La dieta y la hipertensión
( Publicado en Revista Creces, Octubre 1998 )
Después que por tanto tiempo se insistió que la sal era la culpable de la hipertensión, ahora se mimetiza su rol. En cambio, se insiste en otras cualidades de la dieta.
La presión sanguínea elevada, constituye un serio problema para la salud, especialmente en los países desarrollados. Contribuye significativamente al riesgo de enfermedades cardíacas, a la insuficiencia cardíaca congestiva, a los infartos y a las fallas renales. Se trata de un mal propio de los seres humanos, ya que ningún otro vertebrado desarrolla hipertensión arterial. Tanto es así, que para conseguir ratas hipertensas para trabajos experimentales, se deben buscar cepas especiales y entrecruzarlas, o por último producirles hipertensión por medio de manipulaciones genéticas.
Para tratar la hipertensión se usan diversas drogas, al mismo tiempo que tradicionalmente se ha prescrito eliminar la sal de la dieta. "Consuma menos sal, bajará su presión arterial y vivirá por más tiempo". Este era el lema preconizado durante las últimas tres décadas por el National Heart, Lung and Blood Institute de Estados Unidos. Pero el dogma ahora tambalea, ya que investigaciones recientes cuestionan su validez. En la actualidad, se ha restado importancia a la sal como factor condicionante de hipertensión. Durante los últimos tres años se ha llevado a cabo una enconada polémica, que aún no se ha decidido (Science vol 281, pág. 898, Agosto 14, 1998).
David McCarron del Health Service University de Oregon, nada menos que en la editorial de Science (Vol 281 pág. 993, 1998), señala que la recomendación de suprimir la sal para tratar la hipertensión, ha sido sólo una moda, demasiado inflada por los oficiales de salud. Según él, "culpar exageradamente sólo a la sal es peligroso, ya que desvía a atención de otras deficiencias dietarias, como es un adecuado consumo de frutas y vegetales, que contribuyen mucho más que la sal para prevenir o tratar la hipertensión".
Es así como se cuestionan muchos de los trabajos anteriores, cuyas conclusiones se han basado en estudios de sociedades primitivas que no consumían sal, o en pacientes con enfermedades renales o finalmente en animales de experimentación, en que las dosis de sal administradas eran desproporcionadamente elevadas.
Estudios más recientes, hechos en porcentajes altos de población sana, que han sido seguidos por largos períodos, concluyen que la sal de las comidas, no tiene una relación directa con la posterior aparición de hipertensión (JAMA 279, pág. 1383, 1998).
El artículo de Science ha provocado también airadas reacciones. Graham McGregor, un especialista en la presión sanguínea del St. George Hospital Medical School en Londres, señala que en el artículo de Science se han ignorado estudios muy bien controlados, realizados en Portugal y Holanda, en los que se demuestra que el reducir el aporte de sal en la dieta puede bajar significativamente a presión arterial. También se queja que se desconocen resultados de investigaciones realizadas en chimpancés, que señalan lo mismo.
El Centro para la Ciencia en Interés Público de USA, también se manifiesta en contra de lo afirmado en Science y afirma que detrás de esto hay intereses de la industria de alimentos, que pretende minimizar la importancia de la sal en la hipertensión, ya que ella usa mucha sal en diversos alimentos para fortalecer su sabor. Incluso acusa a McCarron de ser un consultor del Instituto de la Sal, y que por esto recibe 3.000 dólares anuales.
Otros factores dietarios serían más importantes
McCarron contraataca, señalando que sus detractores a su vez desconocen importantes revisiones de trabajos, como el recién publicado en la revista Archive of Internal Medicine (Vol. 157, pág. 1117, 1998), en la que no encuentra ninguna evidencia de que la sal sea causa de hipertensión. En cambio otros investigadores, incluyendo a Theodore Kotchen del Medical College de Wisconsin, señalan que la dieta rica en potasio, calcio, magnesio y frutas frescas y bajo contenido, graso ayuda a combatir la hipertensión.
Se ha comprobado que el suplemento de calcio, produce una pequeña, pero consistente caída de la presión arterial (JAMA, 275, pág. 1590, 1996). ElIo fue posteriormente confirmado por el National Institute of Health de Washington, después de una larga investigación con una alta casuística (Arch. Int. Med., vol. 157, pág. 657, 1997). Pero trabajos más recientes demuestran que toda una dieta es importante para controlar y prevenir la hipertensión. Ella debe tener una combinación de sales de calcio, potasio y magnesia. Ellas están contenidas en las proporciones adecuadas en la leche de bajo contenido de grasa, por Io que se recomienda su ingesta.
Actualmente se recomienda la llamada dieta DASH (Dietary Approches to Stop Hipertensión), constituida por productos lácteos con bajo contenido en grasas, más frutas y vegetales. Con ellas se relatan descensos importantes de la presión arterial, más efectivos incluso que con drogas (Nuevo estudio: grasas e hipertensión arterial). Lo interesante es también que igual dieta, baja en grasa, alta en calcio y otros minerales, y rica en frutas y vegetales, es también la que se recomienda para la osteoporosis y la prevención del cáncer.