( Publicado en Revista Creces, Junio 1982 )
Si bien toda guerra funciona basándose en los aportes de la industria química, hay una variante que aprovecha venenos y productos de alta toxicidad bacteriológica o viral para extender hasta los últimos rincones la destrucción. Los gases y las toxinas se usaron en el año 1982 en Laos, Kampuchea y Afganistán, sembrando muertes e incapacitaciones