Un cohete revolucionario
( Publicado en Revista Creces, Diciembre 1998 )

Los cohetes actuales son monstruos ineficientes y pesados. Al ascender en la atmósfera tienen que desprenderse de muchas partes, que no se vuelven a utilizar. Para responder a las crecientes necesidades del mercado que se avecinan, se requiere bajar costos e incrementar su eficiencia.

Para los próximos diez años las compañías de telecomunicaciones planean colocar en órbitas bajas, aproximadamente, dos mil satélites. El problema está en los costos actuales, que se elevan a 11.000 dólares por cada kilo transportado. Si alguien es capaz de hacerlo por menos, hará un espléndido negocio.

La principal razón de estos elevados costos, es que los cohetes son pesados e ineficientes. En la medida que ascienden en la atmósfera, se tienen que ir desprendiendo de partes que no se vuelven a utilizar. Aun los transportadores de NASA, llamados "reusabIes", tienen que desprenderse de tanques de combustible y otras partes que se queman en la atmósfera y caen al mar.

Numerosas soluciones se han propuesto. Para ahorrar combustible durante el lanzamiento, una compañía planea reabastecer en el aire un vehículo con alas delta. Otra empresa ha propuesto, con el mismo objetivo, que un gran avión transporte el vehículo hasta una altura de 10 mil metros, y que éste a esa altura dispare sus cohetes. Pero Gary Hudson ha estado desarrollando otro tipo de vehículo, totalmente renovado, que ha denominado Rotón. Con él pretende bajar los costos hasta 2.200 dólares por kilo de satélite ubicado en su órbita.

Para ello, en lugar de usar los pesados y caros tubos propulsores convencionales de los rockets actuales, ha diseñado un motor que gira entero sobre sí mismo. Para ello empleará como combustible kerosene y oxigeno líquido, que se quemará en las cámaras de combustión del motor. Para economizar peso, Hudson está construyendo su Rotón de grafito y en forma cónica. Este es un material considerablemente más liviano y más fuerte que el aluminio, que es el que normalmente se usa. Con ello el vehículo podrá cargar un 25% más de combustible, con lo que podrá salir de la atmósfera de una sola vez, sin desprenderse de nada.

Este motor giratorio de Hudson es realmente novedoso. Consiste en 96 pequeñas cámaras de combustión, cada una del tamaño de un tarro de cerveza, que van montadas en borde del disco rotatorio, que tiene un diámetro de 7 metros. Posee dos tipos de cámaras de combustión: reforzadoras y sustentadoras. Las reforzadoras son un poco más pequeñas y están diseñadas para que sean más eficientes durante el despegue, mientras que las sustentadoras, son más eficientes a mayores altitudes (ver fig.).

Antes del despegue se hará girar el disco del motor a 700 revoluciones por minuto, mediante un motor hidráulico colocado en la base de lanzamiento. En la medida que el motor rota, comienza a pasar el combustible (kerosene y oxígeno) desde el estanque de almacenamiento en el interior del cuerpo del Rotón a las cámaras de combustión. Una vez que ha despegado el motor se mantiene girando ya que las cámaras de combustión están inclinadas en 1.5 grados en relación a la vertical.

El diseño parece complicado, pero Hudson está muy confiado en que va a funcionar. El :afirma que el motor giratorio es mucho más simple que las turbo-bombas convencionales, y además es un 10% más liviano. Pero antes de experimentarlo tiene que estar muy seguro de que el sistema va a soportar las altas temperaturas y las extraordinarias fuerzas sin romperse en mil pedazos. En la periferia del disco, mientras éste gira, se produce una asombrosa fuerza giratoria de 1800 g, y las paredes de los combustores fácilmente alcanzarán los 800ºC. Estos se construirán con la misma aleación de zirconiun cobre, que se usa en los motores de los rockets convencionales.

Para enfriarlo, desparramará por las paredes de la cámara, oxígeno líquido antes de quemarse. Con todo, Hudson dice que este motor no va a ser eterno, y que por el contrario habría que cambiarlo cada 20 vuelos. "Si lo perfeccionamos, podría cambiarse cada 100 vuelos".

Para disminuir aún más el peso, el estanque de oxígeno líquido se ha construido de una mezcla de carbón-epoxy, en lugar de la aleación de aluminio, y éste formará parte de la pared externa del rocket. En la fabricación, esta mezcla se orientará en fibras para soportar un alto peso en una dirección (el aluminio en cambio tiene que soportar la fuerza en todas las direcciones).

La decisión de usar el compuesto de carbón para el estanque tiene sus problemas por el peligro de una reacción química entre la estructura de carbón y el oxígeno concentrado en su interior, ya que podría oxidarla rápidamente terminando en una gran explosión. Para impedir esto se ha desarrollado un aislante químico que se aplica a sus paredes interiores y que Hudson mantiene en secreto.


Una cosa es subir y otra es bajar

Después de colocar el satélite en órbita, hay que descender a la Tierra. Para ello el diseño de Hudson es bastante original. Adheridas a la nariz del Rotón, se han diseñado cuatro aletas, de 15 metros de largo, hechas de una aleación Inconel. Durante el ascenso las aletas están adheridas al cuerpo. Cuando ya se inicia el descenso, éstas se abren. Ellas tienen que ser lo suficientemente fuertes como para soportar el primer shock con la capa superior de la atmósfera. Por otra parte, cuando ya entre a la atmósfera se deberá bajar la temperatura externa por debajo de 700ºC. Para ello se hará escurrir agua por la superficie externa, a través de pequeños canales.

De este modo, el Rotón llegaría a una distancia de 10.000 metros, a una velocidad subsónica. Para frenarlo paulatinamente, se cambiaría la posición de las aletas, de modo que cada vez ellas rotarían más rápido. Estas aletas están libres, por lo que sostendrían al vehículo en la misma forma que lo hace un helicóptero al que se le detiene el motor (es por ello que los helicópteros no caen como una piedra cuando pierden poder). Hudson cree que, al aproximarse a la Tierra, manejando adecuadamente las aletas, se lograría un descenso a una velocidad de menos de un metro por segundo, dándole tiempo para que el vehículo saque sus patas y se pose suavemente.


Las perspectivas

Sin duda que el modelito de Hudson está siendo cuidadosamente escudriñado por todos los especialistas espaciales Robert Zubrin, ingeniero de Pioneer Astronautic de Indiana, Colorado, cree que los conceptos fundamentales básicos son correctos, pero que llevarlos a cabo es un gran desafío. "Si lo logra, va a haber mucha gente detrás de él", dice Zubrin. Otros en cambio, no están convencidos de que este vehículo vaya a tener éxito.

Pero si lo tiene, seguro que la NASA va a comprar sus servicios. En todo caso, la compañía Rotary Rocket dispuso el financiamiento, que probablemente alcance los 40 millones de dólares. Se espera que el vehículo esté listo para volar en Marzo del próximo año. "Pero si se demora uno o dos años más, no importa, porque el negocio va a ser grande", dice Geoffrey Hughes, director de marketing de Rotary Rocket. Su optimismo lo lleva a afirmar que estas naves no sólo servirán para colocar satélites, sino también para hacer turismo en el espacio.


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