Adelgazar sin ejercicios
( Publicado en Revista Creces, Enero 2001 )
En el tejido adiposo hay dos tipos de células adiposas. Unas que acumulan grasas, como reserva para producir energía cuando el organismo la necesita. Otras utilizan la grasa para producir calor. El ambiente frío y algunas drogas incrementan las segundas, disminuyendo así los depósitos adiposos.
Según Severio Cinti y sus colaboradores de la Universidad de Ancona (Italia), sería posible combatir la obesidad simplemente provocando un cambio metabólico. La experiencia la realizaron en ratas, transformando las células adiposas, que normalmente acumulan grasas, en células que queman las grasas y producen energía, que posteriormente se disipa como calor.
La estructura del tejido adiposo no es homogénea. Por el contrario, es un órgano complejo, con dos tipos de células adiposas diferentes. Unas de ellas (las más abundantes) constituyen la llamada "grasa blanca", y en ellas se almacena la grasa, constituyendo así la "gordura". Estas grasas son las que se queman, cuando el organismo necesita energía para su actividad metabólica. Otro tipo de células adiposas constituye la llamada "grasa parda", que como su nombre lo indica, tiene un color más oscuro. Ello es debido a que estas células adiposas contienen una gran cantidad de mitocondrias, que son las estructuras celulares que producen la energía. Este segundo tipo de tejido graso, tiene una función diferente. Allí también las grasas se queman para producir energía, pero a diferencia de la grasa blanca, aquí la energía se transforma en calor y se disipa en el medio ambiente.
Lo que los autores descubrieron, es que la relación existente entre grasa blanca y parda, es influenciada por el ambiente. Así por ejemplo, la gente que trabaja en ambientes muy fríos, tiene más grasa parda. Si una rata se coloca a una temperatura de 4o centígrados por algunos días, en ella se desarrolla más grasa parda, cuyo objeto es producir más calor. Cuando posteriormente la rata vuelve a un ambiente con temperatura normal, el efecto se revierte. Cinti, presentó estos hallazgos en el reciente Congreso de la Association for the Study of Obesity y la Nutrition Society, que se celebró en Londres (Noviembre 2000).
Desde hace algún tiempo se sabía que la droga llamada "agonista beta-3 adrenoreceptora", podía alterar la relación de las células grasas, incrementando la grasa parda, a expensas de la grasa blanca. Actualmente Cinti y sus colaboradores muestran que esta droga (también llamada CL 316243), transforma las células maduras de grasa blanca, en grasa parda, lo que demuestra la gran plasticidad del tejido graso.
Cinti observa que las células de grasa blanca de las ratas que reciben CL 316243, comienzan a producir muchas más mitocondrias, y también comienzan a producir una proteína llamada UCP-1.
Las mitocondrias normalmente producen energía que se almacena en la molécula de ATP, la que posteriormente se utiliza en los procesos metabólicos del organismo. Pero en la grasa parda, la proteína UCP-1, desacopla el proceso, no llegando a producir ATP, por lo que la energía que se produce, se libera produciendo calor.
Perspectivas para disminuir la obesidad
Estudios previos realizados en ratas ya habían demostrado que la droga agonista beta-3 adrenoreceptora, hacía que las ratas obesas perdieran peso. "No hay razón para pensar que el mismo efecto no se pudiera producir en humanos", señala Cinti. Potencialmente el tejido adiposo de los humanos, al igual que en la rata, también tendría la posibilidad de transformarse en grasa parda. Un tratamiento de este tipo aún no se ha ensayado, ya que todavía no se ha logrado una droga adecuada a los humanos.
El problema es que los receptores beta-3 de los roedores tienen una estructura diferente a los receptores de células humanas. Sin embargo, las empresas farmacéuticas ya están trabajando activamente para desarrollar compuestos que activen los receptores de células grasas humanas. Steve Smith de la empresa Smith-Klein Beecham, señala que lo interesante es que la pérdida de peso que se logra en las ratas es por disminución de las grasas de depósito, sin que se afecte la masa muscular.
(New Scientist, Diciembre 2, 2000, pág. 12).