Células embrionarias para reparar el cerebro
( Publicado en Revista Creces, Enero 2001 )

Hasta ahora la medicina no tenia nada que ofrecer frente a enfermedades que afectaran al tejido nervioso. El rápido desarrollo de la neurociencia esta abriendo alternativas ciertas de futuros tratamientos, capaces de reparar 0 reemplazar tejido dañado y restablecer su función.

Hasta hace pocos años, nadie se habría podido imaginar que el tejido nervioso pudiera repararse. Era un dogma que las neuronas envejecían y se destruían, y que nunca podían multiplicarse o repararse, como sucedía con células de otros tejidos. Pero investigaciones recientes han demostrado lo contrario. En diferentes partes del tejido nervioso existen células inmaduras (Stem Cells), que constantemente están dividiéndose y pueden madurar hasta llegar a ser neuronas (Cae un dogma: el cerebro humano puede generar neuronas) .

Nuevos estudios realizados en animales, han demostrado que estas células stem están en varias partes y constantemente vigilan frente a cualquier daño que pueda ocurrir en el cerebro o la médula. Alertadas (no se sabe cómo), pueden desplazarse desde lugares muy distantes para llegar rápidamente al lugar amagado. Son verdaderas "superman", siempre listas a prestar su ayuda. En la reciente reunión anual de "Society for Neuroscience", en New Orleans (USA), diversos grupos de investigadores describieron estas increíbles propiedades "migratorias" y de "vocación de servicio" de las stem cells (Science, vol. 290, pág. 1479, Noviembre 2000). Su existencia y estas propiedades están abriendo grandes expectativas para el tratamiento de las más variadas afecciones medulares y cerebrales.

Desde algún tiempo se sabía que esta propiedad migratoria ocurría en cerebros jóvenes, pero ahora los investigadores demuestran que ello también ocurre en cerebros adultos. No se sabe quién les avisa del peligro, o cómo ellas saben dónde está el lugar amagado, pero el hecho es que acuden rápidamente para ayudar a la reparación, y de acuerdo a las circunstancias pueden transformarse en neuronas u otros tipos de células (glias) que producen mielina para reparar y envolver las fibras nerviosas.

Jeffrey Rothstein y sus colaboradores de la Universidad de Johns Hopkins, trabajando con ratas, demostraron que las células stem podían migrar a lo largo de toda la médula espinal. Los investigadores indujeron en la médula daños semejantes a los que se observan en la Esclerosis Lateral Amiotrófica (enfermedad de Low Gearing). Luego agregaron células stem al líquido cefalorraquídeo de los animales dañados, observando que estas migraban a lo largo de toda la médula hasta ubicar el lugar preciso de la lesión. Pero lo más interesante fue que después de 8 semanas, los animales que recibieron las células stem (a diferencia de los animales controles), recuperaron buena parte del movimiento de sus piernas.

Otros grupos de investigadores, trabajando también en animales, les indujeron diversos daños cerebrales, observando también la migración de las células stems hacia el sitio dañado (incluso atravesando desde un hemisferio cerebral a otro). También en estos casos, los investigadores observaron mejorías motoras evidentes. Evan Snyder de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, afirma que "se pueden extraer las células stem del tejido nervioso, cultivarlas en una placa y devolverlas de nuevo al mismo tejido".

Aprovechando esta vocación de servicio de las células stem de acudir como "superman" a los sitios amagados, Evan Snyder y Karen Aboody del Children Hospital de Boston, pensaron que ellas podrían ser útiles para transportar sustancias antitumorales. Para ello prepararon células stem insertándoles un gene que codificaba una molécula que destruía tumores. Luego las inyectaron en diversos tumores cerebrales de ratas, observando que éstas los infiltraban y terminaban destruyéndolos (fig. 1) (Proceeding of the National Academy of Science, Noviembre 2000).


El uso de células embrionarias

En todos los tejidos existen células stem, cuya función parece ser el reemplazar antiguas células cuando éstas mueren. Hasta ahora se han descrito 20 tipos distintos de estas células, según sea el tejido respectivo. Pero ellas no son tan versátiles como las células tomadas de un embrión, que son aún más primitivas ("totipotenciales"), es decir, pueden llegar a diferenciarse hasta formar cualquier tipo de células maduras. Las células stem que se encuentran en diversos tejidos, son más específicas en su desarrollo, ya que normalmente llegan a madurar como células del tejido en que están insertas. Así por ejemplo, las células stem de la piel, sólo se diferencian en células de piel. Las que se encuentran en el cerebro, sólo pueden llegar a ser neuronas. Por otra parte, estas células stem que se encuentran en los diferentes tejidos son difíciles de cultivar y no viven mucho tiempo en las placas de cultivo. Es por ello que hasta ahora, la mayor parte de las experiencias que se han desarrollado en ratas (como las antes descritas), se han realizado con la variedad embrionaria de las mismas ratas. Es decir, las células se toman de un embrión y con ellas se trabaja.

Sin embargo, no todo es tan absoluto. Es así como Ira Back, del Robert Wood Johnson Medical School, en New Jersey, dice haber convertido células stem de médula ósea, en células precursoras de neuronas, lo que podría hacerlas muy atractivas, dado que desde ese lugar es fácil cosecharlas. Pero todos esos procesos de diferenciación de células inmaduras, a células maduras, son complejos y requieren de una serie de etapas bioquímicas, con factores estimulantes y proteínas de seriales muy diversas, la mayor parte de las cuales aún no se conocen. El mismo Back señala que para poder avanzar en este aspecto, hay que comenzar por estudiar el proceso de maduración en células más primitivas, como son las células embrionarias, que se obtienen tempranamente de un embrión. Según él, el limitarse a las células stem adultas es como tratar de encontrar lo que no conocemos en una pieza oscura. "El proceso de diferenciación en cada tipo de ellas es muy complejo y pasa por muchas etapas que son específicas para cada tipo de células. Incluso no sabemos qué buscar", dice Back.

Aquí es donde se produce el problema ético, ya que muchos se oponen a que se utilicen células embrionarias humanas. Todo indica que el uso de células inmaduras es de una enorme potencialidad para tratar enfermedades que antes nunca se había soñado se pudiera tratar, especialmente las enfermedades del sistema nervioso (médula y cerebro). Pero según los investigadores, ello pasa por el uso de células de embriones, y para muchos esto no es aceptable por razones éticas. Desde el punto de vista religioso, un embrión, aunque esté constituido sólo por ocho células, es una vida humana, y destruirla es un asesinato.

Pero por otra parte, por primera vez los neurocientistas están optimistas acerca de la gran potencialidad de usar células embrionarias humanas para reparar tejido nervioso, dañado ya sea por un accidente vascular, injurias cerebrales, o enfermedades como la esclerosis múltiple y otras que afectan a las neuronas motoras.

En Inglaterra, donde según la legislación se permite extraer células de embriones siempre que sea antes de las dos semanas de edad (ya que a partir de entonces se comenzaría a formar el sistema nervioso) es donde más se ha avanzado. El procedimiento comienza por producir un embrión. Para ello (como en la oveja Dolly), se usa una célula adulta y se coloca su núcleo en un óvulo al que previamente se le ha extraído su núcleo. Luego, esta célula clonada se cultiva en una placa, y de allí se pueden cosechar muchas células embrionarias humanas. Para los religiosos, el fabricar embriones para utilizarlos como piezas de repuesto, es moralmente repugnante.

Pero a pesar de todas estas objeciones éticas, ya los clínicos han iniciado diversos tratamientos utilizando células extraídas de embriones. Marc Peschaski del laboratorio Creteil de INSERM, en Francia, ha comenzado a tratar a cinco pacientes que padecen de enfermedad de Huntington, una enfermedad genética que llega a destruir el cerebro. Para ello les ha administrado células embrionarias, las que les fueron inyectadas en el cerebro (región del striatum). Allí se han comenzado a diferenciar en neuronas, observándose con ello una notable mejoría de los movimientos y funciones cognitivas en tres de los enfermos (New Scientist, Noviembre 18, 2000, pág. 10).

El procedimiento todavía tiene muchas vallas que saltar, y aún no se sabe cuánto tiempo van a sobrevivir las células implantadas. Sin embargo, no cabe duda que las investigaciones van a continuar, dado que sólo en Estados Unidos hay más de 2 millones de personas que potencialmente se podrían beneficiar de este tipo de tratamiento con células embrionarias. Ya la industria farmacéutica está activamente trabajando en ello.


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