Ataques de rayos cósmicos
( Publicado en Revista Creces, Abril 1998 )
Los expertos en medicina del espacio, han estado siempre preocupados del peligro de exponerse a los rayos cósmicos de alta energía provenientes del núcleo atómico, que viajan en el espacio a una velocidad cercana a la de la luz. Ahora por primera vez ellos han podido medir el daño que estos producen en las células sanguíneas de los astronautas durante las misiones prolongadas.
Tracy Yang radiólogo que trabaja en el Johnson Space Center de la NASA en Houston, junto con científicos rusos e italianos, ha estudiado las muestras de sangre de dos astronautas que participaron en la misión MIR en junio de 1995. Encuentran en sus células blancas, una alta frecuencia de cromosomas fracturados y de diversas formas anómalas.
Estos hallazgos hacen pensar que partículas cósmicas que pueden penetrar fácilmente la piel de un astronauta, puedan más tarde producirles un cáncer u otras enfermedades. Entre otras cosas, los investigadores afirman que la radiación que recibe un astronauta en el tiempo que está en el espacio, alcanza una dosis de 147 millisieverts, lo que es siete veces más que el límite máximo recomendado por la International Commision for Radiological Protection para trabajadores nucleares, y 150 veces más que el límite recomendado para el público en general. Esta radiación viene de los rayos cósmicos y del cinturón de protones de alta energía alrededor de la Tierra, que se ha llamado "La Anomalía del Atlántico Sur", y que es precisamente donde orbitaba la estación MIR.
El National Council del Radiation Protection de los Estados Unidos, ha fijado para los astronautas una dosis máxima en la médula de 500 millisieverts, lo que es muchas veces más alto que lo que los astronautas realmente reciben. Ello porque los astronautas se consideran un caso especial, ya que no podrían desarrollar su labor, sin exponerse a este riesgo.