Las termitas son temibles
( Publicado en Revista Creces, Marzo 2000 )

Cuando las termitas invaden una casa, no hay nada que hacer. Si es de madera, pueden socavarla totalmente. Si se meten en la madera de algún mueble, silenciosamente se la van comiendo, hasta cuando ya no tiene remedio (Creces, abril de 1999, pág.6). Lo curioso es que las termitas no tienen capacidad para digerir la madera, porque no pueden degradar la celulosa. Para lograrlo se han asociado con bacterias que se alojan en su intestino. Las termitas raspan la madera y se la tragan. Las bacterias de su intestino se encargan del resto. El efecto final es devastador.

James Traniello de la Boston University, está empeñado en buscar algún hongo que ataque a las termitas y que termine matándolas. Ha encontrado que el "Metarrhizium anisopliae" sería el hongo apropiado. "Como ellas viven en condiciones muy estrechas, es fácil que la infección de una se extienda a toda la colonia", afirma Traniello. Pero las termitas son porfiadas y han desarrollado un sistema de alarma, de modo que apenas una de ellas se infesta, se lo comunican inmediatamente al resto de la colonia para que tome sus medidas( New Scientist, Noviembre 13, 1999, pág. 17).

Traniello descubrió cómo lo hacen. Para ello elaboró un nido en un trozo de madera, construyendo una galería que la dividió a lo largo en dos, poniendo entre ellas una malla como barrera. Las termitas en esta galería, pueden escapar a través de pequeños túneles laterales. Con esta arquitectura del nido, infestó un lado de él, con el hongo M. anisopliae. Sus esporas rápidamente infestaron a las termitas que se encontraban a ese lado. Se adhirieron a su superficie y allí se multiplicaron, terminando con la muerte de ellas, porque las esporas fabricaban una toxina letal para las termitas.

Cuando aún la concentración del hongo en la superficie de la termita era baja, éstas se restregaban unas con otras, tratando de desprenderse de las esporas. Pero si la cosa empeoraba, comenzaban a mover sus cabezas en diferentes direcciones, con lo que producían vibraciones.

El investigador descubrió que las termitas del otro lado percibían esta señal sísmica en sus piernas, con lo que entre ellas "cundía el pánico". Rápidamente escapaban por los túneles laterales. Según Traniello, es como si les dijeran: "salgan rápido del área". En pocos segundos no quedaba ninguna.

El investigador cree que la alarma es en realidad una vibración, ya que si las paredes de los túneles las cubría con una esponja que amortiguaba las vibraciones, las termitas no escapan. Con ello descarta que se trate de una señal química.

La investigación es interesante, pero no se puede afirmar que sea una solución factible para expulsar las termitas. Hay que seguir investigando para encontrar cómo aplicar esta tecnología.



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