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    ( Publicado en Revista Creces, Septiembre 2003 )

    Después que en el mes de Julio (2003) se dio por superada la epidemia de fiebre asiática (SARS) en Canadá, ahora ha aparecido una nueva epidemia que preocupa a los médicos porque los tests de laboratorio sugieren que sería causada por el virus SARS. Sin embargo sus síntomas no son tan alarmantes. Los investigadores aún no saben si se trata del mismo virus o una mutación de él, u otro virus pariente del que ha matado a más de 800 personas en diferentes partes del mundo (Cuan serio es el síndrome respiratorio agudo). El hecho es que en una casa de retiro cerca de Vancouver, apareció una enfermedad respiratoria que se esparció rápidamente afectando a 97 de los 142 residentes y a 46 de los 120 empleados. De ellos han muerto siete personas. Como los exámenes de laboratorio resultaron negativos para gripe, se enviaron muestras al Laboratorio Nacional de Microbiología en Winnipeg. La preocupación se incrementó ya que la mitad dio positivo para SARS. Sin embargo, ninguno de los pacientes llenaba los criterios diagnósticos estrictos de SARS; muy pocos tenían fiebre, un síntoma clásico de la enfermedad, mientras que la mayor parte tenía romadizo. Muchos tenían tos, dolor de garganta, dolores musculares y fatiga, síntomas todos muy comunes en las gripes. De los siete que fallecieron, sólo tres presentaban síntomas respiratorios. Uno de ellos dio positivo para SARS.

      ( Creces, 2014 )

      Resumen: La premisa planteada en 1970, como resultado de las investigaciones realizadas, sostenía que la ancestral desnutrición que afectaba al niño durante los primeros períodos de la vida, constituía un difícil obstáculo para combatir la pobreza, la desigualdad, y el subdesarrollo. Aceptando este paradigma, se diseñó una intervención focalizada y multifactorial que contemplaba las siguientes intervenciones: asegurar el aporte nutritivo de la madre embarazada y el de su hijo, instruirla en el cuidado del mismo, estimular su apego (lactancia materna), incrementar la escolaridad de las futuras madres, controlar el crecimiento y desarrollo de los niños que iban naciendo hasta cumplir los cinco años de edad, preservar su salud primaria y mejorar el saneamiento ambiental del hogar, mediante el adecuado abastecimiento de agua potable y eliminación de excretas (alcantarillas). Paralelamente se inició también otra intervención destinada a tratar, con una nueva modalidad más eficiente, a los niños menores de dos años con desnutrición avanzada.

      La suma de ambos programas, en un plazo de 25 años, logró corregir y prevenir la desnutrición que se venía produciendo ancestralmente durante los primeros años de vida, de modo que el 98% de los niños en edades de 0 y 5 años, ya crecía y se desarrollaba dentro de parámetros normales, según las normas de OMS. Adicionalmente disminuyeron las muertes prematuras (menores de 15 años), de un 52% en 1970, a un 3% en 1995. Con posterioridad se inició una etapa de desarrollo económico y social, que culminó en 2013 con disminución significativa de la pobreza (11.6%) y un paralelo incremento de la clase media (41.6%) y vulnerable (41.5%). Lo sucedido concuerda con la premisa planteada: "Después de prevenir el daño producido durante los primeros períodos de la vida, iba a ser posible que ocurriera el desarrollo económico y social". Era previo contar con un recurso humano indemne, no dañado, que más tarde pudiese capacitarse y educarse para participar en la demandante sociedad del conocimiento que se aproximaba.

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