La miel puede ser consumida directamente por el paciente o el producto puede extraerse de ella. "Es un sistema de producción muy barato y su purificación es fácil", dice Tineke Creemers del Centre for Plant Breeding and Reproduction Research en Wageningen.

Los investigadores afirman que el azúcar de la miel actúa como preservativo, y la proteína incorporada en ella puede mantener su actividad aun sin necesidad de refrigeración. Ello sería muy útil para producir vacunas orales destinadas a los países pobres, donde la refrigeración es un problema.

Todo esto ha sido posible porque los mismos investigadores descubrieron un switch genético o promotor que activa los genes en el nectáreo, el órgano de la planta donde se produce el néctar. En esta forma ellos introducen genes a la planta que codifican proteínas de uso médico junto con el promotor. Como el promotor es específico para el néctar, la droga se produciría sólo allí.

Ya han modificado genéticamente petunias para que produzcan una vacuna contra el parvovirus de los perros. Para ello introducen un gene que codifica una proteína de superficie del virus, que sería producida por las células del nectarino al producir el polen. Este sería recolectado por las abejas e incorporado por ellas a la miel. De este modo esta proteína sería la vacuna que el perro podría consumir directamente en la miel, o de allí se podría extraer y purificar para inyectársela.

Esta nueva tecnología de vacunas contenidas en la miel podría reemplazar a las vacunas producidas en plantas.