( Publicado en Revista Creces, Octubre 1999 )
Hace algunos días la televisión mostraba varios niños malformados, hijos de madres temporeras quienes atribuían esa malformación de sus hijos a las sustancias químicas con las que ellas estuvieron en contacto durante su trabajo, en la recolección de frutas u hortalizas, mientras estaban embarazadas. Su suposición puede tener una base. El hecho es que por primera vez el pesticida DDT se pudo detectar en el líquido amniótico de la madre embarazada. Si estaba allí, necesariamente tiene que haber estado también en el tejido fetal.