Virus herpes: un socio para toda la vida
( Publicado en Revista Creces, Enero 1983 )

No existen drogas efectivas que puedan erradicar el virus del organismo. El ataque a distancia resulta ser una de las dramáticas estrategias de este tipo de microorganismo: queda fuera del alcance del sistema inmunológico y emigra hasta los centros nerviosos, donde aguarda pacientemente su reactivación.

Durante los últimos años la batalla contra los virus ha cobrado gran intensidad. Hoy no es mucho lo que la ciencia puede ofrecer como terapia, pero el conocimiento de los mecanismos involucrados en la infección se ha ido aclarando paulatinamente.

Ha sido este conocimiento generado en los últimos años el que nos ha alertado sobre los virus herpes. Quizás su característica más significativa sea el hecho de que luego de terminados los síntomas de la infección viral, el virus puede permanecer en el huésped en estado latente. Esta capacidad de persistencia es una característica de todos los miembros de la familia herpes, entre los que se encuentran principalmente el virus varicella-zoster, el citomégalo, el Epstein-Barr y los 2 tipos de virus herpes simplex, identificados todos como agentes causales de enfermedad en el Hombre.

El virus varicella, por ejemplo, responsable del cuadro clínico de varicela o peste cristal, constituye un ejemplo característico de virus inductor de este estado de latencia. El varicella infecta a una gran masa de la población menor de 15 años, produciendo una enfermedad generalizada benigna que no deja secuelas, salvo en casos de pacientes inmunosuprimidos donde podrían originarse cuadros de neumonías o encefalitis varicelatosas. No obstante el bajo porcentaje de complicaciones, se sabe que durante todo el período asintomático que sigue a la primoinfección, el virus puede permanecer en el cuerpo, concretamente, alojado en las células de los ganglios paravertebrales del sistema nervioso central. En algunos adultos, por razones hasta ahora desconocidas, la infección reaparece localizada en una de ambas mitades del tronco. Esta reaparición del virus varicella, a pesar de tratarse del mismo agente causante mencionado anteriormente, recibe el nombre de varicella-zoster y puede repetirse varias veces durante el transcurso de la vida del adulto.


Persistencia

El virus citomégalo (CMV) y el virus Epstein-Barr (EBV) representan otros dos buenos ejemplos de virus persistentes. El CMV, que se sabe produce malformaciones congénitas en el feto y cuadros febriles agudos o prolongados en niños y adultos, adquiere gran importancia en el caso de trasplantes. Evidencias indirectas señalan que puede quedar latente en células del parénquima renal, luego del primer contacto del virus con el huésped. De hecho, estudios de trasplantes señalan que un 80% de pacientes CMV negativos, injertados con riñones provenientes de donantes CMV positivos, vale decir individuos que han tenido un contacto previo con el virus, resultan infectados luego del trasplante.

El virus Epstein-Barr (EBV) por otra parte, conocido principalmente como agente causal de la mononucleosis infecciosa, puede permanecer latente en linfocitos B, gran parte de los cuales presentan receptores específicos para el virus en su superficie.

Indiscutiblemente los miembros más conocidos de la familia herpes son los virus herpes simplex (HSV). Estos están representados en dos grandes grupos: los HSV del tipo I y los HSV de tipo II, asociándoseles con lesiones vesiculosas bucales y genitales respectivamente. Es preciso señalar, sin embargo, que esta asociación "HSV-órgano blanco" no es estricta, ya que es posible encontrar lesiones herpéticas genitales de tipo I, dependiendo principalmente, al parecer, del área geográfica donde se aíslen. Estudios realizados en Chile demuestran que es posible aislar ambos tipos de herpes simplex en pacientes con vulvovaginitis herpética.


Ataque a distancia

La transmisión del virus herpes simplex tipo II se hace por contacto directo entre la superficie de la piel de una persona infectada y una sana. El herpes simplex de tipo I se transmite también vía aérea, alojándose en la mucosa respiratoria y alcanzando el órgano blanco (tejido endotelial de la boca) luego de producida una viremia. La primoinfección manifiesta origina una gingivoestomatitis con lesiones orales internas, en cambio recurrencias tienden a causar lesiones a nivel externo, vale decir labios y ocasionalmente mejillas. Una vez dentro del individuo, el virus se aloja en la célula huésped y comienza a controlar el sistema de síntesis de proteínas de la célula infectada. Una vez que el sistema inmunológico del individuo controla la situación, el virus se retira fuera del alcance del sistema inmunitario circulante. El herpes tipo I viaja desde el labio por las fibras nerviosas hasta el ganglio trigémino, grupo de células nerviosas localizadas cerca del cerebro, y el herpes tipo II se traslada desde los genitales hasta el ganglio sacro ubicado en las cercanías de la médula espinal.

En este nuevo domicilio el virus entra en un estado de reposo que puede durar toda la vida del individuo o ser transitorio si por diversas razones se produjera una reactivación de la infección viral. Factores de predisposición tales como el stress, alteraciones hormonales, exposición al Sol o bajas del sistema inmune del huésped, podrían estimular la síntesis de nuevas partículas virales, de modo que el virus pudiera volver al lugar de infección original.

El rebrote, que puede ocurrir varias veces, presenta en general características diferentes a las de la primoinfección. Vale la pena señalar que a pesar de su baja frecuencia se han detectado casos en los cuales el virus alojado en el ganglio trigémino puede dirigirse al cerebro, causando encefalitis, o también llegar al ojo, donde una infección mal cuidada podría producir hasta ceguera. El virus herpes tipo II que se aloja en la región sacra puede penetrar a la médula dañando el sistema meníngeo.


Virus-cáncer

Varios virus del grupo herpes han sido asociados con ciertos estados cancerosos, pero sólo en los últimos años se han realizado estudios con el fin de comprender la generación de tales tumores de estos virus a nivel molecular. Es así como estudios biológicos, virológicos y seroepidemiológicos sugieren la participación del virus herpes simplex tipo II con el cáncer cérvico uterino humano. Las propiedades oncogénicas del HSV-2 se han demostrado por su capacidad de transformar, bajo ciertas condiciones experimentales, células de diferentes especies animales. Además se ha podido detectar la presencia tanto de antígenos propios HSV-2 en células exfoliadas de tumores cervicales, como de partículas virales en cultivo celulares de estos tumores.

Estudios seroepidemiológicos han permitido establecer que los pacientes portadores de cáncer cérvico uterino presentan niveles aumentados tanto de anticuerpos neutralizantes como de aquellos capaces de reaccionar con antígenos virales no estructurales del HSV-2.

A todo este conjunto de evidencias se suma el aporte de un grupo de investigadores de la Universidad de Chile, quienes lograron demostrar que líneas celulares derivadas de estos tumores expresan características funcionales y antigénicas propias del HSV-2, de manera similar a lo observado en células transformadas in vitro.

Otro aspecto relevante del virus genital lo constituye el alto riesgo que representan tanto la primoinfección como la reactivación del agente en mujeres embarazadas, durante el último período de gestación. Estudios de detección del HSV-2 en estos casos señalan que existe un alto riesgo de infectar al recién nacido durante su paso por el canal vaginal materno. La infección comprobada podría originar la muerte de la criatura o dejar secuelas graves en el mejor de los casos. Actualmente se practican exámenes para detectar el virus durante el embarazo y en aquellas madres con infección manifiesta se realiza una cesárea, con lo cual el recién nacido no corre ningún riesgo.


Como se plantea el combate

Los tratamientos para combatir el herpes son variados y en realidad no existe una droga capaz de eliminar completamente el virus del organismo. No obstante, las terapias pueden ser muy efectivas durante el primer ataque viral. El Acyclovir, ungüento formulado por la Burroughs Welcome Co., ya ha sido aprobado por la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos. El mecanismo de acción de esta droga está directamente relacionado con la replicación viral.

Siempre en el área terapéutica, un importante hallazgo han sido las llamadas acetilpiridinas-semicarbazonas, desarrolladas en laboratorios de la Universidad de Michigan, que logran resultados importantes en la eliminación del virus.

Un inconveniente serio en la terapia viral lo constituye el hecho de que las drogas tienen acceso al virus sólo en la parte aguda de la enfermedad. La efectividad de los fármacos disminuye bastante cuando el virus está en reposo alojado en el sistema nervioso.

Como se ha visto, en la medida que aumenta el conocimiento acerca de los virus herpes, crece también nuestra percepción de los riesgos que implica la infección. No obstante, la fantástica velocidad con que se generan conocimientos en el mundo moderno hace que estemos confiados que esta batalla, como tantas, será también ganada por el Hombre.



Pamela Cortéz

Laboratorio Viroligía
Facultad de Medicina Norte

Universidad de Chile.


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