Posibilidades para tratar diarrea por rotavirus
( Publicado en Revista Creces, Mayo 2000 )

En el adulto joven y sano, la diarrea provocada por el rotavirus, por lo general, no pasa más allá de ser un episodio desagradable sin grandes consecuencias. Pero para los lactantes, y muy especialmente en el mundo subdesarrollado, donde la atención medica es precaria y la desnutrición prevalente, el rotavirus constituye una gran amenaza por la elevada mortalidad que causa. Cada año mueren en el mundo subdesarrollado 600.000 niños por diarreas producidas por el rotavirus.

La infección intestinal por rotavirus es peligrosa, porque como respuesta a ella, el intestino secreta copiosas cantidades de líquidos, lo que lleva fácilmente a la deshidratación. Ello sucede especialmente si el niño es pequeño y además desnutrido pues tiene una gran hidrolabilidad.

La causa de esta abundante secreción líquida de las células intestinales no está aún clara. Oven Lundgren y sus colaboradores de la Universidad de Gotemborg, estudiando el proceso de la infección por rotavirus en ratas, llegan a algunas interesantes conclusiones (Science, 21 de Enero, año 2000, pág. 287). Comprueban que el virus activa las terminaciones nerviosas entéricas que controlan tanto los movimientos intestinales como los procesos de absorción y secreción de fluidos. El proceso sería similar a lo que ya se conoce que producen algunas toxinas liberadas por bacterias, como la Escherichia coli patógena o la bacteria del cólera.

El problema es importante ya que no hay forma de prevenir esta infección. La única vacuna que existía contra el rotavirus fue retirada del mercado en Estados Unidos, porque fue causa de serios bloqueos intestinales en algunos niños. Para impedir la deshidratación se usan soluciones orales o intravenosas de glucosa y electrolitos, pero ello no detiene la diarrea. El contar con un tratamiento de la diarrea, sería muy útil.


Tratamiento con bloqueadores de neurotransmisores

Gotemborg y sus colaboradores pensaron que una posibilidad de disminuir las secreciones intestinales podía ser el usar como tratamiento bloqueadores de neurotransmisores. Para ello utilizaron una preparación de intestinos aislados de ratas recién nacidas, mantenidos en solución. Previamente ellas habían sido contaminadas con rotavirus. En esta preparación usaron drogas bloqueadoras de neurotransmisores y vieron si con ello lograban disminuir significativamente las secreciones de líquidos intestinales.

Ensayaron tres tipos de compuestos bloqueadores. Encontraron que los tres tenían un efecto notable en disminuir las secreciones de fluidos intestinales. La secreción de líquidos la evaluaron mediante el uso de un compuesto radioactivo no absorbible. Observaron que los fluidos del intestino infectado, después del tratamiento con los bloqueadores, tenían en su interior una mayor concentración de un compuesto radioactivo no absorbible, en relación a los mismos antes del tratamiento, lo que indicaría que por su efecto el intestino estaba secretando menos fluidos. Lo interesante fue que los inhibidores casi no tuvieron efecto en el transporte de líquidos intestinales en los intestinos de ratas no infectadas, lo que hace pensar que es el rotavirus el culpable de la excesiva actividad neuronal.

Los investigadores confirmaron estas observaciones en animales vivos. Mientras que 14 de 15 ratas recién nacidas infectadas con rotavirus desarrollaron diarrea, ésta se observó en sólo 6 de 14 que previamente habían sido tratadas con inyecciones intra-abdominales del anestésico lidocaina.

Cuantificando los efectos de la lipocaína y de otros agentes supresores, concluyen que dos tercios de la secreción intestinal era mediado por las neuronas. La explicación más simple para todo esto, dice Ludgren, es que la infección por rotavirus gatilla la liberación de sustancias químicas que activan las terminaciones nerviosas dentro de la mucosa intestinal. A su vez los nervios activados despiertan el reflejo secretorio de las células de la mucosa intestinal, las que descargan iones cloro hacia el lumen, lo que a su vez acarrea hacia el lumen agua por osmosis.

La explicación es interesante, pero aún se necesita esclarecer algunos de los puntos del mecanismo, como establecer la identidad de la sustancia que se libera durante la infección de rotavirus y que estimula los nervios. Esta información es importante para quien quiera tratar de desarrollar drogas que bloqueen la actividad neuronal.

Se abre así un camino para ayudar a tratar las infecciones por rotavirus. Sin embargo, el problema es el de siempre. ¿Qué compañía farmacéutica podría interesarse en investigar dicha droga para una infección que no tiene gran relevancia para un país desarrollado y cuyo mercado estaría sólo en el mundo pobre?.


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