La agricultura ecológica, emergencia de hoy
( Publicado en Revista Creces, Septiembre 1981 )

La observación de los sistemas de cultivo en el mundo da una voz de alerta para intentar provocar el menor daño posible a la tierra y obtener el mayor beneficio de ella.

El problema del hambre del mundo y sus posibles soluciones, han generado un cúmulo de alternativas tecnológicas, económicas y sociales con los consiguientes seguidores y detractores de las mismas. Se ha enfocado el programa entonces desde el punto de vista de la técnica agrícola, de la distribución de los alimentos, del ingreso de la población y la política económica que lo genera y por último de la capacidad de la tierra para producir bajo la presión que significa la urgencia por los alimentos. Este último punto ha generado una corriente de pensamiento agrícola cuya hipótesis fundamental podríamos enunciarla así: "La mayoría de la tierra arable de nuestro planeta se encuentra bajo fuerte presión, con lo cual la aplicación de principios ecológicos en la agricultura puede originar el desarrollo de cultivos menos intensivos de mayor eficiencia energética y autorrenovables".

Existen varias razones que dan crédito a esta hipótesis:

  • La mejor tierra cultivable ya se encuentra hoy en producción y la expansión de la agricultura hacia tierras no explotadas en un alto porcentaje de casos ha causado erosión. En EE.UU. la erosión del suelo alcanza la cifra de 5 millones de toneladas anuales.

  • El desarrollo urbano ha originado una creciente disminución de la superficie cultivable. Cada año se pierde más de un millón de hectáreas de tierras arables en la construcción de carreteras, urbanización, etc.

  • La salinización y/o alcalinización ha dañado aproximadamente a la mitad de la tierra arable.

  • Advertimos hoy día una pérdida creciente de cultivos naturales y recursos nativos. La velocidad promedio de extinción entre todas las especies puede alcanzar a mas de 100 especies al año (flora y fauna).

  • El costo del uso intensivo de energía en forma de pesticidas sintéticos y fertilizantes es cada vez mayor. Por ejemplo, el cultivo del maíz necesita alrededor de 925 litros de gasolina por hectárea.

  • No obstante el uso de pesticidas y lo oneroso de éstos, actualmente se pierde un tercio de los cultivos debido a insectos patógenos u otros, a lo cual debemos agregar que el uso de estos compuestos químicos involucra contaminación, aparición de cepas resistentes, etc.

  • La uniformidad genética de los monocultivos los hace altamente vulnerables a pestes y epidemias.


    Cambio de actitud

    El análisis de lo anterior revela que el incremento del subsidio energético no necesariamente nos proporciona un mejor nivel de producción de alimentos sino, que además, ocasiona problemas ambientales de cierta consideración. Es preciso preguntarnos entonces si es posible establecer otro sistema agrícola alternativo, en el que los insumos no renovables se minimicen y la producción agrícola se estabilice, pensando en políticas de mediano y largo plazo más que maximizando la productividad del suelo en el corto plazo. Si la respuesta a esta interrogante es afirmativa, debemos concluir que no sólo hay que realizar un cambio en el manejo agrícola y su tecnología, sino además profundas modificaciones en la investigación agraria que realizan corporaciones agrícolas privadas y públicas. La experiencia muestra que las corporaciones privadas son renuentes a financiar alternativas tecnológicas que no las beneficien directamente y en el corto plazo.

    Hasta hace algún tiempo existían al menos dos tipos de productores del agro que enfocaban la agricultura de un modo menos intensivo. A través de sus prácticas han desafiado en forma advertida la dependencia energética del sistema agrícola mecanizado. Estas personas son:

    • Los pequeños agricultores tropicales.

    • Un grupo emergente de los llamados agricultores orgánicos (organic farmers) en Europa y Estados Unidos.

    Analicemos algunas de sus características.


    Sistema agrícola tropical

    Se le define normalmente como una pequeña porción de tierra de baja productividad y que opera en ausencia de tecnología moderna.

    Este sistema ha mostrado una gran capacidad para optimizar la producción agrícola no obstante la limitada infraestructura socioeconómica de que dispone. Utilizando el sistema de rotación de cultivos, ellos minimizan riesgos y proveen una fuente estable de ingresos y buena nutrición para su familia a la vez que maximizan sus retornos con bajos niveles de tecnología. Analicemos algunas ventajas de este sistema de cultivo mixto tradicional, respecto de los grandes monocultivos modernos:


  • Mayor producción neta por unidad de tierra cuando se logran adecuadas condiciones de siembra, densidad de plantas, variedad de especies, etc.

  • Mejor contribución bioquímica a la dieta especialmente cuando se logra complementar distintos productos agrícolas como maíz y frijoles, lo que mejora sus patrones de aminoácidos esenciales.

  • Mayor eficiencia en el uso de energía solar y nutrientes del suelo.

  • Mayor resistencia contra insectos herbívoros, lo que resulta de la diversidad vegetal que introduce (heterogeneidad) en las comunidades de insectos y estimula la presencia y actividad de enemigos naturales.

  • Mejor habilidad competitiva contra malezas.

  • Pueden combatir con eficiencia la pérdida de minerales del suelo producida por los cultivos anuales, alternándolos con otros perennes. Además el enriquecimiento del suelo con nutrientes orgánicos puede resolver la pérdida de otro tipo de nutrientes.

  • En un mercado regional, se puede asegurar la venta para una gran variedad de cosechas.


    Agricultura orgánica

    Los productores agrícolas de los Estados Unidos, por su parte, han declarado que este tipo de manejo de cultivos no es adecuado para la producción de alimentos en gran escala, dado su bajo nivel de productividad. No obstante y motivados por el cada vez mayor costo energético de la agricultura mecanizada y la contaminación que ello acarrea, no menos de 25.000 "agricultores orgánicos" se organizaron en ese país, declarando las ventajas de su sistema de trabajo:

  • Sus cultivos son susceptibles de una mayor diversificación y de manejo más flexible.

  • El rendimiento de las "haciendas orgánicas" es de alrededor de un diez por ciento menor que el de las granjas convencionales, pero el ahorro energético supera esa cifra.

  • La erosión del suelo es significativamente reducida, así como las pestes por insectos, malezas y enfermedades de los cultivos.

    A pesar de las ventajas enunciadas para este tipo de cultivos y el ahorro de energía fósil derivado de ellos, la transición desde la agricultura más mecanizada hasta una orgánica debe estar precedida del desarrollo de una tecnología apropiada para sus características. Si bien ninguno de los polos analizados es el problema de nuestro país, conviene tener presente hacia dónde se mueven los sistemas productivos de otras naciones, impactadas en mayor o menor grado por la crisis energética, por las tristes secuelas de los contaminantes químicos (pesticidas) y por la competencia en los grandes mercados.



    Miguel A. Altieri


    División de Control Biológico
    Departamento de Ciencias Entomológicas

    Universidad de California, Berkeley.


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