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    ( Publicado en Revista Creces, Mayo 1998 )

    Una tradición subterránea, difícil de erradicar

    "Nunca me voy a olvidar de mi circuncisión, que me la hicieron hace cuarenta años, cuando yo tenía seis años de edad. Una mañana, durante las vacaciones de verano, mi madre me dijo que íbamos a visitar a su hermana en Halfayat (Sudan). Fuimos a su casa, pero después me llevaron a "la casa de ladrillos". Mientras mi madre golpeaba la puerta, yo trataba de leer el nombre escrito en la puerta. De repente me di cuenta que se trataba de la casa de Hajja Alamin. Ella era la persona encargada de hacer la circuncisión en nuestro vecindario. Quede petrificada y luego trate de arrancar, pero me agarraron entre mi madre y mi tía. Ellas decían que allí me iban a purificar. Hajja era la persona más cruel que yo había conocido... Ordenó a su empleada que fuera a comprar una gillet al almacén cercano. A la fuerza me tendieron en una cama con un hoyo al centro y me ataron a ella. Grité con toda mi garganta. La mujer me dijo: ¿Quieres que venga la policía?. Después de esto y sin anestesia, me hicieron la circuncisión. Durante los tres días siguientes no pude comer ni beber. Recuerdo que el tío que supo esto, increpó a mi tía. Mi madre y mi tía se asustaron y decidieron llevarme de nuevo donde la mujer. Con una voz fuerte, me ordenó que me agachara en el piso y que orinara. Me costo mucho por el dolor, pero lo logré. Por mucho tiempo, esto fue muy doloroso. Me demoré mucho en normalizarme. Pero entiendo los motivos de mi madre, que quería purificarme".

    Relato de Abdel Majib, profesora de una escuela de Sudan.

      ( Publicado en Revista Creces, Julio 1998 )

      Los priones que destruyen el cerebro en las vacas y también de LAS ovejas, se ha convertido en un real problema para los ganaderos de Inglaterra (Novedades en la transmisión de enfermedad de vacas locas). Ya en La actualidad ha afectado a más de 170 mil vacunos que han tenido que sacrificarse, con grandes pérdidas para sus propietarios. Pero ahora el problema se ha extendido también a otros países europeos, y es evidente el temor que también allí se extienda como sucedió en Inglaterra (Las vacas locas ya no están solo en Inglaterra). En cambio la enfermedad de las ovejas (scrapie o enfermedad del rasquido), ya se conocía tanto en Australia como en los Estados Unidos. Lo grave es que estos priones se transmiten también al hombre, produciendo en ellos destrucción cerebral.

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