El asma y la limpieza
( Publicado en Revista Creces, Noviembre 1998 )

Durante los últimos decenios, el asma y las enfermedades inmunológicas se han estado incrementando en forma alarmante en los países avanzados, lo que aparentemente no ocurre en los países pobres. Las causas pueden ser varias, pero muchos lo atribuyen a la limpieza exagerada del mundo occidental.

Entre las muchas fobias raras que observan los psiquiatras, está la fobia a los gérmenes. Quienes la padecen no pueden desprenderse de ella. Algunos se lavan las manos cada cuarto de hora, otros no saludan por no tener contacto físico con otras personas, otros se aíslan para no ser contagiados por los gérmenes que otros portan. Son, en fin, víctimas de su propia fobia. Estos comportamientos son en realidad irracionales, ya que no hay forma de aislarnos de los gérmenes. Estos están por miles de millones por todas partes.

En la superficie de los objetos, en las comidas y en el aire que respiramos. En cada milímetro de nuestra piel se refugian diferentes gérmenes y más de cuatrocientas especies de gérmenes son huéspedes normales en nuestro intestino. La mayor parte de ellos son inofensivos y, más aún, necesarios. Ellos ayudan a degradar los alimentos para que estos si se puedan absorber con mayor facilidad. Pero también los hay peligrosos, que al introducirse al intestino pueden provocar enfermedades. Contra ellos hay que tomar precauciones.

Nuestra civilización actual se ha esmerado en aislarnos y protegernos de aquellos gérmenes peligrosos. Para ello se han mejorado notablemente las condiciones sanitarias, el abastecimiento de agua potable, la eliminación de las excretas y desperdicios, como también el cuidado y saneamiento de los alimentos. Todo esto se ha perfeccionado en el mundo desarrollado, pero no ha sido así en el mundo pobre, donde el contacto con estos gérmenes está continuamente produciendo trastornos digestivos y otras enfermedades infecciosas, que a veces son tan graves que producen la muerte, especialmente en niños (Creces, Octubre 1998, pág. 13).

Sin embargo, la limpieza extrema parece que ahora también está trayendo problemas. A ello se atribuye por ejemplo el notable incremento de los casos de asma que se han estado observando en Estados Unidos, Europa y Australia, como también el aumento de enfermedades por auto-inmunidad, como la diabetes insulino dependiente y la artritis reumatoidea.


El asma esta aumentando demasiado

El asma, que hasta hace treinta años era considerada una enfermedad muy rara, ahora afecta entre el 20 y 30% de la población de países como Estados Unidos, Inglaterra o Australia. Sus síntomas incluyen silbidos pulmonares, dificultades respiratorias, y en los casos más graves, obstrucciones de los bronquios. Sólo en los Estados Unidos el asma mata a 5.000 personas cada año. Pero también otras enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario están aumentando muy rápidamente, como es el caso de la fiebre de heno y los eczemas. A su vez los médicos están constatando un notable incremento de la diabetes insulino-dependiente (enfermedad autoinmune). Lo que llama la atención es que el incremento de estas enfermedades no se observa en los países pobres, donde coincidentemente no existen cuidados de higiene que protejan a la población de los gérmenes patógenos.

El hecho es que el incremento de las enfermedades alérgicas está corriendo paralelo al proceso de modernización, pero nadie sabe por qué. Es posible que haya factores genéticos, ya que muchas veces estas enfermedades afectan a varios miembros de la familia, y los hijos de padres alérgicos tienen también mayor susceptibilidad a las enfermedades alérgicas. Sin embargo, ningún gene podría expandirse en la población tan rápidamente como para explicar el rápido incremento del asma durante las últimas tres décadas. Por otra parte podría pensarse que el incremento se debería a la creciente contaminación del aire, proceso propio del mundo moderno, ya que las partículas contenidas en él podrían producir la reacción pulmonar típica del asma.

Sin embargo, no parece existir una relación entre el número de partículas y el incremento de los casos de asma. Así por ejemplo, el asma y otras alergias son muy frecuentes en ciudades del sur de Suecia, que se caracterizan por tener el aire muy limpio. Por el contrario, ciudades con gran polución como es el caso de Polonia, presentan menos enfermedades alérgicas. También se ha descrito que el llamado virus sincicial produce en niños cuadros semejantes al asma, pero nada indica que las infecciones por este virus estén aumentando.

En el año 1989, David Strachan, epidemiólogo del London School of Hygiene and Tropical Medicine, publicó un trabajo en que señalaba que los niños de familias numerosas, especialmente aquellas con hermanos mayores, presentaban menos frecuencia de asma. Strachan aseguró que en estas familias, aquellos hermanos mayores, que tenían más autonomía y que estaban más en contacto con la mugre, estaban más protegidos contra el asma y alergias que los menores que se encontraban dentro de la casa. Esta afirmación pareció una herejía, ya que hasta entonces se sostenía que eran las infecciones las que gatillaban las alergias.

Sin embargo, en los últimos dos años otros investigadores han comenzado a ver el lado favorable de los gérmenes. En un estudio de adolescentes y adultos jóvenes de Guinea-Bissau, quienes presentaron sarampión durante la epidemia del año 1979, tuvieron significativamente menos alergias que los que no se contagiaron. En otro trabajo, en que se estudiaron los escolares de Japón, donde todos reciben la vacuna BCG (contra la tuberculosis), pero sólo el 60% logra inmunidad, se encontró que los que hacen inmunidad contra la vacuna, tienen tres veces menos alergias y asma.

También otro estudio señala que en los estudiantes de la escuela militar italiana, las alergias son menos frecuentes en aquellos que tenían anticuerpos contra la hepatitis A, lo que indica que alguna vez fueron infestados por ese virus. Todos estos antecedentes parecen indicar que aquellas personas que están más expuestas a agentes bacterianos de diversos tipos, en alguna forma desarrollan una resistencia al asma y probablemente a otras enfermedades inmunológicas (New Scientist, Julio 18, pág. 26, 1998).


Se necesita contacto con suciedad

John Stanford, bacteriólogo de la University College de Londres, piensa que el bajo número de casos de asma y enfermedades alérgicas observados en los países subdesarrollados, se debería al constante contacto con la suciedad, o más bien al contacto con los diversos tipos de bacterias que ésta contiene. La atención se ha concentrado en las microbacterias, que se sabe viven en el suelo o en las aguas contaminadas, pero que no invaden el organismo (con excepción de la tuberculosis y la lepra). A su vez, es frecuente observar en los países subdesarrollados aguas contaminadas con este tipo de bacterias, hasta concentraciones de millones de gérmenes por litro. Por el contrario, en las aguas clorinadas de los países occidentales, su número es despreciable.

Graham Le Gros, del lnstituto Malagan en Wellington, Nueva Zelandia, publicó un trabajo (Experimental Medicine vol. 187, pág. 561, 1998) en que demuestra que haciendo inhalar microbacterias a ratas que padecen de ataques de alergia, éstos desaparecen. En este caso las ratas eran alérgicas a la proteína de la clara de huevo, y haciéndolas inhalar microbacterias tuberculosas atenuadas, se previnieron completamente los ataques.

En otro reciente estudio (Immunology, vol 93, pág. 307, 1998), Graham Rook y colaboradores del University College, realizaron también un experimento inyectando lauchas con Microbacterium vaccae, y con ello observaron que se detiene completamente la respuesta alérgica que ya había comenzado.

En vista de todos estos resultados, Julian Hopkins, de la Universidad de Oxford, ha iniciado un ensayo en cuarenta seres humanos con asma y fiebre de heno, administrándoles una vacuna contra el Microbacterium vaccae. Habiéndose iniciado recientemente la experiencia, esperan tener resultados después de la observación de un año. Todo parece indicar que tendremos que esperar para saber si esto funciona o no. De tener resultados positivos, se abriría un campo para un nuevo tipo de vacuna que podría utilizarse en el tratamiento del asma y enfermedades alérgicas.



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