Contaminantes que actúan como hormonas. Sustancias vegetales
( Publicado en Revista Creces, Septiembre 1996 )

Como consecuencia del enorme desarrollo industrial que la humanidad ha presenciado en las últimas décadas, el desecho de numerosas substancias químicas utilizadas en los procesos productivos o subproductos de ellas, están contaminando peligrosamente el medio ambiente. Ya se sabe que muchas de ellas tienen efectos muy nocivos para la salud humana y animal. Especialmente preocupante es un grupo de dichas substancias que tienen un efecto semejante a las hormonas, alterando las funciones que estas normalmente desarrollan, lo que se teme que afecte muy especialmente a la población infantil.

Las hormonas se caracterizan porque normalmente son producidas en determinados tejidos (hipófisis, suprarrenal, tiroides, riñón, etc.) y de allí son vertidas al torrente circulatorio para su distribución y acción en otros órganos y tejidos del organismo. Es decir, se denominan con el nombre genérico de hormonas, a diferentes substancias químicas que siendo producidas por determinados tejidos actúan a distancia, en otros.

Cada una de estas hormonas tienen acciones especificas. Ellas son transportadas por la sangre, generalmente unidas a una proteína y son reconocidas por la pared de las células que las necesita. Las células tienen en sus paredes "receptores", que son específicos para cada hormona y para cada tejido. Una vez que es reconocido par el receptor de la pared celular, esta penetra al interior y gatilla un proceso metabólico en su interior.

El problema que ahora se presenta es que hay muchas sustancias químicas contaminantes que actúan como hormonas.

Ellas son captadas por los receptores de las células y desde allí algunas imitan la actividad de la hormona, exagerando la acción de esta al interior de la célula, mientras que otras al bloquear el receptor, inhiben la acción hormonal normal. Todo ello acarrea serios problemas en diversas funciones orgánicas.

Especialmente serio es el problema en la población infantil, donde las hormonas desempeñan funciones relacionadas con el crecimiento y desarrollo del niño. También el problema es de los adultos, donde las acciones de diversas hormonas se han relacionado con la inducción de diversos tipos de cáncer, como por ejemplo el que se localiza en el pecho.

Estas substancias llegan al organismo especialmente a través de los alimentos, como carne, pescado y productos lácteos, porque ya previamente ellas se han acumulado en los tejidos animales. Tanto en los animales como en el hombre, al ingerir alimentos contaminados, se absorben estas substancias por el intestino y, progresivamente, se van acumulando especialmente en los depósitos de grasas (tejido adiposo), como en órganos que contienen grasa en su estructura (especialmente cerebro e hígado).

Las mujeres adultas también almacenan estas substancias químicas y durante el embarazo las grasas se movilizan y entregan las substancias tóxicas a la placenta.

De allí pasan al feto, donde pueden producir alteraciones en distintos órganos que, durante este periodo se están formando. Más aún, estas substancias pasan a través de la leche materna al lactante, alterando también su metabolismo.


Observaciones en animales

Estas substancias químicas, no sólo producen trastornos en los seres humanos, sino también en los animales. En ellos es donde se ha podido comprobar el mayor número de alteraciones y, por extrapolación, se piensa que las mismas debieran producirse también en los seres humanos.Así, por ejemplo, se ha observado que los biotenoles policlorinados (PCBs), han producido alteraciones en la reproducción de las focas, o alteraciones en el sistema reproductivo de las aves. También se les culpa de la feminización de los peces, junto a una disminución de su capacidad reproductiva. En los salmones se han detectado también alteraciones del tiroides.

Muy demostrativo ha sido lo que se ha observado en los cocodrilos del lago Apopka (Estados Unidos), que ha sido muy seriamente contaminado por pesticidas organoclorados. En las hembras se ha detectado un elevado nivel del estradiol (hormona sexual femenina), y se atribuye a ello una elevada mortalidad de las crías. Los cocodrilos machos presentan una disminución de la testosterona y, como consecuencia de ello, los testículos son atróficos y el falo (pene) muy pequeño.

Todas las alteraciones se correlacionan con lo que se ha estudiado experimentalmente en diferentes animales. Así, por ejemplo, se ha observado una alteración del sexo en los huevos de tortuga expuestos al PCBs. Lo mismo que en ratas sometidas al efecto de la dioxina: se producen alteraciones gonadales y un comportamiento sexual anormal. También la exposición de ratas machos al fungicida vinclozolin, les produce una marcada feminización. En otros estudios en animales hembras, la exposición a este tipo de productos, incrementa el desarrollo de cáncer del pecho.

En monos expuestos al PCBs, se altera la capacidad reproductiva. En estos mismos animales femeninos, expuestos a la dioxina (en dosis similares a las que afectarían al ser humano), se produce una marcada disminución de la fertilidad y endometriosis graves (inflamaciones de la mucosa uterina).


Estudios en humanos

Contrariamente a lo que se ha podido observar y experimentar en animales, las observaciones en humanos son limitadas y preliminares. Durante las últimas dos décadas, en que se ha incrementado notablemente la contaminación por productos organoclorados, coincidentemente se ha observado en diferentes países desarrollados, una gradual disminución del recuento del espermios en el líquido seminal. Del mismo modo ha aumentado el cáncer al testículo, la criptorquidia (testículos que no descienden desde del abdomen) y la hipospadia (pene pequeño). Extrapolando lo que se ha observado en animales, obviamente estas alteraciones se atribuyen a los mismos contaminantes.

Sin embargo hay que señalar que no hay una demostración experimental directa, que asocie estas alteraciones a los productos contaminantes. Con todo, los clínicos atribuyen estas y otras alteraciones, a desajustes hormonales que tendrían ese origen, lo que provoca una natural preocupación. Cada día aparecen nuevas publicaciones que asocian diversas patologías a estos contaminantes. Todo esto, es sin duda una voz de alarma.


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