Drogas donadas a los países pobres
( Publicado en Revista Creces, Octubre 1998 )

No siempre el envío de donaciones de drogas a los países pobres, se hace por razones humanitarias. Por ello interviene la Organización Mundial de la Salud.

Richard Laing, profesor de Salud Pública en la Universidad de Boston, es una de las muchas personas preocupadas por el envío gratuito de productos farmacéuticos a los países pobres. "Muchas veces estos envíos de industrias farmacéuticas no son las adecuadas y aún son peligrosas, y en este proceso hay una enorme cantidad de dinero comprometido", dice Laing (Scientific American, Abril 1998, pág. 22).

Las donaciones cuando están de acuerdo a las necesidades, son muy bienvenidas, pero no siempre sucede así. Como un ejemplo, Eli Lilly and Company ha enviado antibióticos a Ruanda (1994), sin que estos hayan sido aprobados para su uso por el Food and Drug Administration o la Organización Mundial de la Salud. En 1993, 11 mujeres lituanas quedaron temporalmente ciegas después de tomar medicinas veterinarias donadas por Jamssen Pharmaceutica y que los médicos creyeron que eran las adecuadas para el tratamiento de la endometriosis, ya que habían sido enviadas sin instrucciones. En 1990, cuando Sudan sufría una devastadora guerra y gran hambruna, varias compañías enviaron donaciones, y en ellas había estimulantes del apetito, soluciones para lentes de contacto, antibióticos vencidos y drogas para tratar el colesterol.

En Diciembre del año 1997, Patrick Berckmans de la Asociación Europea para la Salud y Desarrollo, publicó un estudio sobre las donaciones hechas a Bosnia y Herzegovina entre los años 1992 y 1996. En ellas se incluía suministros médicos destinados a la Armada de la Segunda Guerra Mundial, o drogas para el tratamiento de la lepra, enfermedad que en esos países no existe. Los autores concluyen en su estudio, que estos países recibieron aproximadamente 17.000 toneladas de medicinas inservibles, que ahora se acumulan en las bodegas de los hospitales.

¿Por qué estas desatinadas donaciones?. La verdad es que para algunas compañías farmacéuticas (y lo admiten), este tipo de donaciones les sirve para deshacerse de stock vencidos e inservibles, muchos de los cuales ya han llegado a su fecha de expiración. Según Berckmans y colaboradores, la razón financiera está clara, ya que de este modo las industrias farmacéuticas durante todo este período se han ahorrado 25 millones de dólares, que es lo que les correspondería haber gastado para su destrucción en su propio país. Además de ella, afirma Berckmans, éstos pseudodonantes hacen uso del beneficio de deducciones de impuestos, basándose en estas "ayudas humanitarias".

Sin embargo, según afirma la Organización Mundial de la Salud, no todas las donaciones que se envían son de este tipo, ya que algunas realmente son necesarias. Así por ejemplo Johnson y Johnson tiene un programa especial, por el cual fabrica drogas específicamente para ser donadas. Merck y Cía. tiene un programa semejante y mediante él produce Mestizan, droga para combatir la ceguera, y la envía gratis a países de América Latina y África. Más recientemente Smith klein Beecham comenzará a producir drogas específicamente para programas de donaciones, entre ellas la droga Albendazol para el tratamiento de la elefanteasis, enfermedad que afecta a 120 millones de personas en 170 países en el mundo pobre. Esta droga no tiene mercado en el mundo desarrollado.

En todo caso el problema preocupa a la Organización Mundial de la Salud, ya que ahora los países pobres tendrán que hacer los gastos para deshacerse de toneladas de productos que no necesitan o que son potencialmente peligrosos. Paralelamente a ello ha dictado normas para este tipo de donaciones, que aparecen en un boletín titulado: "Guías para las Donaciones de Drogas". Allí se especifican varios principios:



  1. Las donaciones deben hacerse en respuesta a peticiones específicas.

  2. No puede existir un doble standard. Si su uso no está permitido en el lugar de origen o es ilegal allí, ellas no se pueden donar a otras personas y,

  3. tiene que existir una vía de comunicación directa entre donantes y recipientes, para así tener instrucciones claras acerca de su uso.



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