( Publicado en Revista Creces, Enero 2002 )
La idea es colocar en el espacio una gran cantidad de células fotovoltáicas para que capten la energía solar, convertirla luego en microondas, y enviarla a la Tierra, donde se volvería a transformar en electricidad para su uso. Según Hiroshi Matsumo, de la Universidad de Kioto, después que la idea se había abandonado por muchas décadas, ahora se vuelve a resucitar. "Es la única forma que podemos garantizar que dispondríamos de energía suficiente para un mundo que continúa creciendo y que trata de mejorar sus condiciones de vida", señala Matsumo.