( Publicado en Revista Creces, Noviembre 1996 )
Pareciera ser que producir electricidad aprovechando la caída del agua (plantas hidroeléctricas), a diferencia de las que queman petróleo o carbón, son ecológicamente limpias. No producen polución del aire, ni tampoco lluvia ácida, ni esparcen partículas contaminantes en la atmósfera. Todo parece indicar que las plantas hidroeléctricas son la mejor forma de contribuir a la disminución del CO2 atmosférico y prevenir así el "efecto invernadero". Por ello, los países que firmaron la "convención del cambio de clima" y que, por lo tanto, tienen el compromiso de disminuir la emisión del anhídrido carbónico (CO2) están en campaña de construir plantas hidroeléctricas en reemplazo de las actuales que utilizan combustible fósil.