( Creces, Septiembre 2005 )
En el año 2001, George W. Bush, Presidente de los Estados Unidos, era un tenaz opositor a la idea de clonación humana, y se había opuesto también a la posibilidad de utilizar células embrionarias en investigaciones cuyo objetivo fuera encontrar tratamiento a diversas enfermedades degenerativas. En esa fecha sólo aceptó que se utilizaran células provenientes de embriones que hasta antes de esa fecha no habían sido destruidas. El estimaba que había unas 60 líneas de células troncales, que podían ser utilizadas para investigaciones que aplicaran a fondos federales para su financiamiento.