No se trata sólo de quemaduras que estos rayos producen, sino también el potente efecto cancerígeno que ellos provocan en las células de la piel. Con la disminución del ozono que se ha producido durante los últimos años, se ha agregado un factor más que incrementa el riesgo de cáncer a la piel, al disminuir su efecto protector de los rayos Ultra Violeta, ello es especialmente preocupante en Australia, que al igual que en Chile, está ubicada en el hemisferio Sur, que es precisamente, donde se ha producido la mayor disminución del Ozono. A su vez la población es de piel blanca que también la hace más sensible a las radiaciones (la piel pigmentada protege de los rayos).
Las últimas estadísticas de Australia, señalan que el cáncer a la piel está adquiriendo una frecuencia mayor que la que los científicos habían calculado. En un estudio realizado en 2000 residentes en la ciudad de Queensland de Nambour, se ha observado que este está atacando a más de dos personas de cada 100, la tasa más alta de un cáncer específico que se haya descrito (New Scientist, 28 de diciembre de 1996, pág. 9).
Nambour está en la Sunshine Coast, una región tropical, ubicada a 90 Km al norte de Keysbane. El estudio realizado por el Instituto de Investigaciones Médicas de Keysbane, comenzó en el año 1985, y comprende 2095 adultos de edades que oscilaron entre los 20 y los 69 años.
Ellos fueron escogidos al azar del registro electoral. Los resultados se publicaron en el American Journal of Epidemiology. La autora del trabajo, Adele Green, buscó en la muestra estudiada, los dos tipos de cáncer de la piel: el carcinoma de células basales (BCC) y el carcinoma de células espumosas (SCC). Entre los años 1985 y 1992 habían encontrado que 2.5 hombres de cada 100 padecía de BCC o SCC. En las mujeres la frecuencia era de 1.7 en cada 100. Ahora el aumento es alarmante, ya que según los investigadores a aumentado la frecuencia del cáncer de la piel en más de 3 veces.
El estudio también confirma, que las quemaduras dolorosas de la piel, durante la juventud, más tarde hace a esas personas más propensas al cáncer. Es así como las personas que recuerdan seis o más quemaduras dolorosas a lo largo de la vida, tienen una frecuencia tres veces mayor de SCC, en relación al grupo control. Del mismo modo que aquellas que habían estado más expuestas a los rayos ultravioletas de sol, más tarde presentaban una piel menos elástica y con más arrugas.