Hasta la aspirina tiene sus caídas
( Publicado en Revista Creces, Noviembre 1982 )
Se trata del fármaco de mayor uso en todo el mundo, ya sea con su nombre patentado o como componente de otras formulaciones farmacéuticas Recientes investigaciones aconsejan no usarlo en lactantes por su probable asociación a una nueva enfermedad: el síndrome de Reye.
La aspirina o ácido acetil-salicílico (AAS) es una octogenaria droga que sigue con tantos o más adeptos que en sus tiempos mozos, pero sobre la cual caen en forma cíclica acusaciones y denuestos A pesar que el sólido blanco y cristalino fue preparado por el químico francés Charles Gerhardt en 1853 - tres años antes de que muriera sin saber de su fama -, fue casi a fines de siglo. en 1899. cuando Dresser sintetizó la droga y la probó con fines médicos. Desde entonces la Casa Bayer de Leverkusen, Alemania. ha surtido al mundo del elemental producto que detiene dolores y fiebre. Hoy se fabrican o expenden en Chile más de 22 productos farmacéuticos que contienen este ácido como núcleo central o acompañante en preparados para adultos y niños.
Unos 400 años antes de Cristo. Hipócrates de Cos prescribía empíricamente aspirina cuando recomendaba en Tracia, Tesalia y otros lugares de Grecia. que las enfermas masticaran hojas de sauce (Spiraea ulmaria) para calmar los dolores del parto. Los médicos del siglo dieciocho prescribían contra los dolores de cualquier tipo la ingesta de extractos de corteza y hojas del mismo árbol, ricos en ácido salicílico. El mismo nombre de la droga se tomó de la nominación científica del género Spiraea antecedido por el prefijo privativo a.
Un reportaje de Denise Crady en Discover en 1981 puso en ascuas a la droga. Posteriormente se refirió a la obligación establecida por el Food and Drug Administration de los Estados Unidos para que todos los medicamentos que contengan aspirina o AAS adviertan en su etiqueta que "no debe darse a los niños que tengan varicela o que presenten estados gripales ". La razón: estudios de la época indicaban que en tales circunstancias el uso de la aspirina puede desencadenar una enfermedad el - el Sindrome de Reye - que mata al 30% de las víctimas.
¿Cómo se produce la fiebre?
La aspirina ha sido siempre la panacea y el comodín de los médicos. Si la persona se siente mal, la recomendación es guardar cama y tomar aspirinas (además de abrigarse bien). Se la tiene a mano para calmar los dolores de la artritis, para disolver los cálculos a la vesícula o para prevenir cataratas e infartos al miocardio. Si bien lo anterior puede ser motivo de duda, lo que parece altamente efectivo es su efecto en la disminución de la fiebre.
La fiebre natural parece ser el resultado de una aceleración del catabolismo (destrucción de sustancias) del ácido araquidónico. Este desequilibrio es desatado por las neuronas del hipotálamo en respuesta a una estimulación provocada por proteínas especificas transportadas por el plasma: los piretógenos endógenos leucocitarios (Piretoqeno: generador de calor).
Estas proteínas son sintetizadas por ciertos tipos de glóbulos blancos pertenecientes al sistema retículo endotelial - en el momento en que agentes extraños, los piretógenos exógenos ( por ejemplo bacterias ) penetran al organismo. Los piretógenos endógenos desatan en el hipotalamo una aceleración del catabilismo del ácido araquidónico cuyos catábolitos, las denominadas prostaglandinas (PG) E1 y E2 excitan a las neuronas responsables de la elevación térmica .
Experiencias recientes demuestran que las PG-E no son los únicos catabolitos del áciido araquidónico que juegan un rol en la génesis de la fiebre natural. La administración de antagonistas de las PG bloquean la fiebre pe también se puede inducirla por inyección intracerebral de PG-E.
El ácido araquidónico es transformado en PG gracias a un sistema enzimático: la PG sintetasa. En 1976 se demostró que la siguiente reacción in vitro es específicamente acelerada por la adición de piretógenos endógenos. (Fig. 1).
La fiebre natural sería el resultado de una aceleración del catabolismo del ácido araquidónico que produce muchas sustancias susceptibles de desatar la fiebre PG-E1 y PG-E2, además de endoperóxidos de prostaglandinas y tromboxanos. Estas sustancias se agitarían a nivel de las neuronas del área preóptica del hipotálamo y es a ese nivel precisamente donde actúa la aspirina inhibiendo la síntesis de las PG (La Recherche 1978,88:382).
Las PG son sustancias parecidas a las hormonas, de corta vida y sintetizadas por casi todas las células después de cualquier herida. Los trabajos realizados en 1971 por el investigador inglés John Vane, permitieron precisar que la aspirina inactiva a la cicloxigenasa, una enzima indispensable para la síntesis de las PG.
Son muchos los signos físicos que denuncian la presencia de PG . Al inyectarse al torrente circulatorio provocan dolor de cabeza y fiebre, lo mismo que ocurre cuando sensibiliza las terminaciones nerviosas a otras sustancias químicas que se liberan de las células alteradas. Se sabe también que las PG estimulan la producción de mucus en la pared del estómago y así la protegen del ácido clorhídrico (CRECES 3. Vol. 3, 1982) que allí se forma. La aspirina que también es un ácido produce algunas veces irritación gástrica al inhibir la producción de mucus protector, causado a su vez por el freno a la producción de PG.
Las plaquetas de la sangre, vinculadas estrechamente al fenómeno de la coagulación, producen también la PG llamada tromboxano. Se estima que es esta sustancia la que inicia la coagulación de la sangre. La aspirina produce en algunas oportunidades sangramiento porque probablemente interviene en la producción de tromboxano (PG) en las plaquetas.
Nuevas acciones
Cuando los investigadores se percataron de que la aspirina interfería la formación de coágulos. comenzaron a usarla para prevenir los ataques cardiacos y cerebrales. Ambos son producidos por coágulos que bloquean las arterias. Era común observar que los ataques cardíacos se presentaban con mucho menor frecuencia entre quienes se encontraban tomando aspirina. EN 1981 se publicó un trabajo en que se estudiaron varios miles de pacientes que tuvieron un ataque cardíaco o cerebral. La administración de aspirina en pequeñas dosis redujo en un 20% la posibilidad de tener un segundo ataque al corazón, y en un 50%, otro al cerebro.
Otro de los usos recientes de la aspirina es su efecto previsor de la catarata. Se trata de un problema ocular bastante común -opacidad del cristalino- que en parte se aborda con la cirugía. Las observaciones hechas en grandes grupos de pacientes de edad avanzada que sufrían de artritis y consumían aspirina, indicaron que presentaban mucho menos cataratas que una población de similar número y edad aparentemente sana. Parece ser que la aspirina bloquea la formación de algunos productos químicos en el cristalino. evitando así que precipiten y lo pongan opaco. Con todo. una vez que aparece la catarata, la aspirina no tiene efecto alguno.
Otros científicos han encontrado que la aspirina previene la formación de cálculos a la vesícula. Trabajando con un animal ideal para este tipo de experimentos (la ardilla ladradora) y sometiéndolo a una dieta rica en colesterol, se le ha provocado la formación de cálculos. Si los animales. por el contrario, reciben junto a esa dieta dosis repetidas de aspirina, los cristales no se producen. Aparentemente la aspirina previene la secreción excesiva de mucina en la pared de la vesícula, impidiendo de esta forma la instalación del primer núcleo gestor del futuro cálculo.
Los enfermos de diabetes (CRECES 5. Vol. 2, 1981), también parecen beneficiarse con la aspirina. Una de las mayores complicaciones de estos pacientes es la alteración de los vasos sanguíneos de la retina por una excesiva tendencia a la coagulación de las plaquetas. El National Institute of Health, NIH (Washington) realizó un estudio con cuatro mil diabéticos a los que está dando una aspirina diaria. La idea era ver si pueden prevenir las alteraciones oculares en tales enfermos.
No faltan los estudiosos que estiman como benéfica la acción de la aspirina en ciertos cánceres, como los de hígado. Trabajos realizados en la Universidad de Howard (EE.UU.) indican que la droga disminuye el
crecimiento de tales tumores. La explicación de esta evidencia radica en que la aspirina impide que las células tumorales secreten PG, aminorando así el poder invasivo del tumor.(Fig. 2).
Contraindicaciones
Si lo mismo que oportunamente contamos para la Vitamina C (CRECES 3. Vol. 3,19782) tuviésemos que decirlo hoy para la aspirina ¿Por qué razón no tomamos diariamente una píldora de esta última?
Lo cierto es que también tiene sus contraindicaciones. No deben tornar aspirina los pacientes que tengan úlcera gástrica porque pueden auto provocarse una hemorragia. Obviamente tampoco deben hacerlo los que estén tomando anticoagulantes y especialmente las embarazadas. Si la aspirina resulta de riesgo para el lactante, mucho más lo es para el feto. Las dosis excesivas producen niños que nacen de bajo peso e incluso se ha constatado la producción de abortos. En general las dosis altas de aspirina son tóxicas, en especial para los niños. La intoxicación por esta droga es la más frecuente de las registradas por exceso de fármacos, siempre provocados por una auto medicación.
Lactantes
Hace algunos años, trabajos realizados por el Dr. Fernando Mönckeberg en la U. de Chile señalaron que la aspirina era muy tóxica en los menores de seis meses. Los lactantes se intoxicaban luego de tres a cuatro dosis de esta droga. Las mismas dosis por kilo de peso que eran perfectamente toleradas en el niño mayor o en el adulto, en el lactante pequeño producían intoxicaciones graves con elevada mortalidad.
Otras investigaciones recientes realizadas por el INTA (U. de Chile indican que si el niño además está desnutrido, la tolerancia de la droga es aún menor. La conclusión es que la aspirina no debe usarse en el menor de seis meses. Si es urgente descender la temperatura, es preferible usar paños fríos y dar más líquido a tomar.
Los últimos trabajos publicados en Estados Unidos confirman el temor a la aspirina y lo asocian al síndrome de Reyé. Se trata de una enfermedad hasta la ahora misteriosa, identificada por primera vez por el médico australiano D.K. Reyé. Generalmente aparece después que el niño ha tenido una infección viral, en especial varicela o gripe. Los síntomas incluyen vómitos intensos. letargo y delirio, para terminar con un coma y la muerte.
Se la asocia con la aspirina porque generalmente durante un estado gripal al niño se le da esta droga para bajar la fiebre. La enfermedad aparece en niños que han tomado aspirina v las investigaciones de dos importantes organismos de salud de los EE.UU. el NlH y el Center for Disease Control, así lo confirman. En junio último, la Academia Americana de Pediatría aconsejó a sus 24 mil miembros abstenerse de prescribir aspirina a niños con enfermedades virales. Se pidió, incluso. que las drogas que contenían aspirina deberían advertir de este riesgo en su etiqueta.
A pesar de las evidencias señaladas, el problema no está todavía claro. El Dr. Darryl DeVivo, especialista en la enfermedad de Reyé en el Columbia Presbyterian Medical Center de Nueva York, estima que no existe tal asociación. Cree más bien que los niños que han tomado varias dosis de aspirina para curar el resfrío, sufren una intoxicación por aspirina los síntomas se confunden con los del síndrome. En todo caso. la aspirina afecta a las mismas estructuras celulares. las mitocondrias (las centrales energéticas) que daña el síndrome de Reyé. Es posible entonces que la aspirina contribuya a agravarlo.
Como la discusión continúa y mientras no se aclare el panorama, los especialistas recomiendan abstenerse de usar aspirina en los niños menores.
En conclusión, la aspirina sigue siendo el más barato y mejor medicamento de que se dispone. Cada día se le conocen nuevos efectos favorables, pero en el caso de los lactantes, es evidentemente peligroso.