( Publicado en Revista Creces, Diciembre 1996 )
Se calcula que en el año uno de la era cristiana, la población del mundo alcanzaba a doscientos millones de habitantes. Debieron transcurrir 1540 años para que esta cifra se llegara a duplicar. Este lento crecimiento de ese entonces, se explicaba porque muchos de los que nacían morían a edades muy tempranas, manteniéndose así un equilibrio entre los que nacían y los pocos que sobrevivían. Hoy este equilibrio se ha roto, debido a que la vida se ha hecho más segura y se han controlado los riesgos, con lo que han disminuido notablemente las muertes prematuras, aumentando al mismo tiempo el promedio de vida. Hasta hace apenas dos siglos atrás, la expectativa de vida al nacer era sólo de 25 años. Hoy ya es de 65 años y en algunos países avanzados ya bordea los 80 años.