El impacto del SIDA en el subdesarrollo
( Publicado en Revista Creces, Octubre 1998 )

Informe mundial actual de la epidemia (1998): se constata su enorme incremento en el mundo mas pobre, mientras por primera vez en los países avanzados, tiende ahora a disminuir.

En el mundo desarrollado, por primera vez desde 1996, ha comenzado a disminuir el número de portadores de SIDA. Ello se ha constatado en Estados Unidos, Inglaterra y Francia. Desgraciadamente esta tendencia no es la que se observa en los países pobres, donde la enfermedad continúa expandiéndose rápidamente. De acuerdo a informes de Naciones Unidas, desde la década de los 80, han contraído el SIDA más de 40 millones de personas, habiendo ya fallecido 12 millones y dejando por lo menos a 8 millones de huérfanos. Sólo en el año 1997, 6 millones de personas contrajeron la enfermedad (16.000 personas diariamente) y 2.3 millones fallecieron, incluyendo a 460.000 niños.

Enormes cantidades de recursos se han estado invirtiendo en el control de la enfermedad. Pero de nuevo la distribución ha sido muy desigual. El 90% de los recursos invertidos, corresponden al mundo desarrollado, donde se encuentra el 10% de los enfermos. En el mundo pobre, donde actualmente está el 90% de los enfermos, sólo se ha invertido el 10% de esos recursos. Mucho se ha avanzado en los últimos años en el descubrimiento de nuevas drogas, pero desgraciadamente ellas son de elevado costo. Se calcula que el tratamiento anual por enfermo, es de 10.000 dólares, lo que impide a los países pobres disponer de ellas.

En la actualidad el SIDA se está esparciendo muy rápidamente en Africa, especialmente en los países sub-Sahara, y en el sudeste de Asia. Sólo en esta región están actualmente el 75% de los enfermos de SIDA del mundo y más del 90% de los niños que se han infectado. En áreas como Botswana, Swazilandia y en algunas provincias de Sud Africa, uno de cada cuatro adultos ya han sido infectados. Como consecuencia de las muertes de los pacientes sidosos, la expectativa de vida ha comenzado a disminuir significativamente en toda la región. En el sudeste asiático, el ritmo de incremento se nota especialmente en la India (cinco millones de individuos infectados aproximadamente) y también en Tailandia. Con más retraso, pero también aumentando en cantidades importantes, se encuentra Burna, Vietnam y China.

En todos estos países, en la medida que la epidemia se ha extendido, la enfermedad se ha desplazado especialmente hacia los niveles sociales mas marginados o discriminados. Ello no es raro, ya que tienen menos información preventiva. Este mismo fenómeno se ha observado también en los países desarrollados. Así por ejemplo en los Estados Unidos, hace 10 años, el 60% de los pacientes eran blancos, mientras que los hispanos y negros representaban el 39%. En 1996, los blancos sólo representan el 13% siendo los restantes hispánicos y negros.

Es evidente que la marginalización social, constituye ahora un alto riesgo de contraer el SIDA. Es así por ejemplo como en Brasil, al comienzo la enfermedad afectaba especialmente a individuos que tenían educación secundaria terminada. Ahora en cambio, la mayoría corresponde a individuos con sólo educación básica y analfabetos. Las mujeres de estos grupos sociales (el 40% de los casos), aún cuando tuvieran la información necesaria, no tienen el poder para exigir el uso del condón en sus parejas, encontrándose así absolutamente desprotegidas.

Todo hace presumir que en el futuro la epidemia se seguirá incrementando y concentrando en los países pobres, comenzando a extenderse también a países en que está recién comenzando. Es probable en cambio, que ésta comience a disminuir en los países industrializados, aún cuando siempre quedarán mas expuestos los grupos más marginalizados. Para ellos la única esperanza está en la posibilidad que se descubra una vacuna eficiente, cosa que aún no está clara y que en el mejor de los casos tomaría varios años. Por ahora habrá que hacer énfasis en las medidas preventivas, estimulándose el uso del condón y la fidelidad de pareja.

Personas con SIDA en el mundo a fines de 1997


(Scientific American, Julio, 1998).



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