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    ( Publicado en Revista Creces, Mayo 1998 )

    Una tradición subterránea, difícil de erradicar

    "Nunca me voy a olvidar de mi circuncisión, que me la hicieron hace cuarenta años, cuando yo tenía seis años de edad. Una mañana, durante las vacaciones de verano, mi madre me dijo que íbamos a visitar a su hermana en Halfayat (Sudan). Fuimos a su casa, pero después me llevaron a "la casa de ladrillos". Mientras mi madre golpeaba la puerta, yo trataba de leer el nombre escrito en la puerta. De repente me di cuenta que se trataba de la casa de Hajja Alamin. Ella era la persona encargada de hacer la circuncisión en nuestro vecindario. Quede petrificada y luego trate de arrancar, pero me agarraron entre mi madre y mi tía. Ellas decían que allí me iban a purificar. Hajja era la persona más cruel que yo había conocido... Ordenó a su empleada que fuera a comprar una gillet al almacén cercano. A la fuerza me tendieron en una cama con un hoyo al centro y me ataron a ella. Grité con toda mi garganta. La mujer me dijo: ¿Quieres que venga la policía?. Después de esto y sin anestesia, me hicieron la circuncisión. Durante los tres días siguientes no pude comer ni beber. Recuerdo que el tío que supo esto, increpó a mi tía. Mi madre y mi tía se asustaron y decidieron llevarme de nuevo donde la mujer. Con una voz fuerte, me ordenó que me agachara en el piso y que orinara. Me costo mucho por el dolor, pero lo logré. Por mucho tiempo, esto fue muy doloroso. Me demoré mucho en normalizarme. Pero entiendo los motivos de mi madre, que quería purificarme".

    Relato de Abdel Majib, profesora de una escuela de Sudan.

      ( Publicado en Revista Creces, Diciembre 2003 )

      Desde hace algún tiempo diversas empresas han estado desarrollando cigarrillos que pudiesen ser menos dañinos para la salud y es así como ya son decenas las patentes que se han registrado con este objetivo (Si no se puede dejar de fumar, cambiemos de cigarrillo). Ahora una empresa de California ha estado desarrollando un tipo de drogas que prevendrían algunos de los daños físicos que produce el cigarrillo en los pulmones. Sin embargo se levantan muchas críticas a esta iniciativa porque dicen que estas drogas no prevendrían el cáncer o los daños del cigarrillo en el resto del organismo. Piensan que el fumador, al disponer de este tipo de drogas, lo impulsaría a continuar con el hábito, dándole una falsa sensación de seguridad.

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