Arqueología y etnográfica en el Valle de Elqui
( Publicado en Revista Creces, Junio 1983 )

Excavaciones recientes en el sector del Molle, junto al río Elqui, indican la presencia de una arquitectura habitacional primitiva a base de grandes piedras-fogones, vegetales y cueros. Por encima de este sitio se estudio una posible fortaleza primitiva desde donde se domina sin reservas el valle.

El Norte Chico o Chile semiarido cuenta con una historia poblacional que se remonta a los 12.000 años A.C., a partir de las pequeñas bandas de cazadores de mastodontes, caballo americano, ciervos y paleolamas, descubiertos en los últimos años en una laguna extinta de Quereo (Los Vilos). Posteriormente, los espacios geográficos se van cubriendo de acuerdo al crecimiento demográfico y a la presencia de comunidades organizadas cada vez en forma más homogénea. A su llegada a estas tierras coquimbanas del cacique Anien, en 1536, Almagro, y un lustro más tarde Valdivia, encuentran una población distribuida a lo largo de la costa, los valles, los interfluvios y la cordillera. El conocimiento más acabado de la presencia indígena en la región ha sido emprendido por investigadores con asiento en el Museo de La Serena. En esta empresa destacó como pionero Francisco Cornely Bachmann, hace ya unos 40 años.

El Valle de Elqui, ocupado sucesivamente por las poblaciones Molle, Animas y Diaguita (0 al 1400 d.C.), forma parte del área en que Cornely indagó el desarrollo agrícola prehispánico. Hoy se reestudian en particular los antiguos sitios descubiertos por este arqueólogo entre La Calera y El Molle, localidades junto al río Elqui definidas como "`Complejo Cultural El Molle" (0 al 600 d.C.) con el propósito de conocer las prácticas, habitacionales desarrolladas en los primeros siglos de nuestra era. Los resultados preliminares indican la presencia de rasgos arquitectónicos muy simples, y su descripción tanto como observaciones etnográficas sobre pastores contemporáneos del sector, conforman la temática central del presente artículo.


El medio

El sector que nos preocupa, la franja intermedia del valle, dentro de una aridez acentuada participa de diversas características que hacen posible una vegetación nativa. Toma el carácter de una estepa espinosa abierta y muy raleada en valles y cuencas, y de asociaciones de arbustos leñosos bajos en laderas y pendientes abruptas. En ambos tipos vegetacionales suelen aún reconocerse árboles como el algarrobo, chañar, molle, pimiento y guayacán, junto a un grupo de arbustos, hierbas y cactáceas.

La llegada del español introdujo técnicas de cultivo totalmente diferentes a las usadas por el indígena La misma instalación de viñas, que ocupan vastas laderas, ha conspirado contra la supervivencia y proliferación de la flora silvestre a nivel del río.

El sustento diario de los antepasados especialmente el proteico lo aportó la fauna local: guanacos, vicuñas y otros camélidos; ciervos, pumas y zorros, junto a roedores, aves y reptiles. Los restos óseos de estos y otros animales son recuperados en las excavaciones, lo que confirma la presencia de una comunidad primitiva de cazadores y recolectores. Las labores agrícolas de los lugareños determinaron un tipo de comunidades sedentarias con abundante pastoreo.

Esta realidad biótica se deterioró básicamente por la intervención del hombre: las armas de fuego han roto el equilibrio entre el cazador y la presa. Actualmente, aparte de la gama de animales domésticos propios de la vida campesina, quien transite por los cerros del valle encontrará piños de cabras que ramonean incansablemente el estrato herbáceo. Están allí desde hace unos 500 años luego que reemplazaron a llamas y alpacas como recurso de pastoreo. Ya ni siquiera se divisa un guanaco. Su habitat se mudó a la cordillera en una actitud de innata supervivencia. Haber permanecido en el área hubiese sido entretención de las armas de fuego gatilladas por los mayores depredadores de la historia.


Sitios excavados

El Molle inicia en la región el uso de la cerámica, la metalurgia del cobre, oro y plata; los tembetás y las pipas, y desarrolla actividades económicas como la caza, la recolección terrestre y marina, la agricultura y la ganadería, imponiéndose un tipo de recursos sobre otros según el medio ecológico que éstos ocupen. Si bien mantiene muchas de las características propias de las poblaciones anteriores (Arcaico), marca una diferencia fundamental respecto a las mismas, porque con él se inicia el desarrollo de unidades poblacionales regionalmente homogéneas. Los asentamientos cubren desde Copiapó al Choapa con una variación de comportamiento acorde con los contrastes ambientales de cada lugar.

Actualmente resulta prioritario en los valles conocer los sitios habitacionales: ya que durante años el énfasis fue puesto sólo en las excavaciones de cementerios. El lugar apropiado para iniciar su búsqueda era donde Cornely descubrió los 6 cementerios y un sitio encumbrado sobre los cerros que denominó "La Fortaleza" (también excavada recientemente), todos sin duda lugares importantes para la población.

En un comienzo se penso que los grandes cementerios estarían en relación con grandes sectores habitacionales, y con tal hipótesis se inició la búsqueda entre 1979 y 1981. Luego de pasar una y otra vez por los alrededores de los cementerios 1, 2 y 3, comenzamos a advertir pequeñas manchas de cerámica que resultaron ser rastros en donde estuvieron instaladas las viviendas. Hoy se reconocen por estos débiles vestigios que parecen indicar construcciones hechas en base a materiales perecibles - vegetales o cuero- que no han permitido conservar evidencias de armazón alguna. Se logran distinguir sólo por estos fragmentos cerámicos, como si correspondieran a sencillas viviendas en torno a los cementerios y marginadas de las terrazas aluvionales superiores, lejos de los actuales campos agrícolas.


La fortaleza

Una gran roca servia para instalar el fogón. Contra ella se empalmaban las ramas o cubiertas de cueros. Las excavaciones alcanzaron a una profundidad máxima de 25 cm, encontrándose fragmentos de ollas, jarros y otros tiestos negros y café pulidos; rojos y rojos sobre crema pintados, y negros o café alisados incisos. La cerámica es aquí el elemento diagnóstico más importante, ya que hay evidencias de herramientas de piedra o elaboración de las mismas. Los vestigios de alimentos también son escasos: pequeños restos óseos de mamíferos y conchas de ostión, lapas y apretadores (chitones) traídos desde la costa. Todo hace suponer que sus habitantes eran pequeñas familias dedicadas básicamente a la agricultura, cuyas evidencias no se conservan debido a los rigores climáticos (lluvias).

Tres kilómetros más arriba del sector excavado está "La Fortaleza", lugar muy conocido por los lugareños como "Piedra del Indio" o "Lugar donde bailaban los indios", ya que la tradición cuenta que allí se juntaban tres tribus a fumar la pipa de la paz. De cordillera al mar lo hacían los Diaguitas, los Puclaros y Los Mollenses.

En agosto de 1982 subimos a excavar en este sitio que Cornely (1938,1940) interpretó cómo una fortificación protectora de invasiones diaguitas. Integraron el grupo de trabajo el arqueólogo Marcos Biskupovic, Jorge Madrid y los estudiantes Julio Cortés (Historia), Alejandro Sfeir (Derecho) y Ariel Contador (Enseñanza Media), además de este informante. El sitio se ubica a 40 km al E de La Serena, a 800 metros sobre el nivel del mar y a 420 m sobre el fondo del valle, y está protegido por una larga pirca que se interrumpe más o menos al centro, donde estuvo su puerta de ingreso.

La excavación se programó a partir de los puntos marcados por el levantamiento topográfico realizado en 1982 por Hans Niemeyer. Se trabajaron 22 unidades de 1 m2 cada una, encontrándose más de 500 fragmentos de ollas y jarros tanto ordinarios (negro o café) como muy finos, típicos de la delicada alfarería Molle.

Los sectores céntricos del sitio revelan que allí estuvieron concentradas las actividades domésticas diarias, a juzgar por la mayor cantidad de desperdicios (fragmentos para armar cántaros casi completos, carbón y restos de alimentos). La cerámica corresponde a dos grandes ollas (30 x 29 cm) café alisadas, de cuerpo esferoidal, cuello ancho y base pequeña, probablemente utilizadas para almacenar agua u otros productos necesarios. Otros dos ceramios corresponden al tipo negro pulido, uno de ellos con incisos escalonados sobre el cuello, de cuerpo ovaloide, cuello expandido y pequeña base plana (19 cm), representando a finos y populares jarros Molle. Aparece también cerámica de muy mala calidad, aparentemente hecha con barro del mismo cerro.

No hay evidencias de puntas de flecha o artefactos de piedra. Los únicos restos alimentarios son dos pequeños fragmentos óseos de mamíferos y otros de valva de choro, indicadores de escasa prosperidad dietética. Es Posible, sin embargo, que aquí también el sustento básico haya sido la agricultura y sus restos desaparecieron por efectos de la humedad. Los carbones encontrados permitirán datar estos acontecimientos.

A pesar de que el sitio anota el deterioro de la acción humana, parece factible que haya sido utilizado como lugar de defensa. La altura en que se encuentra, el lugar elegido, su amplio dominio visual del valle, su cara frontal cayendo al acantilado y su ubicación inexpugnable abogan por esta hipótesis. Su real comprensión, sin embargo, dependerá de la forma como sea integrado a los análisis que a futuro se hagan del sitio.


Comunidades y pastores

A partir de la conquista europea, al desarticulado mundo indígena se le reúne bajo nuevas formas organizativas, entre ellas las "comunidades" como unidades típicas de agrupación humana. Estas están desarrolladas hoy a través del pastoreo y, cuando las condiciones lo permiten, combinan la agricultura y la minería en cientos de quebradas donde habitan los descendientes de pretéritas generaciones.

Comunidad es un sistema integrado simultáneamente por el suelo y la gente que lo habita, en el cual el terreno está indiviso y pertenece por igual a todos los comuneros. Estos lo explotan sin proporcionalidad y sin que existan derechos bien establecidos dentro del bien común. La comunidad constituye la forma más típica y original de tenencia de la tierra en el Norte Chico, donde se produce una combinación en el uso y la propiedad de la tierra de pequeñas superficies de terreno con trigo- las "hijuelas"- o sin él - las "lluvias", "posesiones" y "pisos" de goce individual -, con extensiones mayores de uso comunitario - el campo común o encierra común- en el que viven los animales.

El éxito de la subsistencia está íntimamente vinculado con la vida de piños de cabras y algunos ovinos, sobre cuyo efecto en el ecosistema se han referido extensamente los ecólogos. La relación entre estos animales y las familias que habitan aislados parajes tiene un alto significado antropológico. La Universidad de Chile así lo ha entendido y en su programa de Las Cardas (Qvalle) esta enseñando a los comuneros el uso racional de su ambiente y el manejo adecuado de estos rebaños.

Con estos piños se inicia un movimiento (arreo) hacia las veranadas cordilleranas a fines de primavera (noviembre y diciembre), permaneciendo en los sectores altos hasta marzo o abril. El deshielo estival deja al descubierto hierbas, champas y brotes arbustivos que son ramoneados por el ganado caprino. De esta forma, los comuneros de Elqui se desplazan hacia Los Cuartitos, Río del Medio, El Calvario, El Toro, La Laguna, Ingahuaz y otros puntos sobre los 3.000 y 4.000 metros de altura, bordeando el límite con Argentina.

Los pastores de la costa hacen similar aunque más largo recorrido, sin llamar la atención de ningún lugareño ni menos del habitante de las grandes ciudades. Son ellos los que conocen mejor que nadie la geografía regional centímetro a centímetro. Con sus perros empujan a cabras y ovejas hacia las vertientes y a los faldeos con más "verde". En el camino se encuentran con pircas de piedras que señalaron, otrora, los límites de activas comunidades donde ya nadie habita.



Gastón Castillo G.

Museo Arqueológico de La Serena. Fotos colección del Museo.


Para saber más


1. Ximena Aranda. "Un tipo de ganadería tradIcional en el Norte Chico: la transhumancia". Centro Demostrativo Corral de Julio. Departamento de Geografía, UnIversidad de Chile, 1971.

2. Raúl González. "Comunidades agrícolas de Chile". Revista Informaciones Geográficas N° 2, pp 34-35, Universidad de Chile, 1951 a.

3. Lautaro Núñez, Juan Varela y Rodolfo Casamiquela. "Ocupación Paleoindio en Quereo (lV Región): Reconstrucción multidisciplinaria en el territorio semiárido de Chile". Boletín 17, Museo Arqueológico La Serena. Homenaje al Dr. Clifford Evans. Págs. 14-31(1979-1981).


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