70% de las zonas agrícolas del mundo afectadas por erosión
( Publicado en "Avances del Conocimiento",
Lilian Duery, 1996, Editorial Antártica )


Chile suscribió Convención y ya cuenta con un "Plan Nacional para Combatir la Desertificación", que espera última aprobación.

El 62% de nuestro territorio nacional también experimenta diversos procesos y grados de este deterioro. Opina experto de Corporación Nacional Forestal (CONAF).

Desaparece la vegetación y junto con ello comienza a perderse la fertilidad del suelo. Luego se forman en su lecho las primeras grietas, convirtiéndose éstas con el tiempo en profundos hoyos que dejan la huella final de la enfermedad: la erosión de cárcava irreparable del recurso, que es el grado máximo de la desertificación.

Frente a esta etapa tan dramática del "cáncer del suelo" ya no hay nada más que hacer. La productividad de la tierra se extinguió y amenaza el desierto antrópico. A la población de la zona no le queda otra alternativa que emigrar del lugar para buscar medios de subsistencia. Con su pobreza a cuestas, acuden a las urbes o se refugian en otros lugares repitiendo una vez más este proceso, porque muchas veces carecen de incentivos y de técnicas de manejo en los campos; no son dueñas de nada y tampoco los gobiernos les ofrecen programas de socorro.

Tal realidad, que atenta contra la vida de 900 millones de personas en el mundo, tampoco es lejana para el ciudadano común que visita el mercado para comprar alimentos. Esta causa antropogénica de la desertificación sumada a las otras (deforestación, sobre utilización ganadera y agrícola, incendios forestales, etc.) repercute hoy en la reducción creciente de las tierras fértiles disponibles del planeta. El 70% de los 5 mil 200 millones de hectáreas de suelo cultivable en el mundo, área que representa un cuarto de la superficie terrestre, ya ha sido afectado por la erosión y degradación de este recurso del cual depende la humanidad.

Y ello ocurre en un momento en que la población mundial aumenta cada año en 90 millones de personas. Habrá, por ello, que triplicar la producción de alimentos para el próximo siglo y la gente deber contar con ingresos para obtenerlos. Por tal razón, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha calificado a la desertificación como "uno de los más graves problemas ambientales a nivel global".

La desertificación y la sequía, que contribuyen a acelerar esta dinámica de degradación de los suelos, tienen lugar en las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas de la Tierra. Estas regiones son la fuente de sustento de alimentos de una gran parte de la población mundial. Según el PNUMA, más de 100 países sufren este peligro, pero sólo 18 de ellos poseen recursos financieros para enfrentarlo, en tanto que el resto está sujeto a la ayuda externa para darle solución.


Negociaciones

Sin embargo, en esta materia hay varias noticias alentadoras, sobre todo si se considera que la inquietud por salvar la fertilidad de la Tierra surgió en la Cumbre de Río de Janeiro de 1992 y parece prender con éxito en la actualidad. Tras cinco rondas de negociaciones, se firmó en París la "Convención Internacional de Desertificación", que tiene por objeto detener este proceso de deterioro y restaurar los suelos. 103 países la suscriben, entre ellos Chile (marzo de 1995). Entrará en vigor una vez que 50 naciones la hayan ratificado, en un trámite que demandará por lo menos un par de años en los respectivos parlamentos.

Mientras tanto, la Asamblea General de la ONU proclamó el primer "Día Mundial para Combatir la Desertificación", el que se celebró el 17 de junio de 1995. Asimismo, las regiones más afectadas, como África, América Latina y el Caribe, Asia y el Mediterráneo Norte, definen ahora sus estrategias de acciones según anexos de aplicación de dicho acuerdo. El correspondiente a nuestra región fue ya preparado y redactado en mayo de 1994 en Santiago.

El PNUMA estima que se requiere entre 10 y 22,4 mil millones de dólares anuales durante unos 20 años para erradicar la desertificación, en circunstancias que el gasto real actual es inferior a los mil millones de dólares. En tal sentido, la convención hace un llamado para que la comunidad internacional movilice "recursos financieros considerables" en pro de la transferencia tecnológica a fin de luchar contra este problema en los países en desarrollo. Además, se propone el intercambio de información y la creación de programas, tanto de investigación como de capacitación.

Para la Red Mundial de Acción del Medio Ambiente, la Paz y la Justicia (Earth Action), la participación local es uno de los aspectos más importantes de la convención, referida a su artículo 10, al tiempo de destacar qué es lo que las distingue de otras. Es así como se expresa que cada país desarrollará e implementará su propio programa de acción, incluyendo a las organizaciones no gubernamentales y las comunidades locales, particularmente a los usuarios de los recursos, agricultores, pastores y organizaciones representativas en la planificación de las políticas y toma de decisiones.


El mal en Chile

Según el doctor Samuel Francke, experto de Conaf que apoyó técnicamente a la misión chilena en las negociaciones de la convención en las sedes de la ONU, "no tenemos conciencia de que somos un país semidesértico y que nos estamos desertificando de Arica a Magallanes".

Expresa que 47,3 millones de hectáreas se estiman afectadas por diversos procesos y grados de desertificación, lo que corresponde al 62,6% del territorio nacional continental. En otras palabras, el 50% de la superficie total se encuentra erosionado o en los inicios del "cáncer del suelo".

Señala que principalmente entre las regiones I y VII y la Patagonia chilena el proceso se manifiesta de un modo más intenso.

A su juicio, la Región Metropolitana es también una zona severamente afectada por los procesos de desertificación. El bosque esclerófilo (quillay, boldo, peumo) dio paso a un bosque de espino, recurso que se utiliza para carbón leña. "Ésta deforestación, además de la extracción de tierra de hojas para los jardines, es la que genera actualmente erosión, sedimentación e inundaciones que alteran el equilibrio de las cuencas hidrográficas", advierte.

Subrayó que ahora queda pendiente incorporar el tema de la desertificación a la política ambiental. En tal sentido, como Programa Nacional de Manejo de Cuencas Hidrográficas de Conaf, resalta la relevancia de impulsar la campaña contra la desertificaci0n a través de una gestión integral de los recursos, aludiendo al suelo, agua y vegetación.



Lilian Duery Asfura



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