Aparición del primer hombre
( Publicado en Revista Creces, Octubre 1998 )

Hace algún tiempo, basándose en el DNA de las mitocondrias, se pudo ubicar a Eva, que habría vivido hace 200.000 a 300.000 años en África. Ahora por nuevas técnicas del DNA, se ubica a adán, que vivió en igual tiempo y lugar.

El estudio del DNA de las mitocondrias, el lugar del interior de la célula donde se produce la energía para satisfacer las necesidades celulares, permitió volver atrás en el árbol genealógico humano, hasta llegar a la primera mujer, a la que se llamó Eva, para no entrar en disputa con la Biblia. Pero ¿En qué se basó el estudio?.

Bien sabemos que el DNA, la molécula que transmite la herencia de una generación a otra, está contenido en los cromosomas, en el interior del núcleo. Pero es que además de ese DNA también en estas moléculas (aunque en menor cantidad) están las mitocondrias, ubicadas en el citoplasma celular. Es en ese lugar donde se produce la energía que la célula usa en su metabolismo. Algunos piensan que en etapas muy tempranas de la evolución, las mitocondrias eran independientes, y por eso tenían su DNA propio. En algún momento, cuando la vida estaba comenzando, la mitocondria se habría introducido a la célula primitiva y esta habría sido bien recibida, ya que la combinación parece perfecta: la célula adquirió su propia planta generadora de energía y la mitocondria de allí en adelante estuvo protegida, recibiendo muchas sustancias que a ella le era difícil conseguir si se mantenía independiente.

De allí en adelante, esta asociación se mantuvo hasta ahora: "juntos pero no revueltos". Cada uno con su DNA. La célula con su DNA en el núcleo y la mitocondria con el suyo propio en sus paredes.

Ahora bien, cada vez que un espermio fecunda un óvulo, uno y otro aporta su propio DNA nuclear, formando un total de 23 pares de cromosomas. Uno de cada par proviene del óvulo, otro de cada par proviene del espermio. Pero con la mitocondria sucede algo muy especial. Ellas son aportadas exclusivamente por los óvulos, ya que el espermio no tiene mitocondrias. De él se ha dicho despectivamente que sólo es "un DNA con cola". De esto resulta algo muy curioso: el DNA de la mitocondria, al pasar de una generación a otra, es sólo aportado por la madre.

Basándose en este hecho, utilizando el DNA de la mitocondria, se pudo ubicar cuándo y dónde estuvo la primera mujer. Ello porque en ese DNA se producen regularmente mutaciones, con tal exactitud, que el número de mutaciones ha llegado a constituir lo que se ha llamado "un reloj biológico". Calculando cada cuántos años se produce una mutación, y conociendo el número de mutaciones existentes, se ha podido calcular cuándo aproximadamente vivió la primera mujer. (Los antepasados de la especie humana) .


Pero, ¿Cuándo vivió el primer hombre?

Lo lógico es pensar que el primer hombre vivió con la primera mujer. Así parece haber sido, ya que recientemente, y después de una década de estudio, se ha podido también calcular cuándo vivió el primer hombre. El resultado ha comprobado que fue en el mismo lugar y en la misma época en que vivió Eva. Ello ha sido posible estudiando el DNA de un cromosoma determinado: el cromosoma Y. Como se sabe, todas las células humanas tienen 22 pares de cromosomas homólogos, pero además existen los cromosomas sexuales. Las mujeres tienen dos cromosomas X y el hombre tiene un cromosoma X y un cromosoma Y. Es decir, el cromosoma Y es sólo propio del hombre.

Por mucho tiempo se pensaba que el estudio de este cromosoma Y podría servir para llegar a individualizar cuando vivió el primer hombre. Pero hasta ahora ello no había sido posible, porque había que examinar el DNA del cromosoma Y a un gran número de hombres, de distintas razas y ubicaciones geográficas, para detectar en ellos las diferentes mutaciones que se han ido produciendo en función del tiempo. Sólo recientemente, en que Peter Underhill de la Universidad de Stanford en USA, describió un método rápido y automático para hacerlo, esto pudo ser realidad (New Scientist, Julio 11, 1998, pág. 36).

Constantemente se van produciendo mutaciones en la molécula del DNA. Se trata de un simple cambio en una de las bases de un gene. Si este cambio no afecta la capacidad del individuo para reproducirse, la mutación queda incorporada y pasa a las sucesivas generaciones y se va extendiendo en los descendientes. Estas diferentes mutaciones que se acumulan en el tiempo se llaman "polimorfismo".

Como hemos dicho, las mutaciones ocurren raramente, pero a lo largo de la evolución de la especie sé van produciendo a un ritmo muy constante. Su detección es la que los antropólogos llaman "reloj biológico o reloj molecular". Este reloj se ha calibrado comparando los genes del chimpancé con los del humano, y viendo cuantas bases han cambiado (mutado) en los seis millones de años que nos separan de él. En base al ritmo de mutaciones, los investigadores pueden estimar la edad de cada polimorfismo. Una determinada mutación puede encontrarse en habitantes de una parte determinada del mundo, por dos vías: la mutación puede haber ocurrido en la gente que estaba ya en ese lugar o ésta emigró a ese lugar con las personas. Por modelos matemáticos y conjeturas, los investigadores pueden comparar todo esto, y para ello estudian las mutaciones que existen hoy día en los diferentes grupos raciales en diferentes situaciones geográficas.

Es aquí donde el cromosoma Y es muy importante. A diferencia de los otros 22 pares de cromosomas, no se combina, ya que tienen muy pocas secuencias comunes con su homónimo teórico, el cromosoma X. Es decir, el cromosoma Y tiene todas las mutaciones que han ido ocurriendo a lo largo del linaje humano y ha pasado invicto de hombre a hombre. La otra ventaja que tiene el DNA del cromosoma Y, a diferencia del DNA de la mitocondria, es que en el DNA mitocondrial se han ido produciendo mutaciones mucho más seguidas en el tiempo. En cambio el DNA del cromosoma Y es mucho más estable, aún si se compara con el DNA de otros cromosomas.

Es así como del estudio del DNA del cromosoma Y de 718 hombres, ha permitido concluir que el hombre moderno deriva del "Homo sapiens" y que emigró una sola vez desde África, su lugar de origen. De allí se extendió a Asia y Europa. Ahora la única pregunta que queda por contestar es si este emigrante de África reemplazó a las personas de otros continentes, o si se cruzó con los existentes allí.


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