Árboles veloces
( Publicado en Revista Creces, Noviembre 2000 )

Si bien existen todavía árboles instantáneos, los científicos de Israel se han esforzado para encontrar la forma de cultivar árboles, hortalizas y frutas un 30-50% más rápido que con los métodos convencionales.

Este descubrimiento podría restaurar los bosques naturales desbastados y permitir el cultivo comercial de árboles y plantas para la producción de papel, madera y alimentos en todo el mundo.

Llegando el fin del milenio, dos de los problemas mas importantes a nivel mundial son la escasez de alimentos y la vasta deforestación. En esta era de reacciones rápidas y gratificantemente instantánea ¿no sería todo más agradable si fuéramos capaces de acelerar el proceso de crecimiento de los árboles y las plantas, a fin de abordar estos trascendentes problemas?.

El Dr. Oded Shosbeyov y su equipo de la Facultad de Agricultura, Alimento y Calidad del Medio Ambiente de la Universidad Hebrea (con sede en Rejovot), están trabajando sobre esta idea. Han descubierto y clonado un gen llamado DLC (Dominio de ligamento de la celulosa). El Dr. Shosheyov explica que la celulosa es la sustancia natural más común y el componente más importante en La biósfera. Muchos objetos que utilizamos en la vida cotidiana, incluida la ropa, el papel y los muebles, están compuestos de celulosa, que continuamente es vuelta a usar por la naturaleza como parte del ciclo del carbón.

A través de técnicas de ingeniería genética se puede fabricar DLC para producir a gran escala una proteína que actúe como una especie de pegamento biológico para ligar la celulosa. Esta tecnología puede ser usada para acelerar el crecimiento de una planta y también para adherir a la celulosa diversas clases de moléculas, a fin de lograr otra serie de efectos específicos deseados, con potenciales aplicaciones comerciales.

E equipo de la Universidad Hebrea probó por vez primera esta tecnología en el tabaco. Posteriormente se utilizó la ingeniería genética para acelerar el crecimiento de álamos y patatas y actualmente se trabaja con algodón, tomates y maíz.

El Dr. Shosheyov explica que la aplicación de este proceso para el aceleramiento del crecimiento de hortalizas y árboles frutales puede resultar difícil no a nivel científico sino político, debido a la fuerte oposición en Europa a los alimentos genéticamente modificados. Pero aunque en un futuro cercano no pueda utilizarse esta técnica para los alimentos, existe una creciente demanda comercial y ecológica para madera y papel.

"Aún no podemos demostrar que resultará efectivo para todos los árboles, pero confiamos en que pueda ser ampliamente aplicado, porque todos los árboles y plantas contienen celulosa, dice Shosheyov. Funcionó en el caso del álamo, que es un árbol de origen americano y creemos que puede funcionar también con el eucalipto, que crece muy rápidamente y puede ser usado para la producción de papel". Sin embargo añade "aún nos aguarda un trabajo considerable hasta que el procedimiento esté listo para su aplicación comercial`.

La tecnología del DLC tiene también usos potenciales en otros campos. Puede ser utilizada para producir medicamentos, para fabricar dispositivos de diagnóstico para alimentos y para pruebas clínicas y veterinarias. Hasta el uso de enzimas en los detergentes para las maquinas de lavar podría beneficiarse con esta tecnología, que a través del efecto de ligamento de la celulosa orientaría las enzimas directamente a las manchas de la ropa.

Los descubrimientos del equipo llevaron a la creación de Tecnologías DLC, una empresa de start-up biotecnológico con sede en Rejovot, cerca de la Facultad de Agronomía. Ya se han registrado cuatro patentes en los estados Unidos y otras han sido reconocidas internacionalmente.

Aunque la oveja clonada Dolly muestra signos de envejecimiento precoz, el Dr. Shosneyov dice que no le preocupa que los árboles acelerados envejezcan antes que los comunes, porque la técnica usada con las plantas es muy diferente a la que se utiliza con los animales. De todas maneras, el Dr Shosheyov y sus colegas no deberán aguardar aún mucho tiempo para ver los primeros frutos de sus esfuerzos: en Virginia EE.UU., se ha aprobado ya el funcionamiento de un campo experimental para el cultivo de estos árboles. (Reflejos de Israel, 2000, pág. 7).


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