( Publicado en Revista Creces,
Octubre 2002 )
Nacer, vivir y morir es un continuo en la vida de todos nosotros. Estimamos que los atributos de dignidad con que se reviste a las autoridades eclesiásticas, militares, de gobierno, legislativas o judiciales o aquellas otras que reciben por herencia como los reyes, títulos nobiliarios o de aristocracia y que significa que debe recubrirse de decoro, honra, respeto, pundonor, deben extenderse a todos los seres humanos, por el sólo hecho de serlos.