Júpiter, el convidado de piedra
( Publicado en Revista Creces, Abril 2000 )
El planeta Júpiter es el gigante del sistema solar. Su diámetro es diez veces más grande que el de la Tierra y tiene características muy especiales
(Los planetas de nuestro Sol). Hace ya cuatro años, el 7 de Diciembre de 1995, la nave Galileo que estaba orbitando el planeta dejó caer una sonda del tamaño de una pelota de playa para que penetrara en la atmósfera del gran planeta gaseoso. Se trataba de una expedición suicida destinada a conocer la composición de su impenetrable atmósfera. Durante una hora, en su caída, la sonda transmitió información a la nave Galileo que continuaba orbitando. Luego sucumbió por el calor, la presión y el choque final con su superficie.
La información que captó la sonda y que transmitió a la nave Galileo durante su entrada a la atmósfera de Júpiter fue luego retransmitida a la Tierra y aquí se tradujo en hermosas fotografías. Contrariamente a lo que suponían los científicos, se encontró menos agua y grandes vientos. Para sorpresa de los científicos, se descubrió que su atmósfera era tres veces más rica en argón, kriptón y xenón de lo que debiera ser (Nature, Noviembre 18, 1999). "Pensábamos que sabíamos como se había formado Júpiter, pero con esta nueva información tenemos que repensarlo de nuevo", dice Sushil Atreya, cientista planetario de la Universidad de Michigan en Ann Arbor.
El modelo más aceptado del origen del sistema solar comienza con una nube de polvo y gas que se arremolinaba en un disco plano alrededor del naciente sol (La búsqueda de otros mundos). Cerca del sol, donde las temperaturas eran lo suficientemente altas, se acumularon rocas que llegaron a formar los planetas más cercanos (rocosos). Pero más lejos, allá en la llamada línea de nieve, en que las temperaturas eran más bajas y donde al agua, el metano y otros se mantenían congelados, se habrían formado los grandes planetas gaseosos. En el caso de Júpiter, su núcleo es pequeño y la gran masa consiste en hidrógeno, que por estar a gran presión se encuentra en estado líquido y metálico. Más tarde, su fuerza gravitacional habría atraído los gases vecinos que formaron su atmósfera. Así se habrían formado también Saturno, Neptuno y Urano.
Este concepto de la línea de frío, ayudaba a explicar las diferencias existentes en la estructura, entre los planetas lejanos (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) y los cercanos al sol (Marte, Tierra, Venus y Mercurio). Pero los datos que envió ahora la nave Galileo, echan por tierra esta hipótesis. Los niveles de argón, kriptón y xenón detectados en Júpiter estaban entre dos y cuatro veces por encima de los gases de hidrógeno predominantes en la vecindad del sol. Para tener tales concentraciones de esos gases, necesariamente Júpiter debía haberse formado en otro ambiente mucho más frío del que se encuentra orbitando actualmente. Su material debió venir de más lejos, del cinturón Kuiper, que es una banda de cuerpos helados que circunscribe el sistema planetario del sol, más allá incluso que la órbita de Pluto (La Vía Láctea) y que probablemente existían antes de la era del sistema solar.
Por esto, Tobías Owen de la Universidad de Hawai, piensa que Júpiter se habría formado en el cinturón Kuiper, y que más tarde habría migrado desde una distancia de seis mil millones de kilómetros para ubicarse en la órbita actual. La hipótesis puede ser verdadera, pero no se explica cómo, ni por qué Júpiter se habría trasladado desde esta enorme distancia a la órbita actual. "Simplemente, no entendemos las cosas", dice Owen.