Efectos colaterales en el tratamiento del SIDA
( Publicado en Revista Creces, Septiembre 1998 )
La droga que parecía maravillosa para tratar a los enfermos de Sida (inhibidores de proteasas), al administrarse por largo tiempo, producen efectos colaterales preocupantes. Los casos se están acumulando y los médicos no tienen hasta ahora explicación.
Durante los últimos tres años, una nueva familia de drogas se ha estado usando para tratar a los enfermos de SIDA con bastante éxito. Se trata de los inhibidores de proteasas (Una buena noticia en el tratamiento del sida) , han logrado reducir a mortalidad y permitir que los enfermos vuelvan a trabajar sin presentar síntomas. Más aún, reducen hasta casi hacer desaparecer los virus de la sangre. Pero ahora comienza a verse que su uso mantenido tiene serios efectos colaterales. Es así como muchos se quejan que les ha estado cambiando la forma de sus cuerpos y que han tenido problemas cardíacos.
Algunos afirman que les ha crecido la barriga, mientras se adelgazan sus caras y labios. Algunas mujeres se han quejado también que sus pechos crecen mucho. Otros dicen que les ha aparecido una masa de grasa en la parte posterior del cuello (joroba de búfalo). Aún no se ha hecho una evolución de cuántos enfermos están acusando estos síntomas, pero sin duda que son miles. Por otra parte los exámenes de sangre, muestran niveles elevados de triglicéridos (grasas), lo cual significa para ellos un riego de enfermedades cardíacas. De hecho ya se han descrito casos de gente joven, que estando en tratamiento con inhibidores de proteasas, han presentado ataques cardiacos. Algunos médicos han hecho notar que al tomar una muestra de sangre a estos pacientes, esta presenta el aspecto de una crema gruesa.
Los inhibidores de proteasas actúan bloqueando la acción de una enzima (proteasas), que necesita el virus del SIDA para poderse replicar. Como estas proteasas están solo en las células infestadas y porque no desempeñan ninguna función en la fisiología humana, se suponía que estas drogas no deberían tener ningún efecto colateral adverso. Por ello todos estos hallazgos constituyen una sorpresa desagradable. Otras drogas que se usan en el tratamiento del SIDA, como es el caso del AZT, si se sabe que dañan la médula ósea, produciendo anemias y menor número de glóbulos blancos.
Estas complicaciones han sido el tema principal en la Décima Segunda Conferencia Mundial del SIDA en Ginebra (Julio de 1998). David Cooper y colaboradores del Hospital San Vicente en Sydney, Australia, han examinado más de 100 pacientes que han estado recibiendo inhibidores de proteasas y los han comparado con otros pacientes que no la han recibido. Encuentran que dos tercios de los que reciben inhibidores de proteasas (indinavir, saquinavir y ritonavir), presentan una distribución anormal de las grasas en sus cuerpos y que muchos además presentan elevación del colesterol y los triglicéridos en la sangre.
Otros investigadores afirman que no hay que sacar conclusiones prematuras y que es necesario esperar más resultados, ya que alteraciones similares se observan también en enfermos crónicos que tienen que tomar medicamentos por largo tiempo, como es el caso de la leucemia. Según ellos estos síntomas pueden no ser debido a los inhibidores de proteasas, sino al stress a que estos enfermos están sometidos. Pero lo que es cierto, es que la intensidad de los síntomas observados, está en relación a la duración del tratamiento. Aquellos que llevan más tiempo, son los que presentan mayores alteraciones en la distribución de las grasas en sus cuerpos.
(New Scientis, Junio 27, 1998).