La vitamina E puede proteger contra efectos de la contaminación
Contaminantes ambientales como el ozono y el dióxido de nitrógeno reaccionan con las grasas del organismo formando "radicales libres", compuestos muy reactivos y dañinos. Tales reacciones parecen ser factor causal del enfisema y otras dolencias, y al bloquearlas, la vitamina E impide el daño a los tejidos.

De los cientos de compuestos tóxicos contenidos en el aire contaminado que respiramos -por lo menos en Santiago- dos de los más nocivos son el ozono y el dióxido de nitrógeno. Dado que, a la vez, su índice entre los contaminantes atmosféricos es también de los más altos, se los ha estudiado en profundidad gracias a lo cual se tiene hoy un buen conocimiento de ellos.

En contacto permanente con ambientes contaminados el ozono y el dióxido de nitrógeno pueden interactuar con las capas de lípidos o grasas de nuestro organismo y oxidarlas (dañarlas) en alto grado (peroxidación lipídica). De hecho, la peroxidación de los lípidos en los tejidos consiste exactamente en el mismo fenómeno por el cual la mantequilla se vuelve rancia en contacto con el aire.

Afortunadamente el cuerpo humano posee mecanismos de defensa contra estas reacciones y uno de sus principales factores de protección es la vitamina E.


Radicales libres

Cuando el ozono o el dióxido de nitrógeno reaccionan con un ácido graso del tipo de poliinsaturado se origina un compuesto químico sumamente reactivo llamado radical libre. Un radical libre no es otra cosa que un átomo o molécula que posee electrones libres, sin aparear. De acuerdo a las leyes de la estructura atómica la estabilidad de un átomo o molécula requiere de un apareamiento electrónico, de allí que resulta fácil deducir que estas formas moleculares o atómicas serán muy inestables y, por lo mismo, altamente reactivas.

Una vez formado un radical libre puede atacar a los lípidos de las membranas celulares con el resultado de una lesión celular. Considerando que cada reacción de este tipo pueden surgir dos o más radicales libres, el número de estos puede crecer exponencialmente.

En los animales el efecto biológico primario de las reacciones inducidas por el ozono o el dióxido de nitrógeno con producción de radicales libres son alteraciones pulmonares. Por lo que al ser humano se refiere, numerosos investigadores sostienen que pueden identificarse lesiones similares y que tato el ozono como el dióxido de nitrógeno pueden ser factores importantes en la producción de un enfisema. El enfisema pulmonar se debe a una dilatación excesiva de las vesículas pulmonares, a menudo como consecuencia de la ruptura de las paredes. Se estima que contra este fenómeno la vitamina E asume un papel protector.

Radicales libres se forman no sólo a partir de sustancias foráneas, si no también en el curso de procesos metabólicos normales del organismo. En realidad, todas las reacciones caracterizadas por la transferencia de un solo electrón -la conversión de los alimentos en energía inclusive- generan radicales libres en los tejidos. Puesto que se trata siempre de reacciones oxidativas las sustancias que protegen el organismo contra sus secuelas se denominan antioxidantes.


Antioxidante natural

Loa antioxidantes como la vitamina E, y las enzimas glutatión-peroxidasa, superóxido-dismutasa y catalasa figuran entre los más importantes componentes del sistema protector del organismo. Además de producir un efecto sinérgico, cooperan con otros antioxidantes dietéticos -vitamina C, bcaroteno, selenio- en la creación de un sistema defensivo a varios niveles contra la acción nociva de los radicales libres.

Cada una de estas sustancias tiene su propio campo de acción, según su naturaleza química y el mecanismo de la reacción. Como vitamina liposoluble, la E protege las membranas celulares ricas en lípidos, tanto las que envuelven la célula como las que rodean estructuras diminutas en su interior.

Numerosos estudios en animales han puesto en manifiesto que la vitamina E es altamente eficaz en el bloqueo de las reacciones inducidas por contaminantes ambientales con formación de radicales libres. Así, la alimentación de animales de laboratorios expuestos a ozono o NO2 con dietas que contenían diferentes concentraciones de vitamina E -desde muy bajas, para provocar carencia vitamínica, hasta muy por encima de las necesidades nutricionales- se tradujo en períodos de supervivencia significativamente más largos en los animales que habían recibido suficiente vitamina E.

La protección óptima se alcanzó con un nivel de vitamina E unas diez veces mayor que las necesidades normales de los animales y concentraciones más altas no resultaron más eficaces. Por consiguiente, perece existir un límite en la capacidad antioxidante de la vitamina E, al menos en los modelos de animales estudiados.

Aunque es difícil extrapolar los resultados de la experimentación animal al ser humano, muchos científicos opinan que, en circunstancias comparables, los mismos tipos de reacciones comprobables en los animales se dan también en el Hombre. La frecuencia y la duración de la exposición poseen una importancia clave. Sin ensayos controlados en personas -y, por razones éticas, tales experimentos son impensables-, nadie puede predecir qué grado de contaminación atmosférica rebasa los sistemas protectores del organismo y produce efectos tóxicos en el ser humano. Por ello los científicos han tratado de determinar cuantitativamente la formación de radicales en el Hombre por métodos indirectos.


Signos evidentes

Uno de los síntomas de lesión por radicales libres es la aparición de pequeñas manchas, llamadas cuerpos de Heinz, en los hematíes. Se han observado Cuerpos de Heinz en los animales expuestos al ozono como en las sustancias resultantes de la reacción del ozono con AGPI y en los hematíes de personas con anemia hemolítica.

En un estudio realizado en la Duke University de los EE.UU. el Dr. Daniel Menzel demostró en voluntarios sanos que la ingestión de suplementos vitamínicos E reduce sensiblemente la formación de cuerpos de Heinz en la sangre. En la mayoría de los sujetos el más alto grado de protección se obtuvo con suplementos de 100 mg. diarios por vía oral.

Otro indicador de la formación de radicales libres es la cantidad de pentano -un hidrocarburo subproducto de la peroxidación lipídica- excretado en el alimento. En la Universidad de California, en Davis, el Dr. Lester Packer ha comrpobado que el ejercicio físico eleva la cantidad de pentano eliminado con la respiración. La administración de suplementos de vitamina E durante dos semanas redujo significativamente el nivel de pentano expirado, tanto en reposo como durante los ejercicios. Packer concluyó de ello que la peroxidación lipídica aumenta con el ejercicio físico y desciende con la ingestión de vitamina E.

Estos resultados corroboran los encontrados en la experimentación animal. Así, en ratas obligadas a realizar ejercicios hasta el agotamiento se elevó la concentración de radicales libres, la peroxidación lipídica y el daño celular. La resistencia de las que presentaban carencia de vitamina E fue un 40% menor que la de los controles. La depleción de vitamina E en el hígado y los músculos fue más rápida en las ratas forzadas a moverse mucho que en las dejadas en reposo.


Protección

Sea cual fuere el factor inductor -aire contaminado, ejercicio físico o, peor aún, ejercicio físico en aire contaminado (como los amantes a trotar en las aceras de las ciudades)-, el daño causado por la peroxidación lipídica puede prevenirse eficazmente tomando vitamina E.

El nivel vitamínico necesario para una protección óptima contra la exposición regular a la contaminación ambiental de interiores no es determinable en el ser humano. De la experimentación animal cabe deducir, sin embargo, que podría ser hasta 10 veces superior a las necesidades nutricionales, esto es, unos 100 mg. diarios.



Para saber más


1. ¿Para qué nos sirve la vitamina E? CRECES 1/2, 4, 19-22.

2. Menzel D.B. Protection against environmental toxicants. En: Machlin L.J. (ed). Vitamin E-a comprenhesive treatise. Basic and clinical nutrition, vol. 1, pp. 474-494, Marcel Dekker, New York, 1980.

3. Menzel D.B. Protective effects of vitamin E. against environmental pollutants. Presented at: Vitamin E-New Frontiers to Health. Sponsored by the Vitamin Nutrition Information Service. Port St. Lucie, Florida, 1982.

4. Fletcher B.L. y Tappel A.L. Protective effects of dietary a-tocopherol in rats exposed to toxic levels of ozone and nitrogen dioxide. Environ Res. 6: 165-175, 1973.

5. Thomas H.V. y cols. Lipoperoxidation of lung in rats exposed to nitrogen dioxide. Science 159; 532-534, 1968.

6. Goldstein B.D. y cols. Ozone an vitamin E. Science 169: 605-606, 1970.

7. Roehm J.N. y cols. The influence of vitamin E on the lung fatty acids of rats exposed to ozone. Arch Environ Hlth 24: 237-242, 1972.

8. Menzel D.B. y cols. Prevention of ozonide-induced Heinz bodies in human erythrocytes by vitamin E. Arch Environ Hlth 30: 234-236, 1975.

9. Dillard C.J. y cols. Effects of exercive, vitamin E and ozone on pulmonary function and lipid peroxidation. J. Appl Physiol 45: 927-932, 1978.

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12. Davies K.J.A. y cols. Free radicals and tissue damage produced by exercise. Biochem Biophys Res. Com., vol. 107, no. 4, pp. 1198-1205, 1982.


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